Después de mucho tiempo en Early Access en la tienda de Steam, Wreckfest llega a consolas como un juego completo. En The Couch hemos obtenido acceso para probarlo en la consola de Sony, y después de muchas abolladuras, golpes, y risas, tenemos nuestras opiniones.
Los juegos de conducción siempre son divertidos cuando tenemos elementos extra que se salgan de la norma, por ejemplo Grid 2, con sus cortos eventos de demolición, y hasta el mismo Forza Horizon 4 con su enorme mapa de juego con muchas diferentes actividades. Pero para un enfoque distinto donde romper autos sea lo principal, tenemos en nuestras manos Wreckfest, el cual combina la destrucción de vehículos junto con las carreras, dando como resultado un juego bastante bien hecho con mucha diversión en el medio. Incluso quienes no sean muy hábiles a la hora de manejar van a pasarla bien, porque en Wreckfest no todo es llegar en primer lugar, sino el querer destruir a tus contrarios en pista, ¡Y resulta bastante satisfactorio!

Wreckfest tiene dos modalidades principales, el modo Carrera, y su faceta Multijugador Online. Quizá la única desilusión que me llevé con el título, es la falta de multijugador local; hubiese sido genial destrozar a mis hijos en la comodidad de nuestro sillón. Pero bueno, al menos los dos modos de juego que hay, funcionan excelente.
Sin más espera me fui de una vez al modo carrera. Este consiste en varias divisiones a las cuales podemos acceder tras conseguir suficientes puntos de clasificación que desbloqueen la siguiente división. Ganar acceso a nuevas competencias es relativamente sencillo, y de las competiciones que jugué en la primera división, si acaso una tuve que repetir para obtener el resultado requerido para ganar los puntos de experiencia de esa competencia en concreto. En resumen, debemos ganar una cantidad determinada de puntos de prestigio (exp) para desbloquear nuevos torneos o ligas de mayor nivel. Como en muchos otros juegos, nos toca empezar desde abajo.
Algunas carreras requieren un vehículo especifico para poder competir en ellas, pero para eso podemos hacernos con dinero ganando torneos, para consecuentemente poder comprar el coche requerido. También, es posible mejorar las prestaciones de los carros que tengamos, haciéndonos con nuevas piezas en el taller, e incluso es posible aplicar cambios visuales a nuestro gusto, aunque en este último apartado el juego no es tan robusto, y se limita a unas cuantas pegatinas que cambian el estilo de pintura.

La conducción de los automotores es una mezcla de arcade con ciertas físicas bien realizadas en lo que respecta al derrape. Todo vehículo al acelerar en una curva, va a perder el control si damos gas al girar, lo que puede terminar en un trompo descomunal, y por ende, en nuestro pobre carro azotado por cualquier otro corredor que venga detrás nuestro. Los azotes de los contrarios son pan de cada día.
Hablando de los choques y azotones que hay en Wreckfest, estos son claramente el objetivo del juego. Chocar a los demás participantes es una delicia, y no existe esa absurda y desagradable «habilidad» que tiene siempre la IA de no perder el control. Aquí, si damos un golpe por detrás a otro corredor, su auto empezará a ir en zig-zag hasta que el conductor recobre el control; se siente real, y nos invita a volverlos a golpear en caso de que nuestra primer embestida no sea suficiente. De hecho, en Wreckfest, siempre nos sentimos invitados a arremeter contra los demás. Igualmente, entre los mismos corredores de la IA habrá golpes, y todo se simula de gran forma en ese sentido: por todo lado hay autos volcados, arrugados, coches que vuelan por fuera del circuito, cuerpos inmóviles en el suelo; ¡Es hermoso!
Las carreras son variadas, hay circuitos que constan de una cantidad X de vueltas, mientras que por otro lado tenemos arenas meramente dedicadas a la demolición. Quienes crecimos con Destruction Derby vamos a recordar con nostalgia aquella joya de 1995. Existen muchos eventos especiales, como carreras contra buses escolares manejados por un loco, enfrentamientos a «muerte» usando podadoras, o carreras en sillones a motor (sí, sillones con motores).
En el tema de rendimiento, siento que anda bien, quizá se notan algunos pequeños bajones de FPS cuando topamos con mucho desmadre en pantalla, pero es algo que se puede esperar en un Indie recién porteado, que viene saliendo de Early Access en PC. Pero su desarrollador mete actualizaciones regulares, las cuales con el tiempo pueden poner a tono esos pequeños detalles que a veces se sienten feíllos.
Visualmente no es sorprendente, los ambientes o locaciones son regulares, donde lo que destacamos es los vehículos, que tienen un acabado bueno, pero que tampoco es la gran cosa. Los detalles de daños son aceptables, y me encanta ver cómo dejé a mis contrincantes tras darles un fuerte golpazo.
En resumen, podemos recomendar este divertido juego de carreras, que sumado a su alocado sistema de destrucción, sin duda va hacernos pasar grandes momentos automovilísticos. Actualmente, Wreckfest se encuentra disponible para PC, Xbox One, y PlayStation 4, a un precio de $39 USD, y cuenta con notas de usuarios de 7/10 entre unas 10,000 calificaciones de jugadores en la plataforma Steam.
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