El pasado 22 y 23 de octubre en el teatro Melico Salazar la compañia Rhapsodia Producciones, nos trajo su primer gran evento, Symphony of Fate, donde la música, el arte y la cultura Geek convivieron y nos deleitaron durante más de dos horas.
La obra nos sitúa en el año 3057, la codicia de la gente ha tenido un fuerte impacto en la Tierra haciéndola casi inhabitable. Un grupo de viajeros busca en el día a día burlar a la muerte y sobrellevar la ruina, sin saber que su destino estaba marcado. Esta producción nos lleva a un viaje de experiencias y filosofía sobre la naturaleza egoísta del hombre y como esta puede afectar nuestro destino y el de los demás.
Así, 40 músicos que conforman la Orquesta del Destino (quienes nos regalaron su debut), 70 coristas, la participación de gala de la solista/pianista Sharon Villegas y el gran aporte de la banda Nim 16, fueron dirigidos magistralmente por el maestro brasileño Thiago Máximo Becerra y el talentoso Didier Mora Monge, quien además fue productor de la actividad. Los músicos observaban detenidamente las ágiles manos que guiaban la batuta, y la magia empezó en lo que prometía ser una noche espectacular, mientras los acordes de los diversos instrumentos empezaron a llenar el teatro.
Pero no todo fue un halago al oído, nuestros ojos también se vieron favorecidos con la participación de 20 actores, seis cosplayers que agregaban con sus interpretaciones ese sabor único a cada pieza, notamos el gran trabajo del director artístico Alex Ortiz en el escenario y las luces. La maravilla de vestuario que adornó la velada a cargo de Jazmín Avilés.
El repertorio evocaba en los espectadores emociones como: alegría, entusiasmo y hasta nostalgia, grandes aplausos recibieron canciones como «The Dragonborn Comes» del videojuego Skyrim,«Lilium»del animé Elfen Lied, «The Curse of the Sad Mummy» de League Of Legends, «Snake Eater» del legendario videojuego Metal Gear Solid 3: Snake Eater, el tema principal de Halo II con el solo de guitarra eléctrica por parte de Iván Rojas, el siempre popular Star Wars y «Answers» de Final Fantasy XIV por nombrar algunas de las obras interpretadas durante el evento.
Muchas de las canciones que escuchamos fueron acompañadas por el apoyo audiovisual, y la atinada participación de cosplayers y actores, la interpretación de Jack Sparrow luchando por ron contra un Jack Sparrow imaginario producto de su estado de ebriedad saco más de una risa en el público; muchos de los detalles fortalecieron la obra, como el cambio de Sophie (del animé Castillo vagabundo) de anciana a joven quedó muy bien. Así, cada pieza cobraba vida y llegaba a los sentidos de los espectadores con una gran calidad artística.
No podemos dejar de lado las grandes voces de los solistas principales Luis Castillo, Kevin López y Lucía Serrano, además de Dorothy Barboza, Auxiliadora Solís, Tatiana Gómez, Diana Espinoza, Jazmin Avilés, Erick Rodríguez y Francisco Madriz, muchos de ellos formados en Vintage Academy, y que a través del espectáculo demostraron la preparación que han llevado y el poder de sus voces.
Pero, a mi humilde opinión, las palmas de la noche se la llevaron la opera de María y Draco de Final Fantasy VI; ya dicha interpretación en sí es hermosa, y en el Symphony of Fate se ejecutó de manera magistral. Todo se movía como debía hacerlo, las voces principales resonaron magníficamente y la puesta en escena se ejecutó con un vestuario hermoso y con una continuidad en sus tiempos de manera precisa; como fanático no me resta más que decir, y sé que hablo por muchos espectadores, gracias, la opera de María y Draco de Symphony of Fate, no sólo me transportó a mi época de infancia mientras jugaba Final Fantasy, si no que mis ojos se deleitaron, pues fue tal como me la imaginé.
Si bien es cierto, se presentaron algunos detalles técnicos propios de las producciones de este calibre; pero ante todo esto debemos rescatar el profesionalismo y calidad que emana de la compañía Rhapsodia, además el hecho innegable que es de valientes atreverse y trabajar tan arduamente para dar vida a esta producción con tantos elementos diferentes. La muestra más fiel de esto son las piezas que no se presentaron por los problemas técnicos que generarían, pero aplaudo el interés en darnos calidad y no cantidad.
Salimos con el corazón aun danzando y tarareando las canciones que se nos presentaron (aun no quiero sacar de mi cabeza la opera de María y Draco), y fue más que evidente la dedicación, la ardua labor y entrenamiento de los artistas, un trabajo muy profesional.
Ahora esperamos ansiosos que nuevos eventos nos van a presentar, si no pudo asistir, debe estar atento, porque de muy buena fuente, sabemos que la gente de Rhapsodia está preparando un evento sorpresa, y definitiva es algo que no se va a querer perder.
