Harvey Weinstein resultó ser el peor villano que ha tenido Hollywood jamás. Misógino, violador, abusivo, acosador… La lista no termina, pero parece que incluso a aquellos a quienes no quería abusar sexualmente los atormentaba con su poder. Excepto que las víctimas fueran Studio Ghibli. En ese caso, el que salía intimidado era Weinstein.
Recientemente, Metro, SoraNews y Kobini republicaron una entrevista del 2005 para The Guardian, en la cual Hayao Miyazaki contaba la historia de cómo Harvey intentó sobrepasarse con su empresa.
Al parecer, Weistein tenía la manía de reeditar y recortar absolutamente todo lo que llegaba a sus manos. Para él, no había ninguna visión creativa ni ritmo intrínseco de una película por respetar, lo que Harvey quería, Harvey conseguía. Incluso, cuentan los rumores que en Hollywood le tenían el apodo de Harvey Scissorhands, o Harvey Manos de Tijera.
Así que cuando el reconocido abusador dirigía Miramax Films, una subsidiaria de Disney, resultó que los derechos de distribución de La Princesa Mononoke en América cayeron bajo el poder de sus filosas garras. Entonces, el hombre decidió que iba a recortar el largometraje de anime sin clemencia para ajustarse a lo que él quería, y eso no le cayó nada bien a Ghibli.
¿La solución? Enviarle una filosa katana a Weinstein a su oficina, con la frase «Ni un corte» grabada en su hoja metálica. Sólo digamos que la artimaña funcionó a la perfección, como todos los bullies, Harvey Weinstein era fácil de intimidar.
Ahora, Miyazaki sí quiere dejar bien claro que él no fue el de la idea ni el de la ejecución, aunque se alegra del éxito de la estrategia. «De hecho, fue mi productor el que hizo eso. Aunque yo sí fui a Nueva York a encontrarme con este hombre, este Harvey Weinstein, y fui bombardeo con sus ataques agresivos, todas estas exigencias para cortes [al filme].»
«Yo lo vencí», dijo Miyazaki en la entrevista, sonriendo. Y no fue el último en vencer al monstruo que ocultó Hollywood por tanto tiempo. Al final, el villano obtuvo su merecido gracias a las voces de decenas de valientes víctimas.
