Los títulos enfocados en la narrativa con jugabilidad en primera persona han demostrado ser grandes piezas de arte, tenemos ejemplos como What Remains of Edith Finch, y mirando Paradise Lost es innegable que maneja cierto encanto en el mundo que nos muestra, junto con una gran narración. El problema es que a veces lo siento un poco letárgico para mi gusto, y quizás para algunos jugadores se sienta igual.
En esta historia seremos Szymon, un niño que busca respuestas en un mundo alternativo donde la Segunda Guerra Mundial no terminó en 1945, sino que todo el conflicto bélico tuvo su fin en el año 1965. Todo el tiempo extra que duró la guerra dejó al planeta en la ruina total. La devastación fue tal que casi todo el mundo pereció, pero algunos otros con suerte, fueron tomados en cuenta para ser salvados, y les enviaron a unos búnkeres subterráneos. Estos lugares bajo tierra serían la cuna de un nuevo ejército de paz con la misión de rescatar (por no decir tomar a la fuerza) al planeta.
Como suele ser la norma en los juegos narrativos, hay muchas notas para leer, grabaciones de audio que añaden contexto, también hay objetos en el mundo del juego que deberemos hallar, para conocer un poco más del lore. Ya en el juego, conoceremos casi de entrada a Ewa, con ella se inicia una relación mediante los altavoces incorporados en los lugares que visitamos, y entre los dos podemos vislumbrar mejor lo que está sucediendo aquí durante el tiempo de ejecución de 4-5 horas. Ambos entablan una comunicación que nos ayuda a comprender mejor todo lo que sucede o sucedió en la Tierra.
No todo en Paradise Lost es caminar y leer (u oír), algunos tramos del juego presentan diálogos ocasionales, o acertijos pequeños que podemos resolver con gran facilidad, pero mucho del título en realidad nos pone simplemente a seguir la historia creada por la gente de PolyAmorous. Entonces así nos veremos yendo de un punto a otro para avanzar en el argumento. De hecho, las partes con diálogos que comentamos anteriormente tienen el poder de cambiar el rumbo final en Paradise Lost.
Toda la experiencia tiene un gran potencial, pero mucho de eso se viene abajo cuando nos desplazamos, Szumon es lento, demasiado lento, es como ver una tortuga, a veces hasta quería sacar mi celular para ver redes sociales o charlar en los grupos de amigos. Y se entiende fácilmente que estamos ante un juego de avanzar despacio para que podamos meternos de lleno en la inmersión creada por el desarrollador, pero caminar a 0.001 Km/h es realmente molesto, recuerdo claramente un par de veces cuando entraba a un nuevo lugar, ver un pasillo y pensar »Bueno, aquí caminaré como media hora», y para hacerlo aún más triste, cuando toca explorar una zona, hay que caminar un montón para luego devolvernos todo lo que caminamos, es frustrante y tedioso cuando ya le pierdes la paciencia.
Ahora bien, es digno recalcar lo hermoso que se ve Paradise Lost, tiene un aura hermosa en todo lo que trata de mostrar y retratar, los lugares están en ruinas, destruidos, pero eso no evita que visitemos lugares hermosos con mucha luz y reflejos que se ver demasiado bien, me encantan las estatuas que se aprecian erigidas por el mundo, o las grandes máquinas desahuciadas que dejó la guerra a su paso. El juego tiene una iluminación sencillamente fenomenal, la luz empleada ayuda mucho a resaltar el frío invierno que azota la región donde se ambienta Paradise Lost, dando un resultado precioso. La atmósfera es sublime, sobre todo porque el trabajo de audio realizado que se presenta aquí es de primera categoría, incluso si a veces podría haber un poco más de vida en los fondos estáticos.
Paradise Lost logra mantener el interés durante el tiempo de juego gracias a su historia y el buen trabajo realizado en la narración, el punto negro es que la lentitud al avanzar puede hacer que queramos arrancarnos los pelos de la cabeza si no tenemos paciencia con el andar tan apesadumbrado de su protagonista, aquellos que logren pasar por alto este detalle tienen un gran título por delante.
