Mi historia con Chewbacca: Una amistad eterna

Hay acontecimientos en nuestras vidas que de un modo u otro nos llegan a marcar por el resto de nuestras días. Puede ser tanto de manera positiva como negativa. Es justo por esa razón que he decidido contar la historia de mi vida, una historia que he guardado con mucho cariño, pero a la vez recelo, para muchas personas que han estado en mi camino e inclusive para mi propia familia.

Cuando me preguntan por mis gustos comento la gran gama de pasiones que tengo, pero hay uno que va más allá y es mi amor loco y ciego por Star Wars. Sobre todo, hablo de mi amor por uno de sus personajes más llamativos: Chewbacca. Mientras muchos otros fans de la saga no terminan de decidir su personaje favorito, yo desde que con solo 4 años vi por primera vez a ese peludo personaje, me enamoré.

Y dirán, ¿por qué Chewbacca? La respuesta es simple y se resume en una historia un tanto tonta, pero hasta cierto punto graciosa.

Cuando tenía 4 años, mi regalo de navidad soñado era un DVD. al ser en ese momento hijo único, mis padres accedieron sin dudar a tal petición. Después de todo no debían consultarlo con otro hijo. Entonces, cuando finalmente llegó el tan esperado 25 de diciembre, pude ver una caja larga y delgada debajo del árbol, pero junto a la misma caja había una fila grande de películas. Entre ellas en encontraba una gran variedad de títulos clásicos de todos los géneros, pero si algo sobresalía del resto era una edición coleccionista de las películas de Star Wars. De modo que cuando llegó el momento de probar el DVD, decidí que debía ser con Star Wars episodio IV.

Luego de un tiempo de no tener imagen, los sonidos característicos de Chewie me hicieron pensar que era el malo, pero cuando la imagen finalmente apareció en pantalla adivinen quién estaba en el cuadro. Sí. Chewbacca.

Desde ese día me enamoré del carismático y único personaje. Al principio mis papás pensaron que sería como mi fanatismo por los Power Rangers, Spider-Man, Batman o inclusive que no superaría mi aprecio por Mazinger Z, pero se equivocaron. a partir de ese día y hasta la actualidad, veo una o dos películas de Star Wars por día, en especial si sale mi peludo amigo Chewie. Ese que cuando era niño me acompaño en mil y un aventuras en el Millennium Falcon, la cual realmente era una gran caja de cartón sacada del trabajo de mi papá y donde no importaba qué papeles estuviesen dentro. Yo simplemente los ponía en el piso y me sentaba horas a imaginarme corriendo por todo el universo en mi nave, junto a mi inseparable amigo.

No importaba si era un día bueno o uno malo, Chewbacca estaría esperándome para viajar juntos, y como ya lo conté en una nota que escribí sobre Mazinger Z, sufrí de mucho bullying durante mucho tiempo.  Tengo una discapacidad que hace que mi manera de caminar sea muy distinta, y es es la razón por la cual usé zapatos ortopédicos mucho tiempo. Estos, al ser bastante feos, no ayudaban para poder pasar desapercibido.

Entonces, cuando Mazinger, mi refugio, no era suficiente para levantarme el ánimo, Ahí estaba Chewie. En Chewie yo veía a un amigo más que un héroe, y cuando en alguna ocasión me golpearon contra el piso por estar rejuntado mi merienda, recuerdo que ese día pude observar un peluche de Chewbacca. Al verme mi mamá súper triste y con un gran golpe decidió comprármelo.

Recuerdo que, al finalmente estar en mi casa, triste, entré a mi cuarto y comencé a decirle al peluche: “¿Por qué se burlan de quien soy? ¿Por qué a mí?” Yo para ese momento no sabía que el peluche hablaba y toque el botón sin querer queriendo. Ese clásico gruñido hizo que dejara de llorar y llorar y me ayudó a tranquilizarme por horas y horas.

O también recuerdo los días en el colegio, cuando nada me salía bien. Pero ahí estaba él siempre, para darme alegría con solo verlo en cualquier película donde el peludo Wookie hiciera su aparición.

Además, fue gracias en parte a mi fanatismo por Star Wars y Chewbacca que finalmente encontré grandes amistades en mi etapa como colegial. Entonces, estaba absolutamente orgulloso de poder dar casi cualquier información relacionada a Star Wars y los Wookies.

Conforme pasaron los año,s comencé a coleccionar más y más cosas del peludo gigante. Mi peluche de Chewbacca se perdió en una mudanza, pero siempre tendré grandes recuerdos con él. Mi amor por Chewie es tan grande por que llego al punto de prácticamente comprar cualquier objeto del personaje que vea, y de recibir el apodo por varios amigos de Chewie Boy y Chewix, como mi nickname en videojuegos.

Pero si algo he aprendido de mi historia con Chewbacca, es que no importan las burlas que puedan recibir por sus gustos, si eso es parte de ustedes y hace parte de quien son, solo disfruten su historia y sean felices. Ahora, reciban un abrazo con la fuerza de un Wookie y que la Fuerza esté siempre con ustedes.