Esta reseña contiene spoilers de Joker por lo que si no la han visto recomendamos encarecidamente verla antes de continuar con la lectura.

Cuando me ofrecí a escribir esta reseña, pensé que iba a tener muchos problemas, pues no me considero un gran conocedor de cómics. Dichosamente no me va a corresponder entrar mucho en materia de que DC esto y que Marvel lo otro, pues todos los que hemos visto ‘Joker’ sabemos que aquí nos topamos con una película lo más alejada al estilo de películas de superhéroes que nos han invadido en los últimos años. Bueno, de hecho sí añadiré algo (sin ningún afán de entrar en polémica), qué bueno que DCEU esté buscando nuevamente la seriedad, la psicología, la oscuridad y el realismo que comenzó a sembrar Nolan. No necesariamente uno espera que todas las pelis sean así, pero esto es, a mi parecer, la esencia de DC.

Padezco Trastorno de Ansiedad Generalizada, condición que ha venido en aumento en nuestro país y que, según estudios de la Universidad de Costa Rica, este y otros trastornos provocarán que en 30 años se triplique la población adulta mayor con algún tipo de demencia. He sido testigo de cómo aún hay muchas personas que no prestan suficiente atención a la salud mental, ya sea por indiferencia, vergüenza, por desconocimiento o porque «no tienen tiempo para eso». Aquí es donde entra una película tan necesaria como ‘Joker’ a poner estos temas sobre la mesa, claramente utilizando los personajes de historietas para enganchar, pero con un enfoque psicológico poderoso que nos hace cuestionarnos sobre la humanidad, sobre el sistema y sobre nosotros mismos.

La polémica que ha girado en torno a esta producción es sobre si su argumento incita a la violencia, yo creo que cualquier persona que quiera generar violencia puede tomar cualquier cosa como pretexto, desde ‘Slenderman’ hasta ‘Mi pequeño Pony’ y así alimentar sus deseos o acciones; por eso no me voy a centrar en esto, quiero pensar que hemos alcanzado un nivel de civilización en el que podemos ver casi cualquier producción audiovisual (por más violenta que sea) desde un prisma analítico, antes de comenzar a satanizarlo. Películas como estas siento que desafían a la sociedad a modo de «¿son capaces de ver esto sin intentarlo?».

¿Qué hace esta película de principio a fin? Ser sincera. Ser brutalmente sincera con el lado malvado que todos llevamos dentro, unos más que otros, por supuesto. Y por más polémica que esto pueda provocar, la película sale avante y su estilo gusta, ya que, por un momento, podemos sentirnos Arthur Fleck, alguien que se venga de todos aquellos que lo han fastidiado de una u otra forma, y alguien que logra crear todo un movimiento en contra de lo que para él son las verdaderas injusticias. Esta es la principal magia que tiene ‘Joker’, que funciona como una catarsis para fantasear un poco sobre la maldad que muchos autores consideran que tenemos impregnada en nuestro ADN. Todo sin cruzar la línea para llegar a la apología del delito.

Y no me malinterpreten, aunque parezca que voy encaminado a calificar a ‘Joker’ como una obra maestra, lo cierto es que no la considero como tal. De hecho, tiene escenas muy mal manejadas y sin justificación, quizá difíciles de notar por su orgásmica música de la cual es responsable la chelista islandesa Hildur Guðnadóttir o su magnífica edición y la majestuosa actuación (con el Oscar asegurado) de Joaquin Phoenix. Pero, por ejemplo, hay situaciones forzadas donde todas las circunstancias juegan en contra del personaje principal casi que gratuitamente, como que todos los personajes a su alrededor lo quieran golpear solo porque se ríe o que lo golpeen por estar trabajando; o también que en un tren se arme un caos absoluto solo porque él le quita una máscara a un compa y ese caos es precisamente lo que lo salva de la policía (raramente ahí nadie lo golpea); y también está la facilidad con la que logra infiltrarse en el auditorio donde están proyectando la película de Chaplin. Sin embargo, al ser una película catártica, muchos deciden perdonarle estos vacíos de guión y simplemente dejarse llevar. También la película cuenta con situaciones trilladas como la madre enferma e inconsistentes como las alucinaciones en solo una ocasión.

Pero si nos vamos al otro extremo, el punto más alto de la película es definitivamente la actuación de Phoenix, él carga con el peso dramático de principio a fin y nos conduce por todas las dimensiones de su personaje. Nos muestra a detalle su arco de transformación y se entrega por completo a su interpretación. El error más común es algunos actores (hola Jared Leto) es creer que la locura basta con pelar los ojos y hablar de forma rara y muy marcada, cuando la locura perfectamente puede estar presente tanto en ese vecino introvertido como en ese candidato a presidente, y Phoenix la refleja hasta en su forma de caminar, en su forma de correr y en su forma de mirar. Lo difícil de la actuación es lograr crear un personaje que sea memorable y creo que muchos de ustedes coinciden conmigo en que el Arthur Fleck de Joaquin Phoenix se le queda bien presente a uno en la cabeza después de que la cinta termina.

La fotografía se asegura de que la risa estremecedora y estresante de Fleck nos penetre el cerebro más allá del audio, pues los planos detalle del rostro y, en especial de la boca de Phoenix, abundan en toda la cinta. Además su estética y su escenografía recuerda a películas como ‘Taxi Driver’, donde se crea excelentemente esa atmósfera en la que el espectador sabe que cada vez todo va a ir empeorando.

El guión no se preocupa por nada más que explicar el nacimiento de Joker en una ciudad hipócrita y llena de malas intenciones como lo es Ciudad Gótica, donde los acomodados se quieren ver como los salvadores que se preocupan por el pueblo solo de la boca para afuera y donde (como es habitual) se le resta importancia a los programas de salud mental o los mismos trabajadores en esta área no se preocupan realmente por la situación de sus pacientes. También esta producción se suma a esta tendencia que existe en los últimos años por contar historias que muestran la otra cara de la moneda de aquello que nos han contado una y otra vez de la misma forma, pero ahora desde el punto de vista de los rechazados o los marginados. Y así como Arthur le dispara a otros sin pensarlo dos veces, ‘Joker’ le dispara al espectador sin piedad y nos vuelve cómplices de tanta porquería que hay en el mundo y que a veces nos esforzamos por ignorar. Con esto, es la película más realista y dolorosa de «superhéroes» que se ha creado hasta el momento, de hecho cuando uno ve el trailer piensa que va a haber más atracos, más crímenes y más balaceras de las que realmente hay, pero no, esta película no necesita de eso, pues basta con hacernos mirar hacia lo más profundo de la mente humana de este «bicho raro», la cual es capaz de provocar admiración y de convertirse en un símbolo de lo que muchos nunca se han atrevido a hacer o decir, esto a pesar de que ahora tenemos a un Guasón menos metódico/brillante y más bien entregado a sus instintos y a la suerte.

Si bien la película no es tan innovadora, ya que no es la primera vez que vemos en pantalla el despertar de un psicópata (de hecho es algo que se retrata muy bien en otras películas recientes como ‘Nightcrawler’, con Jake Gyllenhaal), en esta ocasión la narrativa es más perturbadora, pues no solo se trata de un personaje bastante conocido, sino también admirado por muchos fans y que en esta ocasión se muestra más humano que nunca. Gracias a Todd Phillips y Joaquin Phoenix ahora es posible conocer (o por lo menos lograr una gran aproximación) a lo que hay o habría en la mente de Joker si fuera real.

Y aunque insisto en que no estamos frente a una obra maestra, también insisto en que sí es necesaria, no solo por el tema de las enfermedades mentales, también me refiero al tratamiento que se le da al tema del mal. A veces no nos imaginamos el nivel de sufrimiento de algunas personas, ya sea por lo que viven allá fuera como por lo que viven en sus mentes. Si dejamos de lado el universo de los cómics, nos estaríamos encontrando con una película que cuenta la historia de cómo un personaje decide entregar su alma al caos, pues sabe que puede usarlo a su favor para que el mundo se dé cuenta de su existencia. Y es aquí donde entra el director Todd Phillips a relucir, él mismo decide dejar de lado las comedias baratas que estuvo trabajando en sus últimos años y ahora centrarse en un decadente drama que no se guarda nada (¿acaso estuvo usando una máscara de payaso todo este tiempo?), bien por un director que aplica las del mismo Guasón, utilizar una casa productora del calibre de Warner para crear una producción menos artificial. ‘Joker’ es una oda al mal y un merecido tributo a uno de los villanos más complejos, desquiciados y a la vez queridos que la ficción nos ha obsequiado.

No nos pongamos a comparar si este es mejor que el de Ledger, más bien mejor sintámonos afortunados y bailemos de la forma en la que nos nazca, como lo hace Arthur Fleck; por tener la oportunidad de haber disfrutado las maravillosas actuaciones de ambos.

Pd. Hacer una secuela sería un gran error.

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