Se acabó. Tengo adentro un vacío profundo y oscuro que no parece tener intenciones de desvanecerse. Todo apunta a que, ahora sí, Twin Peaks ha llegado a su fin y, contrario a lo que pensábamos, estamos casi como al principio. Hay demasiadas preguntas, demasiadas dudas, frustración, ganas de que no sea cierto, de que anuncien que viene una nueva temporada, una película, un corto de cinco minutos que nos dé alguna clase de cierre…. ¡algo, por favor!… pero de momento, parece que este es el fin. Y, con todo, creo que no había otra manera de que acabara. Esta sensación, estas ansias, este vacío… todo es correcto, es la manera apropiada de despedir una serie como esta. Paso a comentar los últimos dos episodios con la advertencia de siempre: habrá spoilers aunque, ahora más que nunca, dudo estos tengan sentido.

No sé por qué razón habrán decidido liberar juntos los dos episodios finales. Probablemente fue para homologar el inicio de la temporada, en el cual se liberaron también dos juntos, aunque también es muy probable que Lynch lo decidiera así para que el impacto del final fuera aún mayor. Lo cierto del caso es que tuvimos dos partes claramente diferenciadas entre sí, tanto en tono como en ritmo, temas y, por supuesto, trama.

«Part 17» fue lo que muchos podríamos haber vaticinado como el final. Tuvimos reuniones, resoluciones y la pelea final contra Cooper-malo, la cual provocó incluso la derrota final de BOB. Con respecto al desenlace de la historia del döppelganger, he de confesar que me decepcionó un poco la manera en que este llegó a Twin Peaks, puesto que en realidad no tuvo (o no pareció tener) mucho sentido. Toda la temporada el tipo estuvo interesado en las famosas coordenadas, que resultaron ser la ubicación de trampas mediante las que lo querían eliminar. La manera en que dirigió a Richard a su horrible muerte en el episodio anterior me hizo pensar en que probablemente su cometido era anular cada una de las trampas y que fuera imposible derrotarlo. Sin embargo, cayó en la trampa del bosque con toda facilidad, lo que lo llevó a la jefatura y a su eventual muerte.

Cooper-malo tomó asiento en la jefatura de Twin Peaks, uno de los momentos más tensos de la serie

Claro, no se puede negar que toda la secuencia del villano arribando a la jefatura y siendo confundido con Cooper fue una obra maestra del suspenso. A cada momento parecía más probable que se desatara una carnicería sin precedentes, sobre todo porque no solo Cooper-malo estaba ahí, sino que Chad logró liberarse y estuvo cerca de matar a Andy. Afortunadamente, en el momento más reminiscente del viejo Cooper, este hizo una llamada que comprobó que el que habían dejado entrar no era el indicado. Me encantó que Lucy fuera quien le disparara a Cooper-malo y que, por alguna razón, por ello comprendiera el funcionamiento de los teléfonos celulares.

La pelea con BOB fue impresionante también. Freddie finalmente cumplió con su destino y, muy a pesar de que el personaje fue presentado hace un par de episodios y apenas tuvo tiempo en pantalla, debo reconocer que temí por él cuando BOB lo atacó. Por suerte, su mano enguantada tuvo la fuerza necesaria para vencer al maligno ente y conservar su propia vida. Cooper pudo finalmente ponerle el anillo a Cooper-malo y enviarlo a la Logia, librándose de él para siempre.

BOB emergió de Cooper-malo en forma de una bola flotante

Con respecto a la reunión, también me sentí un poco decepcionado, pues esperaba que Cooper tuviera un poco más de tiempo para compartir con sus amigos. Apenas lo vimos intercambiar algunas palabras con todos, por no mencionar que realmente no lo vimos enfrentar a su doble, lo cual yo también estaba esperando. En todo caso, toda esta sección en la comisaría fue muy emocionante y ofreció un cierre satisfactorio para la mayoría de las líneas narrativas.

