La risa es contagiosa dice el dicho, y nunca ha sido más cierto que cuando contagió a un niño de Buenos Aires, nacido un 18 de noviembre de 1943 bajo el nombre de Daniel.

Ese contagio fue tan grande, que termino por cambiar a un escribano público en un genio con alma de músico y comediante, y por rebote nos dió a miles de latinoamericanos el significado de la risa, esa risa difícil, que viene del intelecto y la pureza del lenguaje y la lírica.

Hoy nos deja un vacío en la risa, que empezó allá por 1967 cuando fundó junto con otros amigos: Les Luthiers, esos que de grandes hitos hicieron muchas gracias! De nada. Esos que mezclaron la inverosimilidad de las cosas cotidianas en instrumentos para la felicidad momentánea que brinda al cuerpo una carcajada.

Su corazón falló definitivamente tras 71 años, su recuerdo nunca nos fallará en la memoria de los que nos reímos desaforta, desastrozadamen, desaforadante, desfa… ¡que nos reímos mucho!


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¡Descansa en paz genio!

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