Desde el fondo del infierno se alza de nuevo el príncipe de las tinieblas, el hijo del diablo sale de una taberna de mala muerte para deshacerse de la infestación humana que ha llegado a echar a perder su preciado purgatorio. Armado con un armamento pesado que va desde pistolas, pasando por escopetas, lanza granadas, rifles de asalto, y un vaso de leche, iremos pasando de nivel en nivel completando pequeñas misiones al tiempo que rescatamos demonios atrapados por doquier.
Con el nombre de Lou (Lou-cifer), nuestro personaje se embarca en niveles ambientados en el infierno llenos de enemigos que van a por él. Al eliminar atacantes estos sueltan dinero que sirve para mejorar las diferentes armas que existen en el juego. De la misma manera, las habilidades especiales pueden ser mejoradas; su principal habilidad especial es un rayo de luz que puede ser activado cuando hemos aniquilado varios enemigos, aunque su duración es corta, tiene una potencia considerable y sirve mucho cuando nos vemos abrumados por la cantidad de enemigos en pantalla.

Un punto importante BDSM es su humor, humor un poco negro, pero no tanto, y sus referencias a juegos como Doom, o corporaciones de la vida real (como a alguna cajita feliz) nos van a sacar muchas risas. También los NPCs con los que hablaremos tienen líneas bastante irrisorias, pues son sencillamente irreverentes y llenas de realidad en el mundo ficticio que nos regala el desarrollador.
El juego de disparos se siente bien, apuntamos y disparamos con el mouse, o podemos optar por una jugabilidad twin-stick shooter si usamos mando para jugar. La dificultad es cosa de gusto, pues hay varios modos que van desde lo muy simple, hasta las versiones complicadas donde es más probable morir que salir con vida del escenario, aunque el sistema de checkpoint hace un buen trabajo en llevarnos de vuelta a un lugar cercano si llegamos a morir. Me gusta mucho la cantidad variada de enemigos que hay, y los jefes finales de cada nivel no vienen exentos de conversaciones vacilones que causan gracia, aunque la dificultad tampoco es compleja al luchar contra estos jefes en cuestión.

Los niveles son bastante variados, aunque el tema de hacer un juego en el infierno hace que se torne siempre muy oscuro y rojo cada escenario. En general, estos constan de áreas tipo calabozos donde nos vamos abriendo paso por cuartos y pasillos en los que nos topamos con las balaceras. Algunas veces podremos usar el entorno en nuestro favor al hacer explotar barriles explosivos que hay por doquier. Además deberemos tener cuidado con ciertos elementos que causan daño como sierras giratorias en el suelo o evitando clavarnos picos que salen repentinamente del suelo.
Para cerrar, BDSM: Big Drunk Satanic Massacre es un juego corto, puede tardar entre 4 horas si vamos volando por los niveles, o hasta 6 si nos tomamos el tiempo para hacer las pequeñas misiones secundarias que nos dan ciertos personajes no jugables. Algunos se quejan de que el precio ($18 USD) es muy alto para un título con sus características, y pues, tienen razón. Aunque no deja de ser divertido, con momentos muy buenos mientras liberamos el infierno de la desgracia en la que se ha sumido, al tiempo que vamos tomando leche para curar las heridas de Lou y le vemos convertirse en el salvador.