Tu es Petrus, et super hanc petram aedificabo ecclesiam meam

Esta temporada de Game of Thrones no dejó a nadie indiferente, desde los fans confesos de los libros que siguen esperando su navidad con el libro número 6 de la serie (y así poder despedazar a un show que desde hace rato se sabe, no será igual a los libros) hasta las personas menos devotas de George R.R. Martin pero que de alguna forma se suben al tren del hype cada vez que hay una nueva temporada de la serie más exitosa de HBO. Pues bien, al equipo editorial de The Couch tampoco nos dejó indiferentes la nueva temporada, que se antoja a ser (con el permiso de los haters) la mejor de todas. Y es que no sólo hubo muertes impactantes, desenlaces y confirmaciones de teorías que los fans llevan años esperando, sino que también exisitió una profundización en temas hasta ahora inexplorados por el drama televisivo, en especial hablamos de la religión y el buen hacer o buen oficio del Príncipe o Princesa.

Primero, permitanme aclarar desde dónde inicio, para este texto se usan como base textos en esencia politológicos, a su haber, El Príncipe de Maquiavelo, La Segunda Partida de la Corona de Castilla, De iusto bello contra indos y una Carta del Papa Gelasio I al Emperador Anastasio I. Ahora bien, más allá de estas referencias es importante que tomemos en cuenta que Game of Thrones es probablemente la mejor introducción a las Ciencias Políticas desde una perspectiva «moderna» (en tu cara House of Cards) y no lo digo con ligereza, el mundo creado por George R.R. Martin más allá de los elementos fantasiosos que lo conforman, tiene sin duda alguna conceptos políticos más allá de lo que se entiende en cualquier país como política (es decir, el texto es más grande que: elecciones, políticos corruptos, promesas incumplidas, parlamentos y demás cosas que nos recetan los medios de comunicación masiva). Y como siempre es bueno mencionar: ¡Cuidado con los spoilers!

Ya entrando en materia, la primera reflexión que se me viene a la mente en esta nueva temporada de GOT es la importancia que tomó la religión en la serie, y es que, pese a tener pequeñas pinceladas de lo que hacen los viejos dioses o los nuevos, el dios del fuego o la religión que quieran mencionar en el universo de la serie, nunca se había hecho tanto énfasis en las consecuencias de las religiones (desde la resurrección de Jon Snow hasta la masacre con fuego valyrio de este final de temporada) tanto, que en pocos episodios el personaje conocido como High Sparrow pasó a ser de los «villanos» más odiados de la serie. La atmósfera que crea el personaje, la religión que implanta en Westeros o incluso las maniobras escalofriantes que aplica a la realeza para convertirla de sus pecados, el accionar del personaje tiene más en común con la vida real de lo que creemos.

Por ejemplo en el prólogo de la Segunda Partida escrito por Alfonso X el Sabio escrito entre 1252 y 1284, dice textualmente lo siguiente:

Los perlados [prelados -abades, obispos, etc.-] e… toda la clerecia… son puestos para… guardar la fe, no tan solamente de los enemigos manifiestos que en ella no creen, mas aun de los malos cristianos que la no obedesçen ni la quieren creer ni guardar. E porque esto es cosa que se deve vedar e escarmentar crudamente, a lo que ellos no pueden fazer porque el su poderio es espiritual, que es todo lleno de piadad [piedad] e de merçed, por ende nuestro Sennor Dios puso otro poder tenporal en la tierra con que esto se cumpliese, assi como la iustiçia que quiso que se fiziese en la tierra por mano de los enperadores e de los reyes. E estas son las dos espadas porque se mantiene el mundo: la primera espiritual, e la otra tenporal. La espiritual taja los males ascondidos [escondidos] e la tenporal los manifiestos.

Como vemos, la teoría de las dos espadas (fundamentada en la cátedra de San Agustín, derivada del agustinismo político) expresada primeramente por San Bernardo habla sobre dos espadas y dos poderes: La primera espada es atemporal, infinita y está sujeta a guardar la fe, dicha espada podría interpretarse en la figura del obispo (en la vida real) papel que recaería de una forma u otra en High Sparrow y su «supuesta» y «demostrada» superioridad moral. En ese sentido sería bueno aclarar, que High Sparrow no es un impostor de la fe, mucho menos es alguien que estafa a las personas, sino que, genuinamente cree en lo que predica, en su dios y salvador; pasaría entonces a conformar parte de esa rectitud moral característica del becario de dios en Westeros. La falacia de la religión nada tiene que ver con los fallos de los otros y otras, sino más bien con la comparativa de mis virtudes a través del cinismo (en el sentido literal, político), me despojo y abstraigo del mundo para poder juzgarlo, soy el representante de lo infinito después de todo.

high sparrow

Siguiendo sobre esta línea, también podríamos citar a Alonso de la Vera Cruz en De iusto bello contra indos quien nos clarifica:

La autoridad de San Bernardo afirma la existencia de dos espadas en el Pontífice: la espiritual y la temporal; una debe blandirla él personalmente, la otra, en cambio, por medio del Emperador. Quien lo niega, dice San Bernardo, no parece prestar suficiente atención a la palabra del Señor cuando dice: Vuelve tu espada a la vaina; la tuya, por tanto, que debes desenvainar con una seña quizá de aprobación, pero no con tu mano

Esto es básicamente lo que sucede cuando el pontífice convence a Tommen de fundar sobre el Estado una religión oficial (si les suena conocido, ya saben por qué). Ahora bien, sería injusto achacar al joven rey que fuera una decisión inocente y solamente fuera un lavado cerebral de parte de Sparrow, sino que en este movimiento podría haber algo de inteligencia e intento de gobernar. Me explico, Tommen a pesar de ser todo lo maleable y fácil de engañar que quieran, tenía una determinación y era ser un buen rey; como buen rey se dio cuenta que la legitimidad de su reinado estaba de pique con tantos movimientos en el trono de hierro, suponiendo que dicha condición era una desventaja y que la religión (aparte de tener a su amada bajo custodia) tenía una gran legitimidad dentro de los pobres (una amplia parte de la población) ve en la alianza un negocio ganar-ganar; es decir, gana la religión, gana el Estado y ganan todos; este movimiento me parece sumamente importante por una razón, la nueva reina (¿o la vieja nueva reina?) llega al poder sin legitimidad nuevamente lo que podría llevarla a un desenlace trágico y a todo el reino con ella.

cersei iron throne

Ahora bien, esta legitimidad buscada por Tommen nace de la necesidad de hacer respetar el apellido Lannister como dignos de reinar (a este punto ser Baratheon o no es poco relevante en la serie, o al menos hasta que pase lo que tenga que pasar con Jon Snow), es una necesidad que tienen todos los gobiernos del mundo. Si nos ponemos a pensar por un segundo, toda democracia moderna descansa sobre varios pilares (entre ellos gobernabilidad, transparencia y participación) pero de los más importantes sería la legitimidad. Algo parecido sucede en Westeros, el reino necesita mantenerse no sólo económicamente (y siendo que la esclavitud es un sistema poco rentable e ineficiente para generar riqueza) sino también socialmente, aquí entran en juego las creencias; lo que High Sparrow promete no es sólo una felicidad terrena, mundana, a través de una vida sin placeres en exceso, sino además una vida más allá, una vida que puede entenderse como el cielo cristiano, en ese sentido, no hay un mejor aliado para ser creíble que la religión; los dogmas, no se cuestionan, se profesan, se creen y esto es lo que hábilmente logra nuestro amigo sacerdote a través del discurso en toda la serie. Para ello podríamos poner de ejemplo al Papa Gelasio I en su carta al Emperador Anastasio I en donde le explica:

«Hay, en verdad, augustísimo emperador, dos poderes por los cuales este mundo es particularmente gobernado: la sagrada autoridad de los papas y el poder real. De ellos, el poder sacerdotal es tanto más importante cuanto que tiene que dar cuenta de los mismos reyes de los hombres ante el tribunal divino.»

A este punto, es importante mencionar que en el universo de Game of Thrones las religiones tienen un papel sumamente importante, pero que, ninguna había llegado a lo que llegaron los Sparrows, culpa de un rey que se dejó manipular creyendo en la rectitud moral de una persona que envuelve con un poderoso discurso. Por eso Sparrow es un Pedro ficticio, tiene las condiciones de edificar iglesias y de atar y desatar, aunque nunca lo veamos explícito en la serie (más allá de toda la tortura en el nombre de dios claro está).

Otro elemento importante que debemos tener en consideración es la muerte y la explosión en la Iglesia. A este punto explicar la astucia de Cersei sería redundar en 60 episodios, pero, tal vez, el elemento que dejamos pasar es que la muerte de todas las personas gracias a ella en el último episodio no es fortuita o mera venganza; no es sólo el hecho de la humillación (de la que es participe su hijo), ni tampoco el encierro, es estrategia, la nueva vieja reina tiene clara una cosa, el poder de High Sparrow es su «probada» superioridad moral, no tiene nada que le quiten, no tiene nada que le achaquen, sólo tiene su rectitud («ideas are bullet proof»), su sistema de creencias. A este punto ese sistema de creencias no se derrumbaría ni aunque torturáramos al viejito por 100 años, por lo que la única alternativa para destruir esa legitimidad de los Sparrows es destruirlos por sí mismos, matarlos, cosa que parece a Cersei le sale muy natural.

septo explosión

Como vemos, no solamente ahondamos en un repertorio de temas eclesiásticos, sino en temas políticos que poco o nada tienen que ver con rezarle a árboles o escuchar el viento y leer el fuego, sino hablamos de las consecuencias reales de decisiones tomadas en un momento específico en donde la religión (al igual que la vida real) representa una tabla de salvación muy peligrosa para el Estado.

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