Ahora sí: ¡Rebels está de vuelta! La espera fue larga, sin duda, aunque siendo francos, lo que esperamos por esta serie es menos de lo que esperamos por otras (¿Game of Thrones, alguien?). Con todo, es agradable saberse de nuevo en medio de una temporada de esta serie que, si bien ha tenido sus momentos no tan buenos, nunca ha decepcionado gravemente y más bien ha añadido momentos memorables al canon de Star Wars; así que, sin más demora, comentemos el arranque de la tercera temporada, con la acostumbrada advertencia de que los spoilers se me podrían caer de cuando en cuando.
«Steps into Shadow», título que se le dio al episodio doble que inicia la temporada, tuvo prácticamente todo lo que un buen episodio de Rebels puede tener: acción, rebelaciones, humor, introducción de buenos personajes, conflictos internos, referencias a la historia central y frases y momentos ciertamente memorables. Lo único que faltó fue la presencia de Darth Vader, eso si quisiéramos hablar de un episodio perfecto.
De lo más notable es el estado de Ezra. Como lo anunciaba el final de la segunda temporada y el trailer de esta, el joven padawan se encuentra en una constante tensión dada la tentación que el Lado Oscuro significa para él. Su situación rima perfectamente con la de Luke en la trilogía original, lo cual tiene todo el sentido del mundo puesto que ambos son aprendices de la Fuerza que no contaron con un maestro en el sentido estricto de la palabra. Kanan ha hecho su mejor esfuerzo, pero él mismo vio interrumpido su aprendizaje (ver el volumen 1 del cómic Kanan y la novela A New Dawn para más información al respecto) y dada su reciente ceguera, se encuentra al margen de las actividades rebeldes.
Así, Ezra luce como un joven adulto cuyas habilidades con la Fuerza se han multiplicado, aunque también lo han hecho su aptitud para la violencia y su facilidad para ceder ante la ira. La escena en que manipula al conductor de un walker imperial para que acabe con sus compañeros y, finalmente, con su propia vida, es realmente escalofriante. Como él mismo le aclara a Sabine, esas habilidades no las aprendió de Kanan, sino que las obtuvo por otro medio, el cual parece ser el holocron sith que obtuvo al final de la temporada anterior. La siniestra voz del artefacto lo aconseja con respecto a dejarse alimentar por su ira y su odio lo cual, como bien sabemos, lleva directo al Lado Oscuro.
Kanan, gracias a su retiro, no ha estado muy pendiente de lo que hace su antiguo aprendiz, por lo que le sorprende fuertemente que haya podido abrir el holocron (después de todo, solo lo puede abrir alguien fuerte en el Lado Oscuro) y mucho más que lo haya estado «utilizando». Su preocupación lleva al jedi a conservar el holocron, el cual finalmente dejó al cuidado de uno de los personajes más fascinantes que la serie ha incorporado, el enorme Bendu, un portador de la Fuerza que afirma estar en medio de la luz y la oscuridad. Toda la secuencia entre él y Kanan me pareció genial, dado que el segundo pudo explorarse más a sí mismo, así como su relación con los demás y con la Fuerza, lo que le terminó revelando que hay otras maneras de «ver» el mundo, por lo que su ceguera no tiene por qué mantenerlo alejado de la Rebelión. La frase «si puedes mirarte a ti mismo nunca estarás realmente ciego» es digna de incorporarse a la lista de sabiduría galáctica que la saga lleva décadas acumulando. Habrá que ver si veremos de nuevo a Bendu y qué impacto tendrá finalmente sobre Kanan.
De lo más esperado en esta temporada era el Gran Almirante Thrawn, ese fascinante personaje de los libros de Timothy Zhan que muchos llevaban tiempo esperando que fuera incorporado al canon. Aunque no tuvo mucho tiempo en pantalla, su presencia fue suficiente para garantizar que tendremos a un gran villano cazando a los rebeldes esta temporada. Su voz, su lenguaje corporal, incluso su expresión, todo apunta a que estamos ante una mente fría, calculadora y excepcionalmente capaz. La manera en que dedujo todo el plan rebelde con respecto al robo de las Y-wings que el Imperio estaba por desechar fue solo una muestra de su formidable habilidad como estratega. Ojalá su presencia sea una constante en esta temporada.
Las Y-wings fueron un interesante guiño a la trilogía original, como lo fue en el pasado la explicación del origen de las B-wings; sin embargo, mantengo la duda de por qué la Rebelión sigue sin incorporar estas últimas a su flota. Me preocupa que las Y-wings corran el mismo destino y no continúen apareciendo. Al menos, el que hayan ido explicando de dónde aparecieron ciertas naves me da para pensar que es posible que veamos un origen interesante de las X-wings, las naves más emblemáticas de la Rebelión y mis favoritas a nivel personal.
Con respecto a la misión, no puedo dejar de apuntar que esta iniciativa por robarse unas cuantas naves que el Imperio estaba por desechar no termina de tener sentido. Comprendo que necesiten hacerse de toda la artillería posible, pero arriesgar tanto por unas cuantas naves… tal vez originalmente se suponía que eran muchas más y cuando llegaron ya habían desechado la mayoría, pero en fin, creo que podemos obviar esa circunstancia. Lo cierto es que fue muy emocionante ver cómo el exceso de confianza casi le cobra el precio más alto a Ezra, pues estuvo a punto no solo de enviar a sus amigos a una trampa mortal (la cual no tuvo efecto solo porque Thrawn los dejó escapar), sino de perder su propia vida. El arribo de Kanan, justo a tiempo para salvarlo, fue de lo más emocionante del episodio, sobre todo por ese «Let go…», tan reminiscente de aquel icónico momento en que Obi Wan le dijo lo mismo a Luke durante su trayecto en la trinchera de la Estrella de la Muerte. Los paralelos entre la relación de ambos maestros y aprendices son cada vez mayores. ¿Será que veremos a Kanan sucumbir antes de lo que creíamos?, ¿tal vez a manos del mismo lord sith que acabó con el maestro de Luke? De nuevo, habrá que esperar.
Sobre el resto de los personajes no hay mucho qué decir, más allá de que siguen ahí cumpliendo con sus roles. Es muy probable que en los episodios por venir cada uno vaya teniendo su propio desarrollo, por lo que habrá que esperar antes de juzgar. Por ahora, Chopper sigue con sus picos emocionales, Sabine estrena un nuevo «look» y Hondo sigue preocupado únicamente por el provecho que pueda sacar de cada situación.
De momento, la temporada parece estar sentando las bases de lo que serán arcos muy interesantes, por lo que mis expectativas continúan altas. Es probable que vayamos a tener típicos episodios de relleno por aquí y por allá, pero eso ya lo sabemos. Eso sí, ojalá que los buenos momentos no sean tan esporádicos como la temporada anterior, que nos exigió altas dosis de paciencia para ver lo que realmente importaba.
