A estas alturas, y por imposible que parezca, hay gente que vive en una cueva no ha visto Trigun, y el problema con eso es que se están perdiendo por mucho de uno de los mejores animes que han existido desde toda la vida. La historia de la serie es muy sencilla, existe un misterioso pistolero llamado Vash Estampida que responde a esta descripción: gabardina roja, rubio, mujeriego, que puede salir de cualquier situación imaginable y que porta un arma personalizada, por cuya cabeza se ofrece una recompensa de 60 mil millones de doblondólares.
La trama suena simple, y en cierta forma lo es, sin embargo, los motivos de la recompensa así como el origen de nuestro forajido van siendo develados a manera de flashbacks que se entrecruzan muy bien con la trama que se desarrolla a lo largo de los más de veinte capítulos que dura la serie. Otro punto interesante es la animación, que pese a ser de 1998 ha avejentado muy bien con el paso del tiempo, la paleta de colores elegida para la ambientación es impresionante.
Sin embargo, todas esas virtudes palidecen ante el punto más alto de todo el anime: el desarrollo de personajes. Si pudieramos ponerle un nombre a todo lo que sucede a lo largo de la historia sería: resiliencia, que es la capacidad de anteponerse a las adversidades de la vida. Vash es el mayor ejemplo de todo esto, pese a ser un pistolero y haber desatado un caos hace mucho tiempo (y por lo cual tiene sobre su cabeza una recompensa enorme) es un justiciero amante de la paz que odia la violencia y la muerte, sus motivaciones son mucho más oscuras, y no en el sentido maligno de la palabra, sino que las circunstancias que forzaron a su comportamiento son de las más tristes y dolorosas que uno se pudiera imaginar
Sumemos también a Nicolas D. Wolfwood un «padre mercenario» que lucha porque los niños no sufran en su paso por el mundo, Wolfwood es de esos personajes que uno sabe que amará apenas entra en escena, se presenta en un inicio como la antítesis de Vash, sin embargo, termina siendo tan parecido a nuestro pistolero estrella que es difícil saber quién influencia a quién al final.
Tenemos por último al dúo dinamita: Meryl Strife y Milly Thompson, personajes cuya madurez se alcanza al final de la serie. Meryl Strife es una agente de seguros entregada a su trabajo al punto de ser cansina, sin embargo, sus dudas sobre la identidad de Vash, y la forma en la que resuelve y actúa ante los problemas la hacen merecedora de varios títulos dentro de la serie. Podríamos decir que Strife es la cooprotagonista de la historia, aunque formalmente no lo sea.
Por su parte Milly Thompson es la encarnación de la bondad y la inocencia, también es una contradicción ambulante, por una parte no soporta la injusticia, por otra es pasiva en exceso; de un lado es como una niña de 9 años, por otro es enorme, como si el autor nos leyera a cada uno de nosotros y supiera que somos todo eso y más con la realización de su personaje.
Para terminar, no sólo es la construcción de personajes, la animación y demás, es la profundidad con la que las motivaciones son realizadas, la complejidad psicológica del argumento, los momentos emotivos, las risas, las lágrimas, la amalgama perfecta de la naturaleza contradictoria de la humanidad lo que hace de Trigun un excelente anime. Recomendado.
Mientras más te apegues a un recuerdo, más tiempo vivirás en el pasado, mientras más profundo sea el recuerdo al que te apegas, más hermoso será el pasado que recuerdes, los recuerdos no gratos con el tiempo se convierten en odio, aunque miren al futuro, porque pierden la habilidad de transitar, mientras que la cadena pesada llamada venganza siga atando a nuestro corazón, nos seguirán mandando lágrimas de tristeza»
