Todo lo que tenga el nombre «Furia» en su título siempre me atrapa la atención a primera vista. Por ejemplo: el Zoid Furia Gairyuki (o Furia Gairiki como le decían en la serie) , el juego costarricense Fenix Furia, una de mis joyas preferidas de Capcom Asura’s Wrath (traducido al español como la Furia de Asura), y ahora este título llamado simplemente «FURI» (juego de palabras con el vocablo fury en inglés), y hasta la fecha ninguno me ha decepcionado en lo absoluto y terminan convirtiéndose en referencias impregnadas en mi memoria para siempre.
Cuando iba descargando este juego de gratis en la PlayStation Plus de Julio 2016, ya estaba emocionado por lo que podría suceder en un juego que simplemente se llamara: ¡Furia! ¡Y fue aún más la alegría al probar que mi emoción sí estaba bien fundada, pues este juego es una furiosa maravilla!
De entrada:
De entrada uno puede pensar que el juego está cargado de violencia extrema y una furia incontenible. Pero al acceder al mismo, la pantalla principal nos muestra a un héroe caído, atrapado en una especie de cárcel, con una música muy suave y melancólica, y gotas de lluvia al fondo. Esta solo es la calma que precede a la tormenta… y que introduce aun más en el espectador la incertidumbre sobre lo que está pasando.
Gameplay y filosofía: Este no es un juego típico, presenta una condensada fórmula de Shadow of the Colossus.
Pero no es cualquier furia la que va a despertar a este héroe encarcelado. Al contrario, el personaje principal toca fondo al revelarse contra el sistema, y el sistema termina venciéndolo… por el momento. Al despertar, la fórmula de FURI no consiste en derrotar a villanos pequeños hasta llegar al jefe, sino en que te presenta contra el jefe de la cárcel y el juego te enseña a cómo batallar contra él. Y de una vez les advierto: este juego no es nada fácil. Si les gusta el reto de la vieja escuela, ¡esto es para ustedes!, pues cuando el jefe los derrota es para siempre, acá no hay pociones ni haditas para recuperar la vida, se recupera mediante la recompensa de defender bien un ataque, y se requiere de una concentración máxima para el juego pues ninguno de los jefes a los que te enfrentarás tendrán piedad de ti.
Este juego consiste en una modalida estilo hack and slash de largo y corto rango pero de alta concentración, no de botonazo puro, lo que hace sentir al jugador cada vez que conecta un combo completo una satisfacción increíble (al estilo de sacar la columna vertebral de los enemigos en Metal Gear Solid Rising o al conectar un counter de Bayonetta), pues todos los enemigos tiene métodos de defensa muy ingeniosamente programados. Por ello digo que no es cualquier furia, es una especie de furia controlada, en la que tienes que medir los momentos oportunos para explotarla.
Luego de salir con la enorme satisfacción de haber derrochado toda tu furia guerrera al derrotar cada jefe, el tigre que vive en nuestro interior deseando más pelea debe guardarse, pues al estilo de Shadow of the Colossus, debemos recorrer un camino lineal para llegar a nuestro próximo enemigo. En este camino iremos acompañados por un excéntrico maestro, que resulta un narrador omnisciente pues recuerda el pasado del personaje y sabe lo que este siente con cada batalla; con ello, conocemos inclusive más al espadachín que estamos encarnando.
¿Les suenan aburridos estos intermedios? ¡Pues de una vez les digo que para nada! Al contrario, son muy filosóficos, lo que los vuelve interesantísimos; pues mientras caminamos hacia la otra batalla se nos habla de elementos filosóficos de las artes marciales como la furia, la ira, el descuido, el manejo del tiempo con paciencia, la perseverancia, la fluidez del agua, la maniobrabilidad del aire, la prisión de la conciencia, el miedo a la derrota, y muchas otros elementos más. Y no a manera de discursos encontrados en literatura barata de autoayuda, por el contrario, como practicante de artes marciales me he encontrado la grata sorpresa de escuchar enseñanzas parafraseadas de El maestro de los cinco anillos, Bruce Lee, Thal Al, Wong Pin Pui, Cecilia Lam, entre otros y otras más. Es decir, el camino de la furia en este juego no consiste en desatarla toda, es de desatarla en los momentos adecuados, ¿y será esto furia o es algo más sublime? Les dejo que jueguen el juego para que lo averigüen.
Gráficas:
Este juego no es realizado por una compañía triple AAA, de hecho se llaman The Game Bakers, ¡pero qué bien horneado les quedó este juego! Tiene un estilo gráfico que no sé explicar, es sencillo al estilo de cualquier indie bien hecho como The Journey, no obstante, con un cuidado en los detalles que te hacen introducirte en la experiencia como los movimientos de la espada, la electricidad, la lluvia, la luz y los relámpagos de fondo me hacen sentir todo el fragor de la batalla.
Las pantallas de transiciones son experiencias hermosas de explorar, es de esas oportunidades que tienen los artistas de menos recursos para explotar su creatividad.
Música:
Metal Gear Rising fue uno de los primeros juegos en incluir una maravilla en el aspecto musical para este tipo de géneros llamado dynamic music, este sistema lo que hace es detectar qué tan buen desempeño tiene el jugador a la hora del combate y lo premia acompañándole de música cada vez más épica según este. Así que resulta muy emocionante cada vez que se avanza hacia jefes que van evolucionando en técnicas y defensa.
Pero no se preocupen si no se consideran muy buenos para el combate, la música está compuesta por un grupo selecto de bandas como CARPENTER BRUT, DANGER, THE TOXIC AVENGER, LORN, SCATTLE, WAVESHAPER y KN1GHT. Así que si usted no es constante en la batalla, no importa, la música no será mala, nada más será menos épica. Sin embargo, cuando se pone más épica lo que dan ganas es de mejorar y seguir mejorando.
En el combate se encuentra la verdad (Ryu)
En palabras finales, este juego es una refrescante propuesta con música y gameplay diferentes, divertidos, dinámicos y emocionantes; muy por fuera de muchas de las propuestas de algunos desarrolladores Triple A que ofrecen pan con siempre a un público que ya se acostumbró a recibir pan con siempre. No es que siempre se tenga que innovar, hay viejas fórmulas que funcionan muy bien, el problema es cuando la experiencia ofrecida ya no es satisfactoria y se vuelve un producto olvidable. Y no se preocupe por la dificultad, el juego tiene una opción para bajarsela luego de perder un combate, por si usted desea nada más experimentar la historia de manera relajada.
FURI en definitiva no es un título olvidable, es un camino cargado de momentos sorprendentes con los jefes y nuestro propio desempeño, introspectivos con las pláticas con el maestro, desafiantes con jefes con una altísima inteligencia artificial (y a veces muy sucios, jaja) y gratificantes de haber peleado. Con una concentración que hace que el mundo real alrededor se desaparezca por completo; ni el Whatsapp contesta uno pues se está muy ocupado esperando ese preciso momento para defenderse, hacer un parry, y bajo una música épica y un relámpago de fondo aprovechar el momento ideal para desatar toda la furia en un combo definitivo, ¡y no es broma, muchas veces me encontrado solo en la sala de mi casa lanzando un grito de impresión al bloquear un golpe que parecía inesquivable o desatando un combo que terminará con la vida de mi oponente!
Despertando en mí un sentimiento que ya han perdido los videojuegos de regalarte momentos inmersivos y que nos hacen expresar emociones físicamente como la historia de Yakuza, el luchar en Bayonetta, la pelea contra Krauser de Resident Evil 4, la batalla con The Boss en Metal Gear Solid 3, y entre otros juegos que nos regalan fuertes emociones auténticas.