Hacia 15 minutos la Cruz Roja lo había rescatado de su casa en un esfuerzo conjunto con el equipo de bomberos, no es nada fácil bajar por escaleras a un hombre obeso de 160 kilos por casi tres pisos.
Su llegada al hospital fue un sueño, y no precisamente de los buenos, no como esos sueños donde podemos ver campos floridos llenos de recuerdos de infancia y seres queridos. Este era un sueño de los que deseamos levantarnos rápidamente o de los que en un girar del cuerpo volvemos a nuestra cama en espera de un nuevo día de trabajo y una taza de café.
Durante toda su vida, su padre siempre le recomendaba la importancia de vestir bien, de tener linda ropa interior por si algún día alguna tragedia ocurría y terminaba en un hospital “Dios no lo quiera” acompañaba siempre su frase. Sin embargo, en esta noche estaba completamente desnudo, encima de una camilla, cubriéndose solo con una sábana de hospital. Un catéter era lo único cercano a su cuerpo.
Nuestro Momboñombo Moñagallo es un hombre de 25 años, de esa época en donde uno se cree doña toda. Viajaba constantemente, alimentaba sus sueños de trabajo y sus gastos, de carajillo fue vapuleado decenas de veces por ser diferente. Escondía su GameBoy para que las chiquillas del cole no se rieran y nunca fue a una fiesta de colegio. Pa’ que? Mejor juego Final Fantasy o me pongo a leer! Ciertamente el tiempo le daría alguna razón, el chavalo pudo lograr tener una carrera universitaria a los 21 años y para esa edad era trilingüe, conseguir trabajo y empezar a gastar en lo que amaba fueron dos patadas.
No hay cosa tan peligrosa como un joven sin experiencia y dinero fácil de una transnacional, pero él nunca se dedicó a jumarse en las cantinas, a sentarse en las aceras de la California o comprar tonteras en bolsa, simplemente compraba juguetes, siendo un chiquillo, a los 8, le tiraron la puerta en la cara en casa de su tía, el solo quería ver el magnífico Super-Nintendo de su primo y sus flamantes cartuchos de Super Mario World y Megaman X. Algún día, se dijo el, algún día.
Se lo tomé muy a pecho, durante casi cuatro años gastó todo su dinero en evolucionar una colección y jugando casi nada, las cosas se amontonaban y los discos y figuras no salían de su plástico. Sin embargo, este tipo solo buscaba acumular más y más, se sentía vacío, tenía hambre y sed materialista, le gustaba leer y si bien trabajaba más tiempo del que disfrutaba, le gustaba tener todo guardado y saber que existía.
Si, en África las personas morían de hambre y en el cuarto de mi amigo las figuras morían por atención.
Suscripciones a juegos masivos sobraban, pagos mensuales para nunca comenzar a jugar, era un acumulador Geek, un obsesivo compulsivo que llenaba vacíos de su niñez y carencias con materiales, decía su psiquiatra, poco le importaba.
¿Me puede escuchar? Buenos días, como se siente, como amaneció. Marielos, Levántemelo por favor. Este muchacho no se me puede quedar más aquí dormido.
Esas fueron las primeras palabras que escucho, mientras le retiraban la máscara y le sacaban la vía sanguínea, le tuvieron que dar un par de cachetadas pero no de las dolorosas, más bien de las que son para despabilarlo a uno.
Mi nombre es Esteban Zaens, yo soy su neurocirujano, usted está operado. Anoche lo tuvimos que intervenir de emergencia por un trasplante.
¿Me puede decir como se llama y que día es hoy? Lo tengo amarrado porque usted no se me puede mover, discúlpeme, pero es por su bien. No se preocupe por recordar, la operación suya fue gigantesca y es normal que no se acuerde casi de nada. Lamento informarle que por su lesión, usted sufre de cuadraplegia, espero pueda aprender a como llevar su nueva vida. Lo siento mucho.
