En 2012, Disney compró Lucasfilm. El movimiento significó el inevitable advenimiento de nuevos capítulos de Star Wars. Entre la euforia de unos y el temor de otros, un detalle comenzó a ser objeto de especulación por parte de los seguidores: ¿qué pasaría con las novelas, cómics, vídeo juegos y demás materiales que habían expandido el universo de las películas durante años? Pues bien, como era de esperarse, Disney simplificó el panorama de un plumazo: todo el material adicional a las películas (con la excepción de las seis temporadas de The Clone Wars) quedaba fuera del canon oficial.

De nuevo: euforia de unos y frustración de otros. El caso era que Disney necesitaba una hoja en blanco para extender la saga, pues las dificultades de producir películas que respetaran todo (o casi todo) el material adicional eran innumerables. Así, la decisión resulta incontestable: si queríamos más películas, teníamos que renunciar al Universo Expandido. Con todo, en otra de sus geniales medidas, Disney decidió mantener en producción todo ese material, aunque bajo la etiqueta de Legends. Aún más: bajo el atento control del Lucas Film Story Group, equipo de creativos encargados de la adecuada continuidad de las historias, iniciaría la creación de un nuevo canon, el cual incluiría novelas, cómics, cuentos, vídeo juegos, series de televisión y demás productos, todos los cuales se acoplarían en una gran narrativa sin contradicciones ni paralelismos.

En The Couch nos interesa brindarles una suerte de guía de este nuevo canon, la cual consistirá en una serie de reseñas de los distintos libros publicados (sin spoilers, mientras no se indique lo contrario), con la cual podrán hacerse una idea de lo que tratan los textos, el lugar que ocupan en la línea de tiempo, los personajes que aparecen, etc. Esta guía estará siempre bajo el título «Star Wars: un nuevo canon» y hoy, 4 de mayo, la inauguramos con la reseña del libro A New Dawn, del autor John Jacson Miller.

Arte utilizado en la portada de la novela.

Esta novela, publicada el 2 de setiembre de 2014, resultó la primera aparecida bajo el criterio del nuevo canon oficial. Se trata, básicamente, de una precuela de Star Wars Rebels, serie de televisión que aparecería un mes después. Así, en la línea temporal, la historia se ubica entre los episodios III y IV, seis años antes de que los eventos de Rebels tengan lugar.

Con franqueza, aún me pregunto por qué habrán decidido que esta novela en particular tuviera el honor de ser la primera del nuevo canon. Por un lado, leyéndola ahora, cuando ya hemos visto casi toda Rebels, leído otros libros y visto dos películas nuevas, se puede concluir que los únicos interesados en esta novela podrían ser los seguidores de la serie televisiva; por otro, lo único que dichos seguidores obtendrán de este libro es el relato, no muy interesante, de cómo se conocieron Kanan y Hera.

Con un ritmo más bien lento, la novela nos cuenta de una época en que, tras haber sobrevivido a la Orden 66, Kanan sobrevive trabajando como piloto de cargueros en una mina de thorilide, preciada sustancia utilizada en la construcción de naves estelares. En medio de un reparto no muy interesante de personajes, Kanan se enfrenta a la ambición imperial por extraer todo el thorilide posible y el inminente colapso ambiental que dicha actividad provocará, según lo previsto por Skelly, uno de sus compañeros de trabajo.

Por parte del Imperio, conocemos al conde Denetrius Vidian, implacable oficial cuyo atributo fundamental consiste en que su cuerpo está casi totalmente compuesto por partes robóticas. Si bien hemos visto a otros personajes de la saga cuyos cuerpos fueron parcialmente reconstruidos (entre los que se cuentan los propios Darth Vader y Luke Skywalker), el caso de Vidian es en verdad extremo, pues hasta su cara tuvo que ser reconstruida tras un terrible padecimiento que por poco le cuesta la vida. Incluso, los componentes artificiales le dotan de fuerza sobrehumana y una serie de dispositivos que mejoran sus sentidos. He de decir que este personaje es uno de los más atractivos, no solo por su condición de cyborg sino también por su frialdad a la hora de despachar a quienes no siguen sus órdenes o están en su camino de alguna manera. Durante la novela el conde ejecuta despiadadamente a algunos personajes centrales, lo que no deja de ser sorprendente. Además, Vidian es el sujeto de un giro de trama muy bien logrado hacia el final del texto, lo cual podríamos considerar lo mejor de la novela en términos de trama.

También aparece la oficial Rae Sloane, quien hará futuras apariciones en otras novelas. Se trata del personaje a través del que presenciamos las atrocidades cometidas por Vidian, así como la competencia entre este y otros proveedores de thorilide por el favor del Emperador. Sin mucho desarrollo, el personaje es establecido de cara a sus futuras historias.

Hera aparece pues le sigue la pista a Vidian. En el camino se topará con Kanan, con lo que obtendremos la versión oficial de cómo se conocieron estos dos personajes. Como mencioné ya, el encuentro no es singularmente interesante, aunque los personajes comparten algunas escenas de acción que hacen fluir la lectura. De hecho lo que sí me sorprendió, y disculpen si alguien lo considera un SPOILER, por lo que hago la alerta de todas maneras, fue no ver a Sabine ni a Zeb, ya que al tratarse de una precuela de Rebels supuse que veríamos la conformación de la tripulación del Ghost, no solo la manera en que Hera reclutó a Kanan.

En síntesis, la novela definitivamente no es la mejor para empezar a consumir el nuevo canon, a menos de que sean obsesivos (como yo) y quieran leer absolutamente todo el nuevo material. Más allá de algunos pocos datos sobre el pasado de Kanan y la manera en que se ha librado de ser cazado por el Imperio, no hay muchos datos enmarcables en la narrativa general, lo que convierte a la novela en una anécdota que bien pudo narrarse en unas cuantas páginas.

No obstante, aunque las novelas no comenzaron necesariamente con el pie derecho, cosas mucho mejores la sucedieron, tal y como lo veremos en futuras reseñas de esta sección. Hasta entonces: que la Fuerza los acompañe.

 

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