Después de mis antiguas guerras en el mundo de Rome: Total War 2, mis intentos frustrados de entender Crusader King, y mis fallidas partidas en Civilizations, llego a probar Aggressors: Ancient Rome con algunas dudas. Un juego catalogado dentro del género de 4X, en el que debo hacer crecer mi nación mediante el uso de la política, o la guerra. La expansión del Imperio (o República) usando la fuerza e inteligencia son mi prioridad, y por dicha, Aggressors: Ancient Rome logra aplicar dichas mecánicas de gran forma.

En mi primera partida escogí al todo poderoso Imperio Romano; siempre serán la única opción, así que ya había visualizado como erigía un control total sobre la península y las costas del Mediterráneo, comenzando con una campaña agresiva yendo hacia España, y de ahí saltando al noroeste de África. Mi plan parecía perfecto, y acostumbrado a la jugabilidad de RTW2, no podría imaginar la «pared» con la que iba a topar.

Claro que a inicio del juego podemos escoger cuál civilización queremos utilizar, desde los africanos cartagineses, Esparta, Athenas, y otros de más al centro de Europa. Igualmente podemos optar por escoger un mundo de juego aleatorio, sin un mapa del mediterráneo real, donde nada es conocido.

Agressors Ancient Rome

Volviendo a mi partida y el plan maquiavélico casi infalible, el tiro me salió por la culata, y es que no contaba con una serie de detalles: usualmente mi ejercito iría pueblo tras pueblo arrasando con todo, pero este no fue el caso en Aggressors: Ancient Rome. Las tropas necesitan comida, y la comida no llega si no hay caminos (más tarde me di cuenta que necesito a mis unidades de colonos haciendo los caminos); mi incursión al norte se vio frenada por falta de provisiones, causando bajas en una legión, y por ende su enojo. Como consecuencia de mi falta de planeamiento muchos soldados perecieron, viéndome en la necesidad de traer el ejercito de vuelta a Italia.

Luego del enredo cerca de los Alpes Suizos, entendí que mi misión actual era en realidad capturar la isla de Sicilia, esto fue relativamente sencillo, pero el asedio que siguió tras conquistar ese pedazo de tierra ha sido permanente desde el turno 10 (ya voy por más de 100). Cartago es la mayor potencia en el juego, y su ejército -literalmente imposible de vencer- no hace otra cosa que rondar mi territorio. Sus birremes son imposibles de vencer para mis endebles galeras, y no tengo forma de cruzar hacia el sur ni logro tener líneas de comercio libres de robos porque incluso tras 10+ horas de campaña no me es posible crear mejores barcos que los cartagos. Creo que esto es una falencia del juego, y no de mi habilidad, pero para no estresarme con el juego, decidí simplemente defender Sicilia con tres legiones, mientras me expando al norte (ya con mis caminitos bien bonitos para suplir de comida a mis soldados comelones).

Me da risa -y rabia, haber entendido que esto no es un Total War, no hay luchas entre ejércitos donde controlamos las unidades, esto es más un Civilization que un TW, y con mucho dolor en mi corazón lo acepté, y partir de ahí la diversión llegó convertida en horas y horas llenas de miedo defendiéndome del asedio cartaginés, en esfuerzos por llevarme bien con mis vecinos bárbaros, y sobre todo muchos tratados de comercio; demasiados. El reloj corre sin darme cuenta, lentamente turno a turno estoy forjando las bases para gobernar el mundo, pero tengo la sensación de que quisiera un poco más de luchas, y menos gestión política o de recursos. El juego va muy lento, mucho; pero esto es un 4X, y tengo que recordarlo a menudo.

Agressors Ancient Rome
Agressors Ancient Rome

Aunque suene contradictorio, lo que me fascina es la gestión. Desde los acuerdos comerciales con peticiones de apertura al intercambio de bienes (que suceden el 90% de los turnos), pasando por gestionar qué tanto permitimos a las ciudades procrearse: una natalidad desmedida puede desequilibrar la economía, pero puedo combatir eso haciéndome con nuevas tierras para cultivar, todo está en encontrar el balance. También debemos estar pendientes de mejorar las ciudades con nuevos edificios o estructuras de defensa. Estar al tanto de la felicidad y fidelidad de las ciudades es vital, de la misma manera que podemos hacer que un pueblo enemigo se levante ante sus señores, los enemigos pueden lograr que nuestra plebe llegue a sublevarse.

Muchas veces las demás naciones querrán conseguir materiales para financiar sus guerras o hacer crecer sus ciudades, y si en nuestro haber tenemos abundancia, es seguro que nos buscarán para realizar acuerdos. En dichos cabildos podemos exigir aquellos recursos que nos hagan falta, y exportar lo que nos sobre. Conversar como gente civilizada trae solo buenas cosas, ¡Parley caballeros, parley!

En la diplomacia encontré un detalle molesto, por ejemplo, en un momento determinado tuve una gran relación con Esparta, odiosos engreídos que se hacían llamar mi hermanos de armas pero que a la hora de la hora no fueron capaces de ayudarme a sobrellevar mi lucha con Cartago. Según nuestro tratado, los espartanos y romanos se defenderían de cualquier enemigo en común, pero no fue el caso. Resulta que los desgraciados hijos de Leonidas a su vez gozaban de un tratado de paz con Cartago. Por lo que no era posible que me ayudaran.

Esa actitud fue tan contradictoria con nuestro acuerdo como apegada a una posible realidad. ¿Qué país en su sano juicio se entablaría en guerra con una máquina de muerte como los africanos? Pero bueno, eso hirió mi orgullo de simulacro de César, y estoy planeando un ataque de venganza en un futuro lejano. Sí destaco que en las opciones de diplomacia no hay una opción que permita solicitar a un aliado atacar un enemigo en concreto.

Agressors Ancient Rome

Me gusta mucho que la mayoría de opciones en pantalla tienen una descripción. Pero debo confesar que no todo es sencillo, en mi primer partida (fallida) perdí muchas ciudades porque no entendía que el nivel de la ciudad determina su población también, entonces cuando me atacaban, y hacia tropas en una ciudad, las revueltas del pueblo no se hacían esperar porque estaba tomando personas de un pueblo carente de gente para formar un ejército, lo que en corto plazo genera el éxodo total  y desaparición de la ciudad. Aquí puedo afirmar que es mi culpa porque no soy de hacer tutoriales, pero teniendo muchos tips en pantalla, me resulta molesto que ese detalle no me hubiera sido avisado como otros sí lo fueron. Y lo peor es que los pinches cartagos no perdonan, les das un poco de espacio, y ¡toma!, se adueñan de todo. Lo que no me gusta para nada son los sonidos de las unidades de guerra, casi que todas usan el famoso «Augh Auuugh» de los espartanos, y se siente muy falso en este sentido.

En resumen, Aggressors: Ancient Rome es muy bueno, las personas amantes de los juegos 4X, o gestión, la van a pasar genial, su apego a la historia también puede atraer jugadores que gustan de la antigua Roma, Grecia, o las antiguas civilizaciones en general. Algunos pequeños detalles como su estética sumamente anticuada con visuales pobres dan lugar a áreas de mejora, pero en general, me ha gustado mucho.

Aggressors: Ancient Rome tiene un precio de $30 USD en Steam, y cuenta con una nota de 76 en Metacritic (9.0 por parte de los usuarios).

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