Llegó el momento: Rebels inició su cuarta y última temporada y, como siempre, aquí estamos para comentar lo que vimos. Recuerden que a partir de aquí habrá spoilers sobre el episodio y, tal vez, de las temporadas anteriores, así que procédase con cuidado.
Como es tradición, la temporada inició con un episodio doble, aunque en esta ocasión, casi todos los episodios, al menos en la primera mitad de la temporada, serán dobles. «Heroes of Mandalore», como su nombre lo dejaba en claro, se enfocó en Sabine y su gente, los mandalorianos. Este enfoque a la vez me agradó y me preocupó ligeramente, ya verán por qué.
Creo que la reacción de los seguidores con respecto a esta temporada dependerá precisamente de las expectativas con que la vean. Y es que me van a perdonar pero, tratándose de la última temporada, es imposible no estar esperando una cosa o dos. En mi caso, mi fan interior hubiera querido Vader, Asohka, Yoda y mucha mitología sobre la Fuerza desde un principio… pero hay que comprender que la serie tiene que lidiar con sus propios cabos sueltos, así que es esperable una aproximación más micro a la narrativa, al menos durante gran parte del metraje.
Aunque reconozco que los mandalorianos son un pueblo muy interesante, la verdad es que nunca he sido un entusiasta de su historia. El caso es que la decisión fue iniciar la temporada en Mandalore y avanzar dicho arco en lo que resultó un episodio lleno de acción y dinamismo, sumamente entretenido pero tan concentrado que me dejó esperando algo más.
Sobre lo positivo, resulta obviamente rescatable el regreso de Bo-Katan, un gran personaje de The Clone Wars que volvió para ofrecer una nueva conexión con esa serie pero, a la vez, para adquirir gran relevancia en la historia, pues Sabine le entregó el Darksaber reconociendo que si alguien puede liberar Mandalore, es ella. Este giro me sorprendió pues creí que la narrativa nos dirigiría a una consagración de Sabine como la líder indiscutible de su gente, situación que aún podría darse pues, como vimos, más que un cierre para el arco, el episodio parece un punto de arranque, en tanto finalizó con la unión de los clanes bajo el liderazgo de Bo-Katan y la creación de un nuevo movimiento anti-imperial. En el caso de la muerte de la nueva líder, tal vez Sabine asumiría finalmente su rol, pero habrá que ver cómo se desarrollan las cosas.
La aparición del arma que Sabine diseñó en su época de cadete imperial fue muy interesante, sobre todo por la complejidad ética del asunto: se trataba nada menos que de un arma capaz de convertir las armaduras mandalorianas en trampas mortales para sus usuarios. El momento en que Sabine recogió las cenizas de sus propios compañeros en el campo de batalla fue realmente escalofriante, sobre todo porque por un momento pareció que tanto su madre como su hermano habían perecido gracias a su obra.
También fue interesante conocer finalmente a Alrich, el padre de Sabine, cuyo rescate representó el eje de la acción en la primera parte del episodio. Sin embargo, no puedo evitar sentir que Ursa, la madre, es un personaje mucho más interesante y relevante. Habrá que ver qué pasa con él.
De hecho, este tema nos llevó a una complejidad narrativa muy profunda, cuando Sabine debió enfrentarse a la disyuntiva entre modificar el arma para acabar con los stormtroopers o destruirla para siempre. Aquí es necesario mencionar al personaje de Saxon, quien se emborrachó de poder gracias al arma y estaba dispuesto a acabar con sus propios compatriotas con tal de asegurar el dominio imperial. Su referencia a Palpatine como el que le enseñó lo que es el «verdadero poder» sirvió como una muy eficiente conexión con la historia general, y de hecho funcionó como un excelente marco para la decisión de Sabine: ¿debía combatir el fuego con fuego y acabar con los imperiales mediante su arma o destruirla para evitar más muertes? En palabras de Bo-Katan, ¿esperanza o miedo? Finalmente, Sabine decidió que podía ser mejor que Saxon y el Imperio, por lo que destruyó el arma. Fueron momentos tensos y muy emocionantes en tanto se puso en la palestra la ideología central del conflicto entre el Imperio y la Alianza Rebelde.
Ahora bien, hubo cosas no tan positivas, como el manejo de Ezra en el episodio. Claro, estamos de acuerdo en que el joven padawan es el protagonista de la historia, pero esta condición se vuelve problemática cuando la atención está enfocada en otro personaje, como en este caso. Parece que los escritores no se pudieron resignar a que la protagonista de turno era Sabine y lo mejor era dejar a Ezra en un rol más pasivo, por lo que procedieron a darle un montón de escenas estúpidas en las que, al mejor estilo de Jar Jar Binks, no conseguía manipular su jetpack y volaba torpemente de un lado a otro, salvándose de morir y eliminando enemigos por afortunadas casualidades. Este tipo de situaciones son las que degradan a Ezra a un zoquete suertudo que recibe el dudoso privilegio de ser el elemento cómico, cuando debería, insisto, simplemente tener un rol más secundario, como Kanan. ¿Tanto costaba dejarlo volando espadazos de luz y disparando de vez en cuando? No hace falta ponerlo en ridículo para darle protagonismo, la verdad.
Por lo demás, la acción fue emocionante e intensa, lo que le dio buen dinamismo al episodio, que terminó siendo muy entretenido y con algunos momentos realmente épicos.
Ahora bien, no puedo evitar pensar que ya quedó atrás una novena parte de la temporada y que, de hecho, el arco de Mandalore, más que cerrar, parece proyectarse como muy relevante a futuro. Ya dejé claro que no soy un fanático de esta parte de la historia; tampoco es que la odie, pero no puedo evitar preocuparme porque la serie termine muy enfocada en esto y no nos de un cierre más inmerso en la historia general, con más desarrollo sobre el inicio de la Rebelión y tal vez alguna conexión con los eventos de Rogue One, así sea pequeña. Es temprano para sacar conclusiones pero, repito, no puedo evitar preocuparme.
Lo cierto es que para los fanáticos de Mandalore y su cultura este inicio debe de haber sido realmente brutal, por lo que podemos decir que la temporada arrancó bien y promete ponerse mejor. Solo esperemos que conforme avance nos ofrezca más conexión con la narrativa general y veamos algunos regresos esperados, tales como el de Vader y el de Asohka.