Las trilogías son algo complejo, no es fácil redondear una perfectamente, no existe trilogía perfecta en otras palabras, siempre hay una parte que es más débil que las demás; pero, en las que se recordarán por mucho tiempo, siempre hay una parte que sobresale, que eleva a la misma a un nivel especial.

La primera vez que me enteré de este remake, lo primero que pensé fue: “otra franquicia que cae en este tornado hollywoodense de carencia de ideas”, además, nunca he sido el más ávido fan de las películas de los 60. Pero, le di una oportunidad ¿Por qué no?

Rise of the planet of the apes, me tomó por sorpresa, la película fue mucho más profunda de lo que me hubiera imaginado, y estuvo cargada de escenas que me atraparon, escenas que –sin saberlo- iban acumulándose de forma tan particular y estructurada, que para el momento en que Cesar dijo: “¡NO!”, el silencio más atronador que he vivido en una sala de cine, me hizo entender que esto era algo especial.

Estas películas no son acerca de un mundo distópico en el que los humanos somos como animales, y los simios son la raza dominante. Tampoco es ciencia ficción espacial, ni necesita de agujeros negros. Estas películas son acerca de encontrar la humanidad, de saber que el intelecto es nuestro regalo más preciado, que de ahí viene lo que nos hace ser humanos, y que si otra raza tuviera este regalo, sería un motivo de conflicto, irónicamente, por esa otra parte de la naturaleza humana; esa que nos hace ser tan destructivos.

Dawn of the planet of the apes, profundizó en este tema, nos llevó por el camino de una sociedad incipiente, una raza que comienza a ver al mundo de forma distinta, es decir, vemos la evolución en movimiento. Cesar es nuestra ancla a este nuevo mundo, es a través de su historia que podemos ver el nacimiento de una nueva civilización.

Hasta que aparecen los humanos, el virus no nos destruyó, ni nos hizo zombies, y el conflicto del que tanto Cesar ha querido escapar, le toca las puertas de la casa. Aquí también se desarrolla el personaje de Koba, un simio que tiene toda la razón del mundo en odiarnos hasta la última vértebra de su cuerpo. Es él, el que empieza la guerra, pero es Cesar el que va a tener que pelearla.

Con toda esta carga emocional, comienza la esta tercera entrega de la trilogía, y aquí es necesario hablar de lo que esta serie de películas ha significado técnicamente para el cine, antes de seguir con el análisis del filme en sí. Andy Serkis merece un Oscar, punto, el trabajo que hace en captura de movimiento es una cosa, pero la actuación que acompaña a estas capturas, es increíble, desde Gollum hasta Cesar. La forma de transmitir, desde un traje con bombitas, un personaje tan complejo como este, es para quitarse el sombrero, sin mencionar a los desarrolladores de los efectos en sí, ellos merecen todas las palmadas en la espalda del mundo.

Los simios se han ido viendo más y más reales con cada entrega, además, la cinematografía en general, es un lienzo perfecto para los efectos visuales, pues estas películas son hermosas de ver, te transmiten exactamente lo que cada escenario, cada situación y cada personaje necesita, para contribuir a contar una historia.

War for the planet of the apes, no es la excepción, las tomas amplias, los close ups, todo está perfectamente hecho para que las emociones salten desde la pantalla hasta la butaca, la escena inicial de esta película está excepcionalmente realizada, comparable a cualquier película buena de guerrillas que quieran.

Pero, con solo una cinematografía buena, no se hace una buena película, el aspecto central son los personajes (en la mayoría de los casos por supuesto, una excepción notable es Dunkirk) y aquí hay profundidad en cada uno. Todos tiene historia, todos tienen una motivación clara, algunos de ellos los hemos seguido desde el inicio, otros se han ido agregando, pero los nuevos manifiestan el mismo amor por el detalle en cuanto a su historia particular, que los más conocidos.

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El villano también necesita estar a la altura del protagonista para tener peso, esto es algo realmente importante, y aquí encontramos a uno que lo logra; hasta ahora en la trilogía, no ha habido uno. La responsabilidad estuvo en las capaces manos de un viejo conocido, Woody Harrelson, y este se adueña del papel totalmente, puede ser uno de los actores que menos reconocimiento han tenido, pero que su trabajo habla por sí solo.

La palabra “guerra” en el título, es el elemento que podría engañar un poco al público, no quiero decir con esto de que no hay guerra. La hay. Pero es una guerra en dos frentes, el de la guerra de guerrillas (humanos versus primates) y la guerra personal de su personaje central. De hecho, hay tres frentes, pero no quiero hacer spoilers.

El sentido que da centro a toda la trilogía, es en lo que resalta esta tercera entrega. En la humanidad ¿Qué es ser humano? ¿Qué nos hace ser humanos? ¿Cómo reaccionaríamos ante la posibilidad de perder esta condición? Esta película desarrolla todo eso, desde el punto de vista de unos simios que se adelantaron a la evolución.

Los seres humanos somos los malos, eso es algo que es claro en la vida real y en esta película, pero no es una cinta de buenos contra malos, es una guerra por la supervivencia, es el camino de un líder que busca liberar a su pueblo y que comete errores y aciertos.

Si no has visto las dos anteriores, te recomiendo verlas antes, no es requisito para disfrutar esta película, pero te mejorará la experiencia considerablemente. Matt Reeves logró una de las mejores películas de este año, una súper producción hollywoodense con corazón y arte, además que culminó una trilogía con la entrega más fuerte entre las partes, y eso en sí, es un logro sumamente difícil de alcanzar. No te la podés perder.

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