Para él, no volvió la luz del día, durante doce días no comió y no podía ir al inodoro, yo no le creo que no comiera en doce días y estuviera vivo, sin embargo, me conto como hicieron que fuera a hacer necesidades y me arrepentí de preguntar, solo entre cuatro lo levantaban, sumado a su nuevo estado, no hablaba con nadie.
Pero hablaba con sus coleccionables, hablaba con sus Batman y con Luke, muchas noches dormí con él, pues yo lo amaba como para abandonarlo. Lo veía llorar, y en dos oportunidades lo vi intentar quitarse su vida, poco sabía este carajo que midiendo casi dos metros y pesando 160 kilos unas pastillas no lo iban a matar, realmente solo lo ponían a dormir, o quizás él quería dormir. No lo internaron en Pavas pues no lo podían mover.
Tres meses pasaron y no hablaba con nadie, ni existía familia. Solo hablaba conmigo. Su familia sufría pero, ¿qué le iban a hacer? Si ya de por si ese chavalo era un solitario. Un día me ahuevé y le dije mae, o se truena la jupa al chile o busca mejorarse, o se la traga o se la jala, déjese de cosas y evolucione y no volví en unos días.
Tiempo después me dio pena y regrese a visitarlo, me sorprendí de lo que estaba viendo, en unos días y con un leve movimiento de hombros se había montado en una silla de ruedas, aprendió a rodar hacia ella y la movía empujándose con un palo, con el mismo palo aseguraba la silla y lo hacia para acercarse a una PC para jugar World of Warcraft, yo pense que ahí se acababa todo, WoW es muy tóxico para alguien con tanto problema me dije, pero no fue así, durante varias semanas nos divertimos jugando, para mi sorpresa sus dedos se movían bastante bien luego de unos meses de su operación, al igual que una de sus rodillas, por ende podía jugar y movilizar fácilmente su silla de ruedas.
¿Warcraft estaba curando a este maje? Estaba raro, pero al menos ya se reía y ya estaba almorzando y dando del cuerpo con ayuda medica. ¡Que sea para lo mejor ,dije yo!!
Sorprendentemente y con el pasar de los meses, los juegos iban perdiendo su plastico protector y sus consolas el polvo, me empezaba a invitar a jugar PS y a comer pizza, obviamente yo siempre estaba. ¡Hasta me ganaba la BG! ¡Era increíble! Un día lo encontré tirado en el suelo y creí que estaba muerto, pero realmente estaba abriendo cada una de sus figuras de acción, protegiéndolas y colocándolas en estantes que se había comprado con su nueva incapacidad de trabajo. El chavalo leía y acomodaba figuras con solo una mano y basándose en la historieta que estaba leyendo, se levantaba con el mismo palo a la silla de ruedas y con sus dedos limpiaba la figura, luego se compró una cámara de voz y un trípode, empezó a fotografiarlas.
Ya que era desarrollador web, se puso una página de figuras de acción y fotos, se entretenía, luego de ello pasaba todo el día jugando WoW, Guild Wars y viendo Netflix. Suena bizarro, pero a veces los ojos se le veían más felices que antes de que quedara en ese estado. Durante 6 meses nuestro amigo se negaba a recibir terapia, nunca fue, nunca le importo pero quizás algo ocurrió mientras se inyectaba de esa tribu urbana Geek y ahora quería hacerlo, viajaba diariamente en ambulancia al hospital Mexico donde le daban terapias eléctricas para regresar de nuevo en ambulancia en la silla de ruedas eléctrica que había comprado para jugar Warcraft a las 4pm en punto, el raid, la guild. Los amigos.
Su Ventrilo estaba lleno de amistades de todo el mundo, su acceso a idiomas le ayudaba, su Facebook se volvió popular y cada día la gente conocía de el y lo visitaban, incluso un día desde Australia le llego un troll chamán coleccionable de una amiga que lo apreciaba, decidió expandirse y se metió a redes sociales de libros, cultura, trabajo, recuperación y decidió bajar peso. Tenía 80 kilos de sobrepeso. Era demasiado pesado y más aún para su situación, lo más que pudo hacer fue cambiar dieta pues no podía ejercitar, pero el peor intento es el que no se hace.
Cabe destacar que nunca más volvió a tener intentos de quitarse la vida, un día le pregunte que porque dejó de hacerlo y me dijo, mae si yo me muero ¿quión va a ser el healer de los heroicos y quien mantiene el foro controlado??
Si nos ubicamos 24 meses luego de su operación, podemos ver en definitiva su terapia y la leve perdida de peso funcionaron, ahora caminaba en una andadera, perdió 20 kilos y aprendió a nadar con solo mover un pie (nadaba cada día de 5am a 9am), logro mover ambas manos y el cuello, salia y entraba de la piscina brincando de la silla de ruedas con sus manos. Estaba evolucionando y siempre llegaba en punto a las 4pm a jugar Warcraft, siempre ahorraba su pensión y siempre compraba figuras, cuando el Wii U salio al mercado, los dos fuimos a hacer fila a la Universal a comprarlo y los dos nos fastidiamos por igual.
Mi compa ya era un tercer sujeto, ya no era el ingeniero, pero tampoco era el cuadripléjico, había aprendido a cocinar hot-cakes de Star Wars, estaba ayudando en un albergue de personas con VIH, escribió dos historietas, encontró la pasión del tatuaje y los juegos de mesa y cada fin de semana hacia fiestas de juegos y cocinaba para sus invitados, hasta se había aventurado viajando solo fuera del país a conocer a sus amigos.
Tenía una relación estable y cada día rompía más de sus cosas selladas que atesoro por décadas para colocarlas en nuevos estantes, cada día se sentía más joven y se refrescaba, sentía que recibió una segunda oportunidad y que fue de la mano de su pasión, él debía y quería seguir disfrutando de su geek, se sentía en su ambiente, la promesa de cuando era joven llegó y quizás no como lo esperaba pero llegó. Mi amigo es ahora conocido en algunos medios, tiene dos novelas publicadas, un estudio fotográfico y participa con un programa de televisión de Cultura Geek, el 90% lo dedica a ser un fanático y coleccionador de artículos preciosos nerd y santos griales, es pensionado y si bien sigue gordo, ha bajado más de 60 kilos, entrena box, es pintor de figuras de acción y sostén de su familia. No puede bailar ni escalar, pero sabe hablar, escribir y divertirse. El se cree de los más buenos en su tema, incluso tiene su propia tienda benéfica para personas con problemas del sistema motor.
Expone su trabajo narrado en Costa Rica y USA, ha sido invitado a eventos como Comic-Con a compartir sus experiencias y planea seguirlo haciendo. Hace mucho tiempo no se de él, pero el último día que lo vi, supe que estaba manejando, supe que casi una década después ya puede caminar si se apoya en un bastón y supe que si bien le doblegaron el alma y el cuerpo, supo levantarse y la verdad no lo habría hecho sin la Cultura GEEK y las personas que se convirtieron en su familia en línea y dieron una mano sin estar necesariamente ahí. Ese día me sonrío en TGIF Escazu, caminaba rápido y fuerte, llevaba un saco negro y su barba larga, su cara demostraba ese sufrimiento que ya quedo atrás pero que siempre será parte de nosotros, su sonrisa solo me expresaba felicidad, una que nunca había visto desde que lo conocí siendo un chiquillo.
Me dijo: ¿Usted sabe por qué nos caemos? ¡Para aprender a levantarnos! Ese día yo me fui a mi casa y encendí un cigarro, me pregunte: ¿qué habría pasado si esta persona no se hubiera refugiado en los juegos, se habría vuelto loco? ¿Quizás habría muerto? me preguntaba de más personas con situaciones parecidas y como encontraban el camino a seguir, el cigarro se apagó y no volví a pensarlo más.
Este texto es una interpretación del inicio de la novela «Lo que sangra», del costarricense Johann Morales, donde se relatan una década de lucha para sobrevivir una enfermedad degenerativa de la mano de recuerdos, amigos y cultura geek.