Con todo, los últimos minutos nos tenían mucho aún reservado. Tras pedirle al sheriff la llave de la habitación del Great Northern, Cooper nota la presencia de Naido y hace un gesto de asombro muy cercano al horror, como si se acabara de dar cuenta de algo muy malo. La imagen de ese gesto se superpone sobre la escena, que transcurre con esa superposición de la cara del agente. A continuación, ante la llegada de Bobby, Cooper cuenta que el mayor Briggs había reunido información que lo había puesto al tanto de todo lo que iba a pasar y lo había acercado a Gordon Cole, quien de hecho aparece justo en ese momento en la jefatura. Lo investigado por Briggs es lo que los reunió a todos ahí, pues «el pasado dicta el futuro» y ahora, en palabras de Cooper, «algunas cosas van a cambiar».

El grupo entero escucha a Cooper… mientras la cara de este preside toda la escena…

Es entonces cuando Naido se acerca a tocar a Cooper y se revela que esta no es otra que la verdadera Diane, quien besa a Cooper. Este le pregunta si recuerda todo; ella contesta que sí, y mira el reloj. Una toma nos muestra que el aparato funciona de forma errática, y de inmediato, la cara superpuesta de Cooper expresa, en una voz alterada, que «todos vivimos en un sueño». A continuación, el Cooper presente expresa su deseo de volverlos a ver a todos y, acto seguido, tras un fallo de la luz, grita «¡Gordon!», a lo que este responde, «¡Coop!» y un fundido en negro nos deja con la cara superpuesta. Esta se mantiene sobre una nueva escena que nos muestra a Cooper, Diane y Gordon acercándose a la puerta de la habitación 315, de donde procede el típico zumbido. El agente les explica que debe continuar solo y, tras despedirse, entra a la habitación.

Tras la puerta, Mike recibió a Cooper y lo llevó, por el mismo camino que antes recorriera Cooper-malo, a ver a Phillip Jeffries, quien le habló de Judy y de la necesidad de detenerla. Al principio del episodio, Gordon les había comentado a Tammy y a Albert que ha guardado un secreto desde hace 25 años: el mayor Briggs descubrió una entidad en extremo negativa conocida antiguamente como «Jow Day». Con el tiempo, el nombre se convirtió en Judy. Briggs, Cooper y Gordon tenían un plan para llegar a Judy, pero «algo» pasó con Briggs y «algo» más pasó con Cooper. Phillip Jeffries estaba siguiendo a tal entidad al desaparecer también. Así, toda la trama parece dirigirse hacia esta búsqueda de la tal Judy y su eventual destrucción.

Cooper, Diane y Gordon caminan hacia la habitación 315

Jeffries, en su nueva forma de cafetera gigante, le dice a Cooper que podrá encontrar a Judy «aquí», tras lo que le muestra el símbolo de la Logia Negra que, tras unas modificaciones, termina convirtiéndose en un ocho. A continuación, vemos de nuevo la escena de Fire Walk With Me en que Laura se escapa con James, justo la noche en que fue asesinada. No obstante, esta vez Cooper la sigue para tratar de impedir su asesinato. De hecho lo logra e incluso pudimos ver las escenas que abrieron el piloto de la serie, pero el cuerpo de Laura envuelto en plástico desaparece de la orilla del río. Por un momento, pensé que Lynch habría reeditado el primer episodio de modo que este transcurriera de otra forma, sin el asesinato de Laura, y la línea temporal fuera reiniciada de alguna manera. Pero de pronto una nueva escena en casa de los Palmer nos mostró a una Sarah muy perturbada destrozando la foto de su hija…

Aunque Cooper consiguió desviar a Laura de su camino y evitar así su muerte, mientras la transportaba por el bosque terminó perdiéndola de vista. Como en el mito de Orfeo y Euridice, el agente no consiguió sacar a la joven del Hades.

