Bueno… al menos esta semana Rebels levantó con un episodio que, si bien no trajo consigo todo lo que esperábamos, resultó mucho más entretenido y sustancioso que los anteriores. Paso a comentar, no sin antes recordarles que esta reseña, como todas, contendrá «spoilers».

Como lo mencioné en mi reseña anterior, esperaba mucho de «An inside man«. La mención de una «nueva arma imperial» en la sinopsis del episodio parecía prometer alguna conexión con Rogue One, puesto que dicha arma podía ser la mismísima Estrella de la Muerte. No obstante, al final resultó ser que el Imperio está preparando la producción de un nuevo TIE Interceptor que, a diferencia de todos los TIEs conocidos hasta el momento, habría sido desarrollado con escudos defensivos. Lo que sería un duro golpe para los planes rebeldes.

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Thrawn supervisando personalmente la fábrica en Lothal.

Aclarado ese punto, el cual me decepcionó mucho para serles franco, he de decir que el episodio me entretuvo y me pareció mucho más efectivo que los dos o tres anteriores, sobre todo por la presencia del Gran Almirante Thrawn quien, sin llegar aún a ser el villano determinante que estamos esperando, mostró hasta dónde es capaz de llegar con tal de erradicar cualquier intento de sabotaje. Al ejecutar a Sumar, Thrawn mostró su frialdad y su entrega a la causa, la cual es más importante que la vida de cualquier empleado de fábrica. Además, sus estudios sobre los símbolos rebeldes y las posesiones de los tripulantes del Ghost denotan su dedicación por el estudio de sus rivales.

Por otro lado, la revelación de que Kallus es el nuevo Fulcrum fue lo más impactante de este episodio. Se dice que algunos seguidores ya lo habían intuido, pero a mí ni me pasaba por la cabeza. Dado que al ayudar a Sabine y a Wedge en la academia de pilotos pidió que le dijeran a Zeb que «estaban a mano», supuse que se trataba de un favor único a través del cual consideró finalizada su colaboración con los rebeldes. Sin embargo, el que haya asumido la identidad de Fulcrum lo convierte en un doble agente confirmado. Lo más interesante del caso es que ahora está bajo la intensa mirada roja de Thrawn, a quien no parecer fácil engañar.

En cuanto a los héroes, Ezra y Kanan se infiltraron de la manera en que lo han hecho siempre: despachando a dos Troopers y usando sus uniformes como disfraz. Ya lo he dicho, pero he de repetir que me frustra un poco que los soldados imperiales sean TAN ineficientes… es que claro, sabemos que sus armaduras blancas nunca han servido para mucho pero ¿que los noqueen de un puñetazo aún usando el casco? Se vio sencillamente absurdo (Cuando menos esta vez no les fue tan sencillo engañar a todo el mundo diciendo que se habían equivocado de sección…),

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Ezra y Kanan: maestros del disfraz.

La presencia de Thrawn comenzó a sentirse con más fuerza y pudimos ver que uno de sus proyectos consiste en ese nuevo Interceptor con escudos. Ahora bien, esto me lleva a preguntarme qué justificación darán, si es que dan alguna, para que esta nave (y la TIE Striker que aparecerá en Rogue One) no aparezcan nunca más en las siguientes películas. Alguien me dijo una vez que no tenían que justificar nada puesto que la galaxia es enorme y el conflicto se peleó en muchos frentes. Así, unas naves se usaron en determinadas zonas, otras en otras. Aunque suena razonable, ¿no les parece cuando menos extraño que si están por crear una TIE con escudos esta no se haya utilizado en las batallas más aguerridas de la guerra civil galáctica? Claro, aún hay que ver si dichas TIEs se llegan siquiera a producir, pero es un conflicto narrativo que me preocupa y que espero que solucionen de una buena manera.

Así acabó el penúltimo capítulo de esta media temporada. Quedó debiendo a mi parecer, pero sobre todo por expectativas que algunos nos habíamos hecho. Como perspectivas para el futuro, podemos quedarnos con un Thrawn cada vez más activo y ominoso, aparentemente pronto a tomar acción directa sobre los rebeldes que, hasta el momento, se las han arreglado para salir prácticamente ilesos de sus encuentros con él. Esperemos que en la segunda mitad de la temporada, si no es que ya desde el propio cierre de esta mitad, el Gran Almirante se convierta en mucho más que el apagado observador que ha sido hasta ahora.

 

 

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