El anime, como la mayoría de expresiones artísticas, tiene sus obras no buenas, tiene sus obras buenas y sus obras maestras, Akira está sobre ellas. Sin temor a equivocarme podría decir que Akira abrió puertas y se consolidó como un arquetipo para mucho de lo que esta después de él. Akira es una pieza profunda en muchos niveles y enigmática como ninguna, nos llevará en un viaje con características casi alucinógenas, que muy probablemente debamos volver a ver para poder asimilar la historia que busca contarnos.
La película talvez más famosa de la animación japonesa, se estrenó el 16 de julio de 1988, dirigida y escrita por señor del Steam cyberpunk japonés Katsuhiro Otomo (También dirigió Roujin Z, Memories, Metrópolis, Steamboy y Mushisi, entre otras) e Izo Hashimoto, está basada en el manga del mismo nombre y para su época fue una de las producciones más costosa que se hubieran realizado, tiene una duración de 124 minutos y está enmarcada en los géneros de acción, ciencia ficción, cyberpunk.
¿Sobre qué trata Akira?
Akira nos sitúa en el año 2019, en un mundo con aire decadente y anarquista, que aún trata de ponerse de pie después de la tercera guerra mundial; una explosión nuclear erradico a Tokio hace treinta años y al parecer desató en una parte de la ciudadanía un gusto por la delincuencia y el caos, existen muchas bandas de motociclistas que se dedican a hacer lo que quiera, nuestros protagonistas, Kaneda y Tesuo forman parte de estas bandas.
Tesou Shima es un joven inseguro que lucha por protagonismo frente a su amigo (y rival) Shotaru Kaneda, ambos pertenece a la banda llamada Las capsulas; durante un enfrentamiento con una banda enemiga llamada Los payasos, Tesou sufre un accidente al casi chocar con un niño extraño con apariencia de anciano llamado Takashi, la policía detiene a Kaneda y su banda y Tesou termina bajo custodia de un grupo secreto militar, al parecer, Tesou resulta un candidato ideal para replicar el proyecto Akira, el mismo proyecto que en el pasado, trajo consecuencias devastadoras para Japón.
A partir de este punto, todo se vuelve un viaje vertiginoso para nuestros protagonistas, viviremos con ellos una aventura, de niveles épicos, cargada de acción, ciencia ficción e intriga, que sin duda alguna nos mantendrá atentos a los diferentes hilos que se trazan alrededor de Akira y nos llevarán a un sin duda, impactante desenlace.
¿Por qué debo ver Akira?
Akira no solo es una obra maestra de un hombre visionario, es parte innegable tanto de la cultura del mundo del anime como de la cultura general, resulta además por sí sola, un ejemplo que ha sido seguido por muchos dentro del género de ciencia ficción debe de ver. Para su época, posee un apartado técnico impactante y una animación sobresaliente, los efectos visuales de las carreras de motos y las escenas de acción ya demuestran calidad por sí solos, pero son fusionados perfectamente con una banda sonora de impacto, que nos transportara a cada una de las situaciones.
Akira si requiere de sentarse a analizar y a mantenernos atentos a todos los eventos que se desarrollan; su historia puede ser considerada densa y si se quiere a veces confusa, pero jamás puede ser considerada sosa o simple; parte de la magia de este anime, es lo interesante de su historia y como es narrada.
Dentro de su conceptualización más elemental, nos muestra la lucha interna que todos tenemos día con día con nuestros sentimientos más negativos; en el caso de nuestro protagonista, el resentimiento y la ira lo alimentan y al final lo consumen; a un nivel macro podemos ver como esa destrucción no sucede solo para nosotros, sino para todo lo que nos rodea. Resulta así una lección filosófica, sobre la naturaleza del ser humano, sus guerras internas, y como no todo es negro o blanco, sino más bien una gamma de matices de gris.
En conclusión Akira es una obra intelectual y visualmente estimulante, la cual no se debe limitar solo a los amantes del anime (que para ellos debe ser obligatorio verla); ella trasciende su género y se convierte en el pilar del mismo, digna de compartirse con las futuras generaciones.
