Castlevania llega a Netflix para convertirse en la mejor adaptación que ha visto un video-juego fuera de su propio medio.

De la experta mano y mente de Warren Ellis (quién sigue aún sin fallar una) y Adi Shankar (quien ha dejado claro su extenso amor por la franquicia y por los video-juegos en general) nos llega una serie corta que no solo toma el material de origen con el amor y seriedad que se espera, sino que no se guarda absolutamente ningún golpe en cuanto a su violencia e imágenes.

En únicamente 4 capítulos (que vendría siendo la principal y única queja para con la serie), Castlevania se toma el tiempo de darnos una historia apropiada, respetando no solo el cánon histórico del video-juego, sino también manteniendo el tono trágico por el que Dracula sería conocido luego de la famosa película dirigida por Francis Ford-Coppola.  Esto nos lleva a revivir momentos combinados entre Castlevania III: Dracula´s Curse y Castlevania: Symphony Of The Night cuyas historias en juego tienen elementos que se contradicen (como el origen de Alucard), pero que se fusionan perfecta y correctamente en la serie.

Luego de revivir la máxima tragedia de Dracula, la serie se toma todo el tiempo necesario en expandir mucho más allá la historia del clan Belmont, que aunque el video-juego nos cuenta que fueron excomulgados del servicio de la iglesia y tratados como pecadores, acá podremos ver a un Trevor totalmente atribulado, cínico y harto de la hipocresía de la gente como consecuencia de poseer poderes sobre-humanos para cazar monstruos.

Dejando de lado la bella animación que inmediatamente nos trae recuerdos de Vampire Hunter D y un cast de voces excelente con un muy destacable Dracula a cargo de Graham McTavish, podemos contar con una mezcla de acentos que nos ayudan a sentirnos realmente en el Este de Europa, una visión muy gráfica y violenta (ya habíamos sido advertidos de esto cuando Adi Shankar revelo el proyecto por primera vez) y con una temática, tanto en su historia como en sus imágenes, copiosamente blasfémica para cualquier practicante de la religión católica.

Mientras los episodios y más imagenes seguían pasando, no pude evitar trazar una línea en paralelo con la serie de Spawn de HBO. La muy particular forma en la que los actores de voz entregan sus líneas, casi como susurros al oído y el extremo gore en escenas color carmesí representando el infierno que trae Dracula al pueblo, realmente trae memorias del impacto causado por Spawn en un 1997 que era aún mas censurado que en la actualidad. Además, podemos encontrar ciertos momentos que nos traen a la mente algo de Game Of Thrones, particularmente representados en juegos de poder e injusticias.

Por supuesto que la serie, siendo una carta de amor a la franquicia, no podía quedarse sin una buena cantidad de fan-service. Desde el primer minuto (literalmente) ya hay extensas referencias a la franquicia. Minuciosos detalles como el lobby del castillo que parece salido de Lament Of Innocence, diálogos extraídos directamente de varios juegos de la franquicia que conllevan un poderoso sentido detrás de ellos, locaciones reales y exactas (Targoviste fué la capital real de Wallachia durante el reinado de Vlad III Dracula), hasta la forma en la que Trevor encuentra a Sypha, la serie se toma sus libertades únicamente para atar los cabos necesarios para ser coherente sin llegar a alterar de absolutamente ninguna forma el cánon estudiado por los fans.

La única forma en la que podemos cerrar este análisis de los elementos de la serie es simplemente recomendarles que vayan a verla inmediatamente. Ya sea por su animación, sus temáticas o por ser fans de la saga, simplemente los chances de que salgan desilusionados son simplemente muy bajos. Si éste es el nivel de lo que podemos esperar de la futura serie de Assassin´s Creed a cargo de Shankar, pues Netflix se estará convirtiendo aún mas en el paraíso de las series e historias alternativas.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí