Llegada la época en que todos nos ponemos a soñar con fantasmas, zombis y demás espantos, he sido poseído por un espíritu de nostalgia por aquellos video juegos que en mi niñez, la cual fue hace bastante tiempo ya, me llenaban de un sentimiento de aventura y una sed masoquista por el terror. Por ende, me he dado a la tarea de visitar algunos de aquellos títulos que recuerdo y ver qué tal se desempeñan hoy día, no ignorando el punto de vista nostálgico de el ente que en estos momentos me posee.

Ghoul School (Nintendo Entertainment System, marzo 1992)

Spike O’Hara decide tomar un atajo hacia su escuela a través del cementerio, donde encuentra una calavera que emite un extraño resplandor. Como en una buena película de horror, el adolescente hace exactamente lo que no debe y toma el extraño ítem oseo, porque de lo contrario no tendríamos premisa para el juego, claramente. Esta acción desencadena una invasión de muertos vivientes y monstruos, y es Spike quien debe corregir la situación.

El ente dice recordar que Ghoul School era relativamente fácil, una tarea de un par de horas por lo mucho una vez aprendidos los patrones de los enemigos y la ubicación de diferentes armas y objetos clave. Yo, hoy día, encuentro que en efecto, es un juego “fácil” para efectos de lo que era considerado así en la era de los juegos de 8 bits. No obstante, no es exactamente facilísimo, no, ya que a pesar de que lo enemigos en su mayoría son despachados sin mucho aspaviento, muchos de ellos son bajitos; el hecho de que Spike no sepa agacharse (¿tendrá problemas lumbares el joven?) y que ningún arma del juego permita atacar abajo de la cintura hacen de estos diminutivos enemigos la peor plaga del juego.

En cuanto a qué tanto terror inspira el juego, creo que causa tanto como Buffy la caza vampiros: nada. Pero es bastante divertido a pesar de sus peculiaridades mecánicas y contiene bastante humor visual como para pasar por alto cualquier fallo.

Veredicto: 6 de 10 manzanas acarameladas.

 

Friday the 13th (Nintendo Entertainment System, febrero 1989)

Viernes 13, el juego, publicado por los infames LJN, conocidos en la web como los promotores de los peores juegos producidos con propiedades intelectuales famos jamás. Este particular juego fue creado por Atlus, cuyo record es bastante major que el de muchos estudios de la industria.

La premise de la historia es simple y actualmente un cliché del género de horror; grupo de adolescentes sobresexuados van de campamento y son hostigados por un asesino psicópata. En el juego en sí, el jugador puede escoger entre adolescentes (consejeros del campamento) y debe ir en busca de los niños que están escondiéndose de el infame Jason y su terrorífica máscara de hockey, mientras que por alguna razón deben prender el fuego en todas las chimeneas que encuentren en las numerosas cabañas del complejo de campo. Durante el transcurso del mismo, deben enfrentarse o evadir a Jason en diversas situaciones.

El diablito dice que el juego es lo más tenebroso que pudo haber jugado en aquél entonces, y debo concordar con esa aseveración. Este juego es, en el context del venerable Nintendo, una obra maestra de terror. La música, los gráficos, las mecánicas, e inclusive la dificultad extrema hacen de este juego un hito en la biblioteca del NES.

Muchos críticos contemporáneos no dudan en decir que el un juego pésimo, pero yo, honestamente, difiero completamente con ellos. Sí, es bastante difícil y algo críptico en comunicar sus objetivos al jugador, pero en los tiempos mágicos de finales de los años 80, esto era bastante común.

Veredicto: 9 de 10 Manzanas con navajas.

 

A Nightmare on Elm Street (Nintendo Entertainment System, octubre 1990)

Otro de esos juegos dentro del vilificado catálogo de LJN, esta vez basado en otra franquicia de filmes de horror, Las pesadillas de Freddy, este fue desarrollado por Rare, aquellos quienes luego crearon obras maestras como Donkey Kong Country y Conker’s Bad Fur Day.

El espectro travieso que actualmente está hacienda estragos con mi organismo (¡no más café, no!) casi vomita recordando esta joya de silicón. Luego de haber jugado hasta poder ganarle al primer jefe de nivel que encontré (el guante de Freddy hecho gigante y de goma, con patrones completamente aleatorios), llegué a la conclusión que yo también sentía nauseas. El objetivo del juego consiste en entrar en diferentes casas de la titular calle Olmo, evadir insectos gigantes (recuerdo perfectamente esas partes del la película, ¡por supuesto!) y recoger un número predeterminado de los huesos del temible Freddy Krueger, para entonces pasar a luchar con un jefe de nivel que, si extrapolo por mi relativamente corta experiencia con el juego, han de ser diferentes partes del cuerpo de Freddy (no me quiero imaginar su chamuscada entrepierna).

A diferencia del juego anteriormente reseñado, este no tiene ningún elemento terrorífico salvo lo aburrido y genérico que es. No podría recomendárselo a nadie, ni a un fanático acérrimo de los filmes.

Veredicto: 3 de 40 cacas de perro en bolsa de papel flameante

 

Maniac Mansion (Commodore 64, Apple II, IBM PC, Amiga, Atari ST, Nintendo Entertainment System, octubre 1987)

Producto del ahora famoso Rob Gilbert (The Secret of Monkey Island) y Gary Winnick (Indiana Jones and the Fate of Atlantis), Maniac Mansion es considerado un clásico influyente de los juegos de Aventura, siendo pionero de la ludo-narrativa no linear en el género.

La premisa del juego es que un meteorito inteligente ha poseído a un científico loco que viven en la titular mansión y este último ha secuestrado a la novia de uno de los seis protagonistas, quienes se dan a la tarea de rescatarla y averiguar qué ocurre dentro de la tétrica mansión.

En cuanto a juegos de Aventura se refiere, este es bastante simple dada su edad, pero esto no significa que no sea bueno. Es más que bueno, realmente, y es el mejor ejemplo temprano de las mecánicas y lógica que se convirtieron en elementos emblemáticos del género y perduran aún hoy. El mequetrefe ectoplásmico que ha usurpado mi cuerpecito dice que es un buen juego, pero que prefiere mil veces su secuela, The Day of the Tentacle, a lo que yo le respondo que comprendo su punto pero que me parece que Maniac Mansion comunica un mayor sentimiento de misterio y terror que su sucessor, el cual raya más en comedia que en el elemento de suspenso.

Veredicto:  100 de 100 tentáculos babosos.

 

I Have No Mouth, and I Must Scream (PC, octubre, 1995)

Esta Aventura gráfica está basada en la obra literaria del mismo nombre escrita por Harlan Edison. La premisa del juego es bastante fiel al libro en que en el futuro los superpoderes del mundo han librado una Guerra demasiado compleja para la mente humana, por lo cual delegan esta tarea a inteligencias artificiales que un día deciden que deben unirse y formar una super inteligencia. Este ente artificial odio a la humanidad debido a los límites que la han sido impuestos y procede a destruirla, dejando vivos a unos cuantos ejemplares para torturarlos por la eternidad.

El dibbuk este que ya me está incomodando bastante como inquilino parece pensar muy alto de este juego, pero yo no se honestamente que pensar. Es bueno mecánicamente, y como obra de arte tiene bastante mérito, pero como juego en sí es algo pesado. Suficiente decir que no hay final felíz del todo. No hay manera de “ganar”. Los 4 finales posibles tienen todos un caveat, por lo cual nunca se sienten como una victoria real.

Juzgando este juego desde un punto de viste de terror, este lo logra quizá mejor que cualquier otro juego de su época. No es un juego de sustos súbitos, sino uno que comunica terror existencial, un mal filosófico que al fin y al cabo es bastante más incomodo que cualquier susto efímero.

Veredicto: 35 de 42 ojos sacados con cuchara afilada

 

Ghostbusters II (Nintendo Entertainment System, abril, 1990)

Posiblemente la mejor franquicia de comedia de horror, Ghostbusters 1 y 2 son clásicos del cine que muchos recuerdan amablemente. Lamentablemente, los juegos producidos en base a esta, previos al juego lanzado en el 2009, han sido una gran porquería.

El intruso, que insiste en que pidamos pizza de guacamole (¿existe?), dice que igual deberíamos jugar al menos el segundo juego de la franquicia en el viejo Nintendo. Como tengo poca potestad sobre qué hacer con mi cuerpo mientras este ente esté en mí, pues…

El juego está basado en la historia de la película y uno debe librar la lucha contra Vigo el Carpata (el torturador, el despiadado, el dolor de Moldavia). Mecánicamente, el juego se divide en pantallas estilo Run-n-Gun en las que uno usas uno de los cazafantasmas mientras dispara sobre diferentes entes ectoplásmicos en diversas áreas de Nuevayork, y en secciones Vertical Shooter donde uno usa a la estátua de la libertad (sí, esa misma) para dispararle a espanto voladores al estilo Gálaga.

Aunque es una vasta mejora sobre su antecesor, Ghostbusters II sigue siendo un manojo de estiércol pintado de colores. Es una pena dada la calidad del material de origen, pero termina siendo un título pobre más en la larga fila de juegos basados en películas. Nuevamente, lo único que da miedo es pensar que en aquellos tiempos hubieron niños que hicieron a sus padres gastar unos $80 en uno de lo peores juegos para el Nintendo.

Veredicto: 1 de 100 ceños fruncidos de Vigo el Cárpata

 

Splatterhouse 3 (Sega Genesis/Mega Drive, marzo, 1993)

Un Beat’em Up disfrazado (¡como para jalogüín!) de juego de horror, Splatterhouse 3 sigue la línea establecida por sus dos antecesores: el jugador utiliza a Rick, un joven cualquiera, que se pone una máscara hechizada llamada Terror Mask, y se dirige a patearle el trasero a todos los monstruos y mutantes que encuentra en su camino. Al fin y al cabo el objetivo sale sobrando, ¡porque hay Gore!

Al pedante ente este le ha hecho mucha gracia y, por fortuna, parece haber dejado mi cuerpo. Deduzco por el sentimiento de satisfacción que me invadió previo a su partida que este ha sido el favorito de los títulos que me ha obligado a jugar. Entre entrañas y avulsiones corporales, no hay realmente nada horrorizante en la violencia caricaturesca y exagerada de este juego, pero es bastante apto para jugar en preparación para el día de brujas.

El concepto visual del personaje principal, Rick, está claramente basado en Jason Voorhees, antagonista de Viernes 13, pero esto en el relajado ambiente de propiedad intelectual del inicio de los años 90 no parece haber causado ningún tipo de problema para Namco, que lo publicó a nivel mundial sin contratiempo.

Veredicto: 9 de 13 máscaras de Jason

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