¿Qué más se puede decir sobre esta serie? Durante las últimas semanas se ha hablado tanto a favor como en contra de esta producción de Netflix, probablemente la serie más comentada en lo que va del 2017. Han habido seguidores que alaban su mensaje y personas que critican el abordaje que se le da al tema.

En The Couch publicamos un artículo sobre por qué no se deben perder «13 Reasons Why» y más recientemente un artículo de opinión sobre la serie. Probablemente lo que voy a decir ya muchos lo han leído en otros sitios, por lo que había desistido de escribir al respecto. Además de la ironía que es este artículo con su título. Sin embargo, ante la confirmación de una segunda temporada y el resurgimiento de este debate, considero importante que en The Couch exista una contraparte sobre lo peligroso y dañino que puede resultar esta serie.

Generar ruido y polémica no es lo mismo a reflexionar

Todo bien con tocar un tema tabú en nuestra sociedad. Todo bien con que se genere discusión en las escuelas y colegios, en los trabajos, en grupos de amigos y familia.

El suicidio es la segunda causa de muerte en jóvenes a nivel global, indica la Organización Mundial de la Salud. Según datos del Poder Judicial en Costa Rica, de 328 personas que decidieron quitarse la vida en el 2015 en el país, 138 de ellas eran jóvenes menores de 35 años, 37 eran menores de 19 años y de estos, 7 personas tenían entre 10 y 14 años.

Existe algo llamado «el efecto werther». Hay un aumento en las tasas de suicidio cuando los medios le dan cobertura a un suicidio, cuando las personas leen o ven sobre otra persona que se suicidó o cuando un amigo o familiar se quita la vida. Es por esto que la mayoría de medios de comunicación no incluyen los suicidios en sus secciones de sucesos. El término proviene de la novela de Goethe «Las penas del joven Werther», en la que el protagonista sufre por amor y se quita la vida. El personaje era descrito como los jóvenes europeos de la época y los lectores fácilmente se podían sentir identificados al punto de que hubo una ola de suicidios por parte de personas que parecían imitar al protagonista.

El psicólogo David Phillips instauró el término después de hacer un estudio que comprobaba que el número de suicidios se incrementaba en todo Estados Unidos cada vez que el New York Times publicaba una nota en la portada relacionada con un suicidio. Existen también estudios que comprueban que este efecto es aún mayor entre los jóvenes, y que las representaciones televisivas de suicidios aumentan las tasas y los intentos de quitarse la vida con métodos similares a los que se presentan en la película o programa.

Sí, hay que hablar del tema. Es una realidad que no podemos ignorar o hacer como si fuera inexistente. Pero hay que hacerlo de forma responsable. Al generar un contenido audiovisual con algo tan delicado, hay que tener mucho, muchísimo cuidado en su tratamiento.

 

Empecemos por hablar de cómo es presentada la serie. Viendo el trailer, se introduce como una serie de misterio, cual si fuera un thriller en el que se investiga quién es el asesino, excepto que en este caso es una colegiala con problemas de bullying. La serie genera más morbo en el espectador sobre quién será el personaje del próximo cassette y sobre qué será lo que hizo Clay, de lo que logra reflexionar en los temas que trata.

Se intenta presentar el suicidio de Hannah como un desenlace irremediable debido al bullying que sufría, pero a la vez se romantiza la idea de los cassettes, el discurso con que la víctima culpa a cada uno de sus compañeros del colegio y ni hablar de la escena paso por paso del suicidio en sí. Por más que se quiera justificar esa escena diciendo que «así de cruda es la realidad», hay que ser bastante iluso para no pensar que mostrarlo de forma tan gráfica puede ser dañino, sobre todo para mentes adolescentes o con tendencias suicidas.

No se trata de jugar de hater y criticar la serie por criticarla, porque ha sido el tema de moda o mucho menos de juzgar a Hannah u otros personajes con el argumento de que “no era para tanto”, “así es esa edad” o “lo hizo para llamar la atención”. Jamás. Ninguno de nosotros puede saber lo que pasa por la mente de una persona que considera ir contra el instinto de supervivencia de todo ser humano o de qué manera le afectan ciertas situaciones, que para alguna gente tal vez no sean tan graves, como para pensar que la muerte es mejor opción que esas situaciones que está viviendo.

Sin embargo, hay que hablar de la gravedad de presentar a un grupo de adolescentes, cada uno con sus propios problemas personales, y decidir que uno de ellos es la víctima y los demás son los culpables de matarla. La serie intenta mostrar que el resto de compañeros de Hannah tiene situaciones familiares, sufren de bullying o de otro tipo de problemas, pero a la vez encasilla a estos personajes en estereotipos como que todas las porristas son malas personas y todos los deportistas son patanes, y sus problemas son menos importantes o válidos porque no se suicidaron.

El suicidio como venganza

El sufrimiento de Hannah y sus sentimientos no se exploran lo suficiente cuando la forma en que la conocemos es a través de unos cassettes que intentan presentar su suicidio como una venganza contra sus compañeros. El tono que usa el personaje, la forma en que culpa a cada uno de ellos, hace que la construcción de los demás personajes y el intento de hacerlos tridimensionales y complejos pierda fuerza. En vez de explorar con mayor profundidad la manera en que Hannah fue cambiando, después de cada hecho, hasta llegar a la decisión que tomó, la convierten en un personaje plano que simplemente actúa de manera vengativa con el fin de que sus amigos y conocidos se sientan mal por haberla matado. Todo está mal en el tono que le ponen al personaje. Todo.

El programa tiene algunos aspectos rescatables. Se sabe que hubo un equipo de psicólogos detrás, pero esto no se refleja correctamente en el producto final. Además del tema del suicidio, trata con temas como el slut-shaming, la violación y la importancia del consentimiento en el sexo, pero la crítica se vuelve superficial cuando los cassettes, o saber si Hannah está diciendo la verdad, se vuelven más importantes en la trama que estos otros temas.

Hablemos de un caso en concreto (SPOILER ALERT por si no han visto la serie). Hannah y Jessica son amigas. Luego conocen a Alex y los tres forman un grupo de amigos que toman chocolate caliente mientras juntan sus manos y recitan «fuck my life forever». Alex y Jessica se hacen novios y Hannah se resiente. Más adelante en la historia, Hannah presencia la violación de Jessica, por parte de Bryce. Bryce también viola a Hannah. Hannah sabe lo que esto implica, sabe el sufrimiento por el que puede estar pasando Jessica, y aún así decide culparla a ella por su suicidio. Básicamente se compara a una amiga que se aleja con un violador, y los pone a ambos como igual de culpables, porque para la serie es más importante el morbo y la intriga alrededor de cada cassette que generar una crítica real a un tema como este.

La importancia de pedir ayuda

Por otro lado, está el problema de cómo se presenta a los adultos. Es importantísimo que los adolescentes que ven esta serie sepan que pueden confiar en sus padres y profesores cuando tienen problemas o cuando son víctimas de abusos en sus escuelas o colegios y no pensar que son unos completos ineptos que no van a comprender la situación o que no le van a dar importancia.

La serie presenta a unos padres de Hannah comprensivos y amorosos pero que no tenían ni la menor idea de lo que estaba pasando en la vida de su hija. Muestran a un cuerpo de profesores y a un consejero estudiantil  desconectados con los problemas de sus estudiantes, incapaces de atender los claros mensajes de alguien que está pidiendo ayuda, y que resultan tan ineficientes que terminan de confirmar en Hannah la decisión de quitarse la vida. Si bien es posible que esto ocurra en la vida real, o peor aún, que los adultos sean parte o agraven los problemas del adolescente, la serie deja un mensaje poco esperanzador para quienes pueden estar pasando por algo similar, y en vez de reforzar la importancia de la comunicación en la familia y la búsqueda de ayuda psiquiátrica, hacen ver como si la opción de Hannah era lo que tenía más sentido.

Cuando una persona sufre de depresión o tiene tendencias suicidas debe recibir ayuda profesional y por parte de su familia, pero en la serie no existe ninguna opción de apoyo para la salud mental de Hannah. La serie presenta el bullying, presenta situaciones que pueden hacer que una persona deje de querer vivir, presenta a personas con ciertos privilegios que logran salirse con la suya sin ninguna represalia, pero falla en resaltar que si la protagonista pensaba en el suicidio, no era una persona sana mentalmente, y que las personas con enfermedades mentales deben ser tratadas con urgencia.

Los bullies no solo existen en el colegio, encontramos a personas con malas intenciones a lo largo de toda nuestra vida. Sí, es importante hablar de esta problemática, es importante hablar del slut-shaming, de las invasiones de privacidad, del consentimiento en las relaciones, pero también es importante hablar de que cuando estas cosas sucedan, el suicidio sigue sin ser una opción. El mensaje de la serie se queda en «tratémonos mejor», «pongámonos en los zapatos del otro», pero falla completamente en resaltar que el suicidio no es la respuesta, ni siquiera cuando suceden estas problemáticas.


Mientras que «13 Reasons Why» hace una representación un tanto estereotipada de la adolescencia, otras series de Netflix como The OA o The Get Down hacen una mejor representación de adolescentes y temáticas similares como estudiantes de colegio marginados, jóvenes involucrados en drogas, conflictos familiares o en situaciones de riesgo (tomando en cuenta que sigue siendo ficción, que son géneros completamente distintos y que la finalidad de estas series no era la de hacer una reflexión en estos temas).

Por su parte, la película «The Perks of Being a Wallflower» trata con el tema de la violación y el suicidio de una manera mucho más humana y menos morbosa que se presta para una buena reflexión, en donde se ve introspectivamente al protagonista y se explica mejor su forma de actuar o las razones que pueden llevar a alguien tome una decisión de este tipo. También películas como «It’s Kind of Funny Story» tratan el tema de la salud mental en la adolescencia. En todo caso, lo recomendable es que los jóvenes que consuman este tipo de contenido mantengan una buena comunicación con sus padres. Por último, este cortometraje nacional producido por estudiantes de la UCR busca romper con el silencio y el tabú generado alrededor del suicidio adolescente, mediante un debate responsable y enfocado en la prevención. El corto fue parte de la selección oficial del Festival Shnit San José 2016 y premiado como Mejor Cortometraje en el Festival Enfocus 2016.

Estos son algunas organizaciones que atienden a personas en riesgo de suicidio:

  • Centro de Atención en Salud y Desarrollo Integral 22481451
  • Asociación Costarricense de Estudio y Prevención del Suicidio acepscostarica@gmail.com
  • Rescatando Vidas 2286-2696
  • TeenSmart Internacional 2253-5618

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