¿PS4 Pro? Con todo respeto, como diría Cartman: “Chúpenme las bolas”. Antes de que me cataloguen como un dinosaurio (algo que en realidad sería un halago gracias a la reacción que sigo teniendo cada vez que me topo Jurasicc Park), no tengo nada en contra de la más avanzada tecnología, pero no puedo estar de acuerdo con que Mark Cerny se haya centrado en el desarrollo de una consola más poderosa, mientras que la que nos vendió a finales del 2013 tiene tantas remasterizaciones como cantidad de unidades vendidas.
Precisamente hoy, Día del Niño, tengo que reconocerlo: Knack me ilusionó. Ilusionó a ese niño interno/externo que no le importaba el 4K ni que el reflejo en el agua fuese perfecto, a ese que añoraba disfrutar de una aventura como las de Crash Bandicoot, Gex o Ratchet & Clank, pero no, parece que eso ya no les importa.
Hablando de Ratchet & Clank, tengo otra confesión, es uno de los juegos que más he disfrutado para PS4. Sí, la versión basada en la película que está basada en el juego, y yo entiendo por qué no estuvo ni estará en boca de todos, pero creo que es un estilo y humor necesario, al menos de vez en cuando, para hacer de este un mundo mejor.
Por supuesto, también disfruté mucho Uncharted 4, pero Ratchet & Clank me entienden, son como ese par de compas que, aunque sea por Whatsapp, saben que algo pasa, y siempre encuentran la manera de calmar las aguas (parece, pero no lo tomé del “Bro Code”). Fue hasta entonces (la semana pasada), que pude superar la decepción que significó Knack.
Y no me malinterpreten, tampoco es que estoy en contra de todas las remasterizaciones, pero en algunos casos ni siquiera nos han dado tiempo de experimentar la versión original, entonces cómo pretenden que me ilusione como lo hacen Bob Esponja y Patricio con las medusas.
Lo sé, son negocios, al mejor estilo de Funky Kong, pero es inevitable no querer, al menos por hoy, que Marty McFly pase sin preguntar y me lleve a jugar Los Simpsons y Michael Jackson’s Moonwalker en Arcade, El Rey León en Super Nintendo, NBA Jam en Sega Genesis, o volver a sostener en mis manos el aparato más poderoso de todos los tiempos (no cualquiera incluye 999 juegos):