Cooper toma la mano de Laura, en un intento por evitar su asesinato

Y bien…. eso nos lleva al último episodio. La Parte 18 fue una especie de colofón que subvertió cualquier expectativa que podíamos tener con respecto a los cabos sueltos no solo de lo que habíamos visto, sino del propio episodio anterior. Sin temor a equivocarme, creo que nadie podía esperar algo como lo que vimos, y lo mejor del caso es que no hizo falta que fuera algo tan visual y conceptualmente críptico como la Parte 8, sino que a través de una serie de secuencias ubicables dentro de lo realista y normal, la serie acabó de la manera más desconcertante posible, incluso más que el famoso final de la segunda temporada que, de hecho, permitió la existencia de estos nuevos episodios.

Lo primero que vimos fue la destrucción final de Cooper-malo y la creación, por parte de Mike, de una nueva tulpa de Cooper, destinada a regresar con los Jones. Probablemente, esta sea la única historia que tuvo un cierre efectivamente feliz y completo, pues la familia quedó reunida. Sin embargo, tras este breve momento de satisfacción, siguieron los problemas.

Tras perder a Laura en el bosque y escuchar su grito desgarrador, vimos cómo Cooper vivía de nuevo los eventos que vimos ocurrir en la Logia Negra en el primer episodio. De hecho, es posible que, aunque hubiéramos visto las escenas anteriormente, en realidad ahora estuvieran ocurriendo en tiempo real. La pregunta de Mike, «¿es esto el futuro o el pasado?» parece hablar en favor de esa propuesta. Al visitar al «brazo», este le pregunta a Cooper si esta es la historia de la chica que vivía junto a la carretera. Luego vemos a Laura susurrarle algo al oído… justo antes de gritar y salir volando de la Logia. Un breve intercambio con Leland, quien le pide que encuentre a Laura (otra vez) cierra la secuencia.

Diane y Cooper avanzan hacia la milla 430…

Cooper deja la Logia, aparentemente por su propio pie, y se reúne con Diane, con quien emprende un viaje por carretera. Pasan la noche en un motel, donde tienen sexo; a la mañana siguiente, Diane se fue y dejó una nota en la que se refiere a ellos mismos como Richard y Linda. En el camino, Cooper había mencionado algo de cruzar un punto del camino tras el cual todo sería diferente. Pues bien, pareciera que en efecto cruzaron a otra realidad donde esos son sus nombres.

Al encontrarse solo, Cooper continúa su camino y se topa con una cafetería llamada Judy’s donde, tras enfrentarse, muy al estilo de Cooper-malo, a unos vaqueros abusivos, obtiene la dirección de una camarera quien tenía ese día libre. Siguiendo la dirección, Cooper se encuentra a Laura. Sí, a Laura. Claro, cuando el agente la llama por ese nombre la mujer afirma llamarse Carrie Page y no tener idea de quién es Laura Palmer. Tras otras preguntas, queda claro que esta no es Laura, pero al escuchar el nombre de Sarah Palmer, algo resuena en la memoria de la mujer, quien reacciona y decide acompañar a Cooper.

Carrie y Cooper pasaron buena parte del episodio dirigiéndose a Twin Peaks

Al llegar a Twin Peaks, Carrie afirma no recordar nada. Cuando llegan a la casa de los Palmer, quien abre la puerta no es Sarah, sino una mujer de apellido Tremond quien, interrogada por Cooper, informa que compró esa casa a una mujer apellidada Chalfont. Estos apellidos nos remiten a la misteriosa abuela y el misterioso nieto que vimos en la serie original. Donna le llevaba comida express a esta mujer y, como nos enteramos luego, ambos eran conocidos también con el apellido Chalfont. En Fire Walk With Me, vimos que esta singular pareja también se le apareció a Teresa Banks poco antes de ser asesinada…

El caso es que esta casa no es de los Palmer. Parece que nunca lo hubiera sido. Lo cual, de hecho, tiene sentido si quien se supone que es Laura dice llamarse Carrie Page y no tiene ningún recuerdo de Twin Peaks. Vencido, Cooper se disculpa con la mujer y regresa a la calle, donde se pregunta «¿Qué año es este?», unos segundos antes de que Carrie escuche a Sarah Palmer llamando «¿Laura?, ¿Lauraaaaa?» y lance un desgarrador grito que concluye la temporada y, por lo visto, la serie. La desgracia, la oscuridad, el trauma, parecen perdurar, muy a pesar del cambio en la línea temporal.

Carrie (¿Laura?) grita horrorizada. El pasado dicta el futuro…

Me limité a resumir lo visto porque francamente es muy poco lo que puedo comentar. ¿Qué pasó? No sé. Como con todo lo que produce Lynch, el sentido parece estar ahí, al alcance de la mano, pero cuando se trata de tomarlo desaparece, se escurre o se apagan las luces y ya no sabemos dónde está. Si quisiera aventurar algo, diría que cuando Cooper regresó a evitar que Laura fuera asesinada, algo salió mal y provocó una línea temporal en la cual Laura ni siquiera existió, aunque su ser sí se encarnó en alguien más. Sin embargo, lo que se escapa entonces es las intenciones que Cooper podía tener al llevarla de vuelta a Twin Peaks. ¿Es que no está al tanto de la situación y cree que, aunque Laura ya no sea Laura y la historia se haya desarrollado de otra manera, Sarah está aún en su casa lamentándose por su hija? Por lo visto, así es, pero…

Pero… pero… creo que esa adversativa es la exclamación más probable en cualquier persona que haya seguido Twin Peaks, ya sea desde su transmisión original en los noventa o desde cualquier momento entre el poco más de cuarto de siglo que ha transcurrido. Hay demasiadas preguntas, demasiados vacíos que solo podemos llenar especulando, reviendo lo que tenemos una y otra vez, pescando hasta el más mínimo detalle ahí donde aparezca y elaborando teorías que arrojen alguna luz sobre este cierre tan literal y figurativamente oscuro.

¿Qué pasaba realmente con Audrey? Tal vez nunca lo sabremos…

En cuanto a vacíos verdaderamente grandes, podríamos enumerar algunos:

  • Mucho de lo visto en la mítica «Parte 8», sobre todo lo relacionado con la pareja de jóvenes y la sapolilla, quedó en el aire, sin una relación directa con el resto de la serie. ¿Quiénes eran estos jóvenes?, ¿por qué los leñadores aparecieron en ese pueblo?, ¿por qué la sapolillla se introdujo en la muchacha?
  • Audrey… tal vez, lo más doloroso. ¿Qué pasó con ella?, ¿dónde está?, ¿cuál fue la intención de incluirla en la serie, si simplemente se le iba a abandonar así?, ¿está viva?, ¿está loca, encerrada en alguna institución? En lo personal, lo que más me afecta es que su aparición haya sido tan tardía, pues esto alimentó mi esperanza de que su rol sería significativo de cara al desenlace. Pues no lo fue y tocará vivir con eso.
  • ¿Quién creó a Dougie originalmente?, ¿por qué vivió con Janey-E e incluso llegó a tener un hijo con ella?
  • ¿Qué tenía que ver Buenos Aires en todo el lío? Si recuerdan, cuando Cooper-malo estuvo encarcelado, hizo una llamada que provocó la desaparición de un misterioso aparato en Argentina. Si mal no recuerdo, se supone que Phillip Jeffries llegó a viajar a ese país por alguna razón, pero el hecho dista mucho de explicar lo ocurrido tras esa llamada del döppelganger.

Y tal vez así podríamos seguir, enumerando situaciones extrañas, aparentemente inmotivadas, que al final devinieron viejas preguntas destinadas desde siempre a quedarse sin respuesta. ¿Es doloroso? