Uno lo sabe. Es una verdad irrefutable e inevitable. Sin embargo, cada temporada se siente la misma desazón cuando ocurre; lo sufren los seguidores de todo tipo de series, desde anime hasta la acción real. Me refiero, claro, al relleno. Esta semana, Rebels nos trajo el episodio menos sustancioso de lo que va de temporada y, como corresponde, lo comentaremos igual, no sin antes recordar que la siguiente reseña contendrá los usuales «spoilers»… aunque no hay mucho que arruinar esta vez, de todas maneras.

«Iron Squadron» comenzó con lo que parecía ser una revelación muy importante pero, conforme avanzó el episodio, pudimos comprobar que todo fue una falsa alarma. Tal vez, la decepción con respecto a ese detalle fue lo que me llevó a sentir la intrascendencia del capítulo como un golpe tan bajo. El caso es que no más comenzando, apareció en pantalla lo que parecía ser nada menos que la Outrider, la carguera coreliana que recordarán quienes hayan consumido alguna de las versiones de Shadows of the Empire, historia del Universo Expandido (UE en adelante) que se popularizó a mediados de los noventa.

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El Ghost sobrevuela a la que en algún momento parecía ser la Outrider.

Concebido como un proyecto que prepararía el terreno para la venida de la Edición Especial de la trilogía original y de la eventual trilogía de precuelas, Shadows of the Empire contaba una historia ubicada entre los episodios V y VI, período nunca antes (ni después) explorado por expansión alguna. Pues bien, dicha historia, contada en forma tanto de novela como de cómic y videojuego (aaah aquel legendario cartucho de N64…), era protagonizada por Dash Rendar, un mercenario muy al estilo de Han Solo quien se trasladaba por la galaxia a bordo de la mencionada Outrider.

Al ver las primeras escenas del episodio, mi corazón se aceleró al suponer que Thrawn no sería el único personaje del UE que sería canonizado esta temporada. Sin embargo, mi ilusión se desvaneció al comprobar que la nave (a la cual nadie se refirió nunca como «Outrider») no venía tripulada por Rendar, sino por un joven llamado Mart y dos acompañantes con los que integraba el titular «Iron Squadron«, mini célula guerrillera entregada a la causa de sacar al Imperio de Mycoppo.

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Portada de Shadows of the Empire para Nintendo 64

El muchacho resultó ser el sobrino del comandante Sato, lo que llevó a una de las escasos datos relevantes que arrojó el episodio: Sato y Thrawn tienen historia; así lo dejó claro el último al señalar que conoce al primero y, de hecho, insinuarle que lo que sea que hayan vivido no se ha acabado aún.

Por lo demás, el capítulo no pasó de ser una aventura más de la tripulación del Ghost, en la cual Ezra mostró todo lo que ha madurado, al comentarle al revoltoso Mart que no solo importa el deseo de luchar, sino la forma en que se luche. El joven ha cambiado mucho desde que dejó Lothal y este tipo de situaciones ayudan a mostrarlo. En cuanto a Thrawn, apareció e informó sobre su pasado con Sato, pero nada más. Muy lejos de la emocionante aparición que tuvo en «Hera’s Heroes«, aquí no fue más que una presencia de fondo. Tendremos que seguir esperando para ver la próxima gran entrada del almirante.

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El Iron Squadron con todo y su droide.

Hablando de imperiales, me decepcionó mucho que el ataque a la nave del General Constantine no pasara de un susto. Creo que algo que le hace falta a esta serie es ser más definitiva en sus consecuencias, como cuando la ministra Maketh Tua abordó aquella nave imperial en la primera temporada y no vivió para contarlo. La situación con Constantine era un buen momento para sacudir la historia con una muerte relativamente importante pero, como parece ser la tónica, no ocurrió de esa manera.

Como dato adicional, la aparición de esta nave tan similar a la Outrider podría deberse a un intento por justificar el supuesto avistamiento de esa nave ocurrido en el episodio IV, cuando parece que se ve sobrevolando Mos Eisley. No es que hiciera falta justificar esto, pero asumo que la utilización del modelo podría deberse a ello.

Como dije al principio, el relleno es prácticamente inevitable en las series, sobre todo si, como Rebels, están dirigidas a un público joven. Solo nos queda disfrutarlo en la medida en que sea posible y dar tiempo a los episodios realmente importantes que, como hemos visto antes, no decepcionan una vez que llegan. Como diría Yoda: ¡paciencia!

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