Antepenúltimo episodio. Ya con el final a la vista, Fear the Walking Dead está experimentando una curva de ascenso que, sin alcanzar niveles de excelencia, cuando menos muestra que se está haciendo lo que se puede con lo que se tiene. Pasamos a comentar «Date of Death» con la acostumbrada advertencia: habrá «spoilers».
Como era de esperarse, en este episodio pudimos ver qué pasó con Travis y Chris. Sin embargo, la acción comenzó en el hotel, cuando Maddy y los suyos contenían a un grupo personas que se amontonaban frente a la verja, con claras intenciones de ingresar al refugio. El dilema ético que se le presentó a Maddy al ver a Travis entre el montón es del tipo de situaciones por los que uno ve una serie como esta. Claro, ante un montón de desconocidos exigiendo protección es muy fácil negarse y sostener que no se puede hacer nada; al ver una cara familiar, todo el panorama cambia.
Así, el episodio comenzó a alternar entre un hilo temporal anterior, en el que comprendimos por qué Chris no seguía con Travis, y el presente, en el que él iba informando a Maddy de lo ocurrido. Esta oscilación se logró muy bien, de modo que lo que Travis decía en el presente picaba la curiosidad por saber qué había ocurrido en la granja. Eso sí, debo reconocer que esperaba algo mucho más radical cuando comenzó a decir «tuve que hacerlo» con respecto a lo que había pasado con Chris. Al final no era algo tan intenso como esa frase parecía anunciar, aunque no por eso dejó de ser conmovedor.
La historia de Chris y Travis se resume en una lucha entre la capacidad de adaptación del uno y la resistencia a dejar la humanidad del otro. El hijo, ya de por sí procedente de un hogar dividido al que nunca se acostumbró, siente un alivio importante al dejar atrás los códigos tradicionales de moral; el padre, esperanzado en que el antiguo orden mundial volverá, se niega a caer en la deshumanización que lo rodea.
Este conflicto se retrató perfectamente con la situación de James, el joven que resultó herido por el granjero hace dos episodios. En lugar de concentrarse en el asesinato que Chris acababa de perpetrar, Travis se ocupó de salvar la vida que aún estaba al alcance. Más aún, cuidó del muchacho y defendió su derecho a sobrevivir en contra de la voluntad de sus compañeros, que pretendían matarlo y dejarlo atrás. Pocas veces la serie ha alcanzado niveles de intensidad como la del momento en que Chris parecía haber aceptado la posición de su padre y no era más que un truco para someterlo y acabar con James.
Y hablando de intensidad, la parte en que finalmente el grupo se va hacia San Diego y dejan atrás a Travis fue de verdad fuerte. Creo que es la primera vez que siento verdadera empatía por uno de los personajes, al punto de que me conmoví viendo cómo el padre veía, sumido en la impotencia, cómo su hijo se alejaba irremediablemente. Como él mismo lo dijo, la decisión era definitiva en tanto la posibilidad de reencontrarse una vez separados es prácticamente computable en cero.
Ahora bien, el relato de las visicitudes con Chris llevó a Maddy a sincerarse con Alicia, a la que le reveló que la muerte de su padre, en lugar de un accidente, fue un suicidio. Aparentemente, en la guantera había una carta con las frases «Los amo a todos, pero ya es suficiente». Como había apuntado en reseñas anteriores, la muerte del señor Clarke parecía estar envuelta en el misterio; aunque esperaba algo más significativo, la verdad es que también estaba seguro de que el tema no sería algo tan trascendente. De todas maneras, el momento sirvió para que Alicia y Maddy se acercaran, lo que fortalece las relaciones internas en el grupo.
Entre lo que no me agradó, debo mencionar la inclusión de los nuevos habitantes al hotel. No es que no me guste que hayan admitido a más personas, sino que fue confusa la manera en que se presentó el aspecto. Al principio, no los dejaban entrar; cuando apareció Travis, Maddy y los suyos lograron dejarlo entrar sin que nadie más se les colara… y todo para que minutos después viéramos que al final sí los dejaron entrar. No me quedó claro en qué momento decidieron admitirlos, lo que le restó cohesión al episodio.
Por último, el que los acompañantes de Chris se presentaran a las verjas del hotel también me pareció forzado. Lo que parecía prometer un interesante arco con Chris alejado y en su nuevo ambiente, parece haberse resuelto demasiado rápido y asegurar ooootra tanda de flashbacks para explicar el paradero del muchacho. Por que sí, él no figura entre los que se acercan al portón al final del episodio. ¿Dónde está? Lo sabremos la próxima semana… o en algún momento.
Este treceavo episodio tuvo puntos altos en casi todos los departamentos, pues no solo presentó una historia intensa y cautivadora emocionalmente, sino que la contó a través de una serie de tomas muy bien pensadas, con ángulos interesantes y una atención particular a la fotografía. Por ejemplo, con Travis abundaron los planos alejados que lo mostraban solo en medio de ambientes amplios, lo que podría entenderse como una acentuación de su soledad.
Como decía al principio, Fear the Walking Dead al menos está haciendo un esfuerzo por entretener y presentar una historia tan cautivante como es posible dados los elementos sembrados en lo que lleva emitido; no es que alcance cimas de calidad considerables ni mucho menos, pero al menos resulta mucho más interesante ahora que al principio de la temporada. Veremos qué nos depara a futuro.
