Y bien, aquí estamos: terminó la tercera temporada. Ahora sí podemos decir que ha sido todo un viaje, con sus altos y sus bajos, pero que definitivamente ha conseguido mantenernos pendientes de lo que le ocurre a este gran reparto de personajes.

Si bien era complicado alcanzar la barra impuesta por el episodio anterior, los avances daban para esperar grandes cosas de “Zero Hour”, episodio doble con el que la temporada llegaría a su fin. Una vez visto, tengo que decir que me siento francamente decepcionado. Lo curioso es que no se debe tanto a que el episodio fuera malo, de hecho no lo fue, sino a que no pasó prácticamente nada que no estuviera dentro de las posibilidades de lo obvio. Comentaremos, pues, pero no sin recordarles que a partir de aquí habrá muchos spoilers.

A lo largo de la temporada, he percibido que Thrawn, con todo y que es un personaje muy interesante, no ha sido aprovechado en la medida en que lo merece. En esta ocasión, finalmente le tocó el rol de claro antagonista y pudimos ver muchas de sus tácticas así como su legendaria eficiencia… pero aun así sentí que todo se resolvió con demasiada facilidad para los rebeldes.

Los rebeldes escuchan la última transmisión de Fulcrum

Me gustó mucho la forma en que descubrió a Kallus. Además del detalle de que el desenmascaramiento del traidor ocurriera en el antiguo hogar de Ezra, fue satisfactorio que Thrawn fuera a enfrentarlo personalmente y que de hecho llegaran al combate cuerpo a cuerpo. Nota aparte merecen los death troopers, a quienes creí que no volveríamos a ver tras su “extinción” en Rogue One. Me hubiera gustado mucho escuchar su voz encriptada, pero al menos pudimos verlos y comprender que su rol en el Imperio iba mucho más allá de cuidar al director Krennic.

También fue satisfactorio que dedujera la ubicación del sistema de la Chopper Base gracias a su conocimiento cultural y en general sus tácticas y movimientos en batalla dieron cuenta de su habilidad. No obstante, a la hora de la verdad, errores muy infantiles de sus subordinados dieron al traste con la operación, lo que de alguna manera diluye la sensación de implacable efectividad que el gran almirante irradia. La impulsividad de Konstantine y el ineptitud de Pryce parecen dos detalles muy nimios como para que todo el trabajo de Thrawn se perdiera. Incluso, el que el propio gran almirante ordenara que detuvieran el bombardeo sobre Atollon justo cuando el escudo iba a ceder se vio simplemente estúpido.

De hecho, tal vez lo que estuvo flojo en este episodio no fue tanto el uso de Thrawn, sino el diseño general de toda la trama. Pongamos por caso los interdictors: gracias a estas naves, el Imperio fue capaz de crear redes gravitacionales que impedían escapar a los rebeldes. Sin embargo, trajeron solo dos de ellos y destruirlos no fue realmente tan complicado. Claro, uno requirió el sacrificio del comandante Sato, pero el otro simplemente cayó gracias a Ezra, Sabine y unos cuantos mandalorianos… quienes lo atacaron desde afuera.

Las batallas espaciales fueron de lo mejor de este episodio

Así, el sacrificio de Sato le abrió el portillo a Ezra, quien trajo ayuda (mínima) para destruir el segundo interdictor y permitirle el escape al resto. Una cosa llevó a la otra de forma muy simple y derivativa.

Hablando de Sabine, no dejó de parecerme extraño que se le aislara del resto solo para traerla de vuelta unos episodios después, sin ni siquiera explorar la línea narrativa en Mandalore. Claro, ella misma afirma al final que tiene que volver a su mundo, pero la verdad es que esperaba más de su ausencia. Además, como ya mencioné, la ayuda que Ezra obtuvo al traerla consigo fue mínima y no basta para que resulte verosímil que la Alianza se salvara.

Bendu fue otro elemento utilizado de manera muy extraña para mi gusto. En un principio, Kanan señala que necesita advertirle algo a su amigo; luego resulta que lo que busca de Bendu es, precisamente, que los ayude, pero este se opone aduciendo su neutralidad. Finalmente, la criatura montó en cólera y se convirtió en una especie de tormenta… y fue a masacrar al Imperio. Sí, los rayos simplemente caían, pero prácticamente no afectaron a los rebeldes y más bien resultaron ser una manera muy conveniente de salvarles el pellejo. Además, con todo lo imponente que Bendu se veía en su forma “tormentosa”, fue muy sencillo traérselo abajo con unos cuantos disparos. Eso sí, no dejó de interesarme el que se desvaneciera al final; de hecho me recordó a la “muerte” de Obi Wan en el Episodio IV, cuando simplemente desaparece. ¿Se habrá unido Bendu a la Fuerza? Habrá que esperar para ver si lo retoman en la siguiente temporada.

Bendu no toleró que la guerra fuera llevada a su planeta

La liberación de Kallus fue otro elemento muy flojo. Desde su captura, pensé que en algún momento trataría de liberarse y que esto generaría o un excelente combate en el que el comandante caería o una gran secuencia de acción en la que lograría salvarse heroicamente. Pero no… nada más lo mandaron con dos stormtroopers, a los que noqueó para escapar en una cápsula. Quizá, de todas las simplezas que tuvo el episodio esta fue la que más me molesto. Cuando menos, fue agradable ver al valiente personaje finalmente en el Ghost, lo que promete situaciones interesantes para lo que viene.

Un detalle muy específico que me pareció frustrante: según lo que dice AP-5, los rebeldes se dirigen ahora a Yavin, con lo que la oportunidad de ver la base de Dantooine parece descartada. Es una lástima pues, por lo que conozco, esta base solo se ha visto en en la novela Lost Stars y cuando ya había sido abandonada.

Por lo demás, se puede rescatar que las batallas fueron entretenidas, que fue simpático ver al general Dodonna y a las Y-wings del escuadrón verde combatiendo y que al menos Thrawn sobrevivió y podemos esperar algo más de él en la serie. Como mencioné en algún momento, más allá de que el episodio fuera malo, lo que me decepcionó fue la falta de sorpresa y de elementos que dejaran la historia en un punto alto, lo que siempre genera la sensación de que es natural que continúe.

El escuadrón verde defendió la base rebelde a toda costa

Tal vez el final de la segunda temporada fue tan buena que la barra quedó demasiado alta. Pero por ejemplo, ese final no solo fue intensamente emotivo y satisfactorio, sino que dejó muchas incógnitas, como qué iría a hacer Ezra con el holocron sith, qué pretendía realmente Maul, cómo se las ingeniaría Kanan para adaptarse a su ceguera, qué pasó con Asohka y qué acciones tomaría el Imperio con respecto al templo sith de Malachor. De todas estas dudas, solo se abordaron las relacionadas con el holocron y con Maul. Kanan siguió prácticamente como siempre, mencionando su ceguera en un par de ocasiones, como para que no se nos olvide; Asohka prácticamente no fue mencionada y el templo quedó igualmente atrás. Por supuesto que es posible y probable que mucho, si no es que todo, sea abordado en algún momento, pero en retrospectiva resulta frustrante pensar que pasaron ya 22 episodios y no se abordó casi nada.

Algo muy interesante fue lo de Sabine pero, como decía, ojalá no se quede solo en lo que ya vimos. Esperaría que, cuando menos, la próxima temporada contemple algo de esas guerras que se mencionaron en Mandalore pues, de lo contrario, alejar a Sabine habría sido una mera excusa para traerla de vuelta como la salvación en este último episodio.

Curiosamente, lo que se manejó mejor en esta temporada fue a Kallus, pues su personaje sí experimentó un viaje completo y lleno de peligros y situaciones interesantes. Tanto así, que pasó de ser un espía a unirse físicamente a la Rebelión, lo que, como dije antes, deja abiertas perspectivas prometedoras.

En síntesis, este final me parece una buena manera de representar lo que fue la temporada entera: entretenida, pero sin la relevancia de las dos anteriores. Habrá que esperar para ver qué nos trae la cuarta, la cual, si todo sale como espero, seguiré comentando en este espacio. Gracias a todos por leer y que la Fuerza los acompañe.

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