Tras el desconcertante episodio anterior, esta semana pudimos ubicarnos un poco mejor y entender el ataque de la alianza contra los Salvadores. Aunque todo eso se agradece, varias resoluciones no me parecieron tan acertadas y borraron de un plumazo algunas posibilidades que se proyectaban a futuro. De todo eso hablaremos ahora pero, como siempre, recuerden: habrá spoilers, procedan con cuidado.

«Monsters» fue un episodio dedicado practicamente por entero a ese viejo tema que ya señalé que se está desgastando de tanto abordarlo. Me refiero a la necesidad o, tal vez mejor dicho, el significado del hecho de matar. Una vez más, personajes como Morgan, Jesus, Maggie y el propio Rick se vieron en circunstancias que retaron su criterio y los hicieron dudar con respecto a tomar vidas.

Jesus y Morgan reviven la cíclica discusión sobre el derecho a matar

En el caso de Morgan y Jesus, sus diferencias de opinión finalmente entraron en verdadero conflicto, llegando literalmente a los golpes. Tal vez, la pelea hubiera sido interesante de no ser porque, como era de esperarse, no pasó realmente nada. Morgan se fue, lo cual de hecho me preocupa ante la perspectiva de tener que verlo pasar otra vez por una crisis existencial. Ojalá su partida represente algo, porque ahora sí es cierto, estamos viendo ocurrir de nuevo cosas que ya vimos lo suficiente.

Maggie, por su cuenta, vio regresar a Gregory a Hiltop, lo que la llevó a la (¿difícil?) decisión de si permitirle entrar o dejarlo afuera a su suerte. A mi criterio era demasiado sencillo: el tipejo NO merecía entrar. En primer lugar, siempre ha sido detestable y ha tenido encuentros muy personales con Maggie; en segundo, traicionó a la alianza ante los ojos de todo el mundo; y, en tercero, es claro que hizo «algo» con Gabriel pues volvió en su auto. ¿Qué más razones tenía Maggie para dejarlo puertas afuera o, cuando menos, apresarlo? Entiendo que no quisiera matarlo, incluso que lo conservara como prisionero, pero dejarlo entrar en total libertad fue demasiado.

«Déjenme entrar, al cabo solo los odio, los traicioné y dejé a uno de ustedes a su suerte para robarle el carro…»

En cuanto a Rick, su sección del episodio dejó lo que podría ser el mayor desperdicio de la serie hasta la fecha. Me refiero, claro, a Morales quien, tras ser revelado en el episodio anterior, en este simplemente fue despachado por Daryl. ¿Para eso lo trajeron de vuelta? La verdad, había muchas posibilidades interesantes aquí. Cuando Rick comenzó a enumerar a los caídos del grupo original de Atlanta, sentí una satisfactoria conexión entre todo lo que estos personajes han vivido, continuidad que no suele abundar mucho en esta serie. En algún momento hasta consideré que Morales podría recapacitar y descubrir que los Salvadores no eran su única opción, pero no, «yo también soy Negan» y de ahí nadie lo podría traer de vuelta. Daryl no tenía otra opción, pero los guionistas sí pudieron pensar en algo más que justificara el regreso de Morales.

Como si no fuera poco ver a Rick titubear ante un enemigo declarado, al final lo vimos extrañarse de nuevo ante la sangre fría de Daryl, quien mató al salvador que les informó del destino de las calibre 50 que buscaban. Rick, para estas alturas, debería haber superado ya esos dilemas.

La despedida de Aaron y Erick fue el momento más emocional del episodio

La «muerte» de Erick es un punto controversial para mí, pues aunque sí me pareció emocional, fue más por la reacción de Aaron que por la importancia del propio Erick. La actuación de Ross Marquand fue espectacular aquí y nos trajo de vuelta esa sensación de pérdida irremediable que hemos vivido tantas veces. Ya que sobrevivir a lo imposible se convirtió en la norma, ver partir a alguien, y a alguien más sufrir por ello devolvió un poco de la crudeza que ha caracterizado a esta serie. Eso sí, espero que realmente haya muerto porque la verdad es que no quedó muy claro si el caminante que se veía a lo lejos era efectivamente Erick y no sería la primera vez que nos vacilan con alguna muerte.

Por último, Carol y Ezekiel arrivaron al puesto de vigilancia de los Salvadores tras una serie de enfrentamientos de los que, milagrosamente, lograron salir sin una sola baja. Claro, todo para descubrir de la manera más cruel posible, que las armas calibre 50 que Rick y Daryl estaban buscando habían sido movidas a ese preciso lugar y los Salvadores no dudaron en utilizarlas. Por lo que vimos en el abrupto corte con que terminó el episodio, muchos murieron en el ataque sorpresa, algunos protegiendo a su rey. Lo que haya pasado con Carol quedó en el suspenso, aunque es muy probable que haya salido bien librada. A pesar de la manipulación narrativa de cortar el episodio justo ahí y la alta probabilidad de que solo hayan muerto personajes anónimos, no dejó de impactarme que Ezekiel manifestara su alegría por haber conseguido llegar sin bajas segundos antes de que el grupo fuera masacrado. Habrá que ver si sigue sonriendo después de esto.

Ezekiel, divisando la amenaza, trata de salvar a los suyos

Pues bien, el episodio redundó en temas que ya cansan y presentó algunos giros que truncaron posibilidades narrativas que se veían interesantes, por lo que no podríamos decir que se trate de un paso adelante. En un formato de episodio mucho más plano y sencillo que los anteriores, vimos la trama girar sobre sí misma y quedarse practicamente donde estaba. De momento, los aliados avanzan, los Salvadores se repliegan y Negan y Gabriel siguen encerrados en aquel contenedor rodeados de caminantes. Francamente, a ratos uno no sabe hacia dónde se dirigirá todo esto.

1 COMENTARIO

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