Por fin hemos llegamos a la mitad de la temporada, muy a pesar de que aún queda un episodio antes de la pausa. Tras el bajonazo de la semana pasada, «Sicut Cervus» volvió a centar lo que podrían ser los precedentes no solo de una interesante antagonista, sino también de una nueva locación llena de posibilidades. Paso a comentar con la usual advertencia: cuidado con los «spoilers«.
La introducción de este episodio me da para hablar de dos cosas. En primer lugar, es muy interesante ver cómo las autoridades religiosas, en este caso católicas, interpretan un fenómeno como el apocalipsis zombi. En The Walking Dead hemos visto diferentes versiones del cristianismo en personajes como Hershell y Gabriel. En esta ocasión, presenciamos un sermón del sacerdote a los feligreses en el que los incita a luchar contra la plaga y no permitir que la situación los aparte de su fe. Eso sí, más adelante entendemos que la incitación no era solo contra el hecho abstracto de la plaga zombi, sino contra alguien en particular. En segundo lugar, me ha gustado mucho que en esta serie hayan contratado a verdaderos hispanohablantes para las escenas en español, evitando horrores como los que se ven en Daredevil y en otras series, cuando ponen a hablar en español a personas que evidentemente no están famliarizadas con la lengua.
De vuelta con el grupo, este por fin logró cruzar hacia México, aunque de una manera muy confusa. Luis trató él solo con las autoridades fronterizas, con las que se vio envuelto en una balacera que acabó con su vida. Tras el altercado, los botes de la policía dispararon contra el Abigail, solo para dejar de hacerlo segundos después. Según Strand, es muy probable que los dejaran en paz con la certeza de que lo que fuera que está en tierra los matará, pero esa explicación me pareció flojísima. En realidad esperaba algún enfrentamiento en la frontera, pero se lo ahorraron olímpicamente, lo que volvió absurdos los temores de Strand y de Luis al considerar la posibilidad de cruzar con tantos acompañantes.
Ya en tierra, la lucha contra caminantes desencadenó una dura situación con Chris. Todo parece indicar que el muchacho por fin se quebró internamente y solo está buscando la oportunidad adecuada para acabar con Maddy. Ahora bien, ¿por qué con Maddy específicamente? Habrá quien diga que porque ella lo cantó con Travis por haber matado a Reed, pero esta explicación no me convence. Además de ese factor, que no me parece de mucho peso, no creo que el muchacho tenga más razones para malquerer a Maddy más que a Nick o a Alicia, hijos adoptivos de su padre. Eso sí, podría ser que el muchacho se la tenga jurada a todos ellos (al final el cuchillo parecía buscar la carne de madre e hija), aunque también podría ser que todo no sea más que un nefasto malentendido…
Este lío con Chris fue de lo más interesante del episodio pues no solo mostró al personaje perturbado y confundido, sino que enfrentó a Maddy y a Travis, quienes discutieron con respecto a qué tanto se parecía su situación a la de Nick. Este último padecía una adicción pero nunca se mostró agresivo con nadie, así que Maddy tiene razón con respecto a que el caso es muy diferente. Habrá que ver qué repercusiones tiene el asunto para el grupo.
Sin duda, la presencia más importante esta semana fue la de Celia, madre de Luis y ama de llaves de Tom Abigail. Por un lado, la señora se perfila como una interesante villana que podría poner en apuros al grupo. Por el otro, no se puede obviar que las similitudes con Hershell son más que evidentes. Con un poco de suerte, toda la trama de almacenar los cadáveres reanimados de antiguos conocidos desembocará en algo diferente, a lo que me inclina el hecho de que Hershell nunca pensó en que sus familiares y amigos estuvieran bien como caminantes, sino que esperaba que apareciera una cura para su estado. Celia, por su parte, cree que la reanimación es una especie de umbral hacia un estado evolucionado de la condición humana, lo que podría llevar a giros interesantes, sobre todo teniendo en cuenta que, con su paulatino acercamiento a los muertos, Nick parece haber sido convencido por la anfitriona.
Hablando de Nick, me resultó sumamente intrigante que al ver el búho tallado sobre el altar recordara su primer encuentro con un caminante. Si lo recuerdan, fue en el primer episodio, cuando la muchacha con la que compartía refugio y drogas en una iglesia abandonada apareció ya convertida y devorando a alguien. Sin embargo, ¿qué tiene que ver una cosa con la otra?, ¿habría algún búho en aquella iglesia? El «flashback» no permitió confirmar nada, por lo que quedamos a la expectativa.
En cuanto a los demás, vimos a Strand muy humanizado al cuidar de su querido y moribundo Tom, aunque al final, al verlo revivir, decidió acabarlo en lugar de suicidarse mediante una hostia envenada de Celia, lo cual era su plan original. Porque sí: Celia fue la responsable de la muerte de todos los feligreses a los que el padre convenció al principio de ir por ella y su reserva de caminantes. Este cambio de opinión de Strand probablemente lo va a poner frente a Celia, quien de fijo esperaba ver a su hijo reanimado. Daniel parece incapaz de librarse de sus «muertos», como los llama Celia. Al parecer, el ex militar torturó o mató niños durante su servicio, por lo que ahora le resulta complicado acabar con caminantes jóvenes. Adicionalmente, pudimos constatar que él sabe lo que significa el símbolo de los búhos, tanto cuando vio la imagen en la moneda de Luis como al llegar a Baja y descubrirla sobre el altar.
Luego de que el arco de Connor fuera tan decepcionante, no me siento muy motivado albergando esperanzas, pero creo que una vez más estamos frente a una historia con potencial. La unión y el estado emocional del grupo nunca han estado tan comprometidos y la perspectiva de una antagonista fuerte y temible nunca sobra. Esperemos que esta vez sí aprovechen los elementos y veamos algo impresionante y aterrador. De lo contrario, no quedará mucho qué esperar de la segunda mitad de la temporada.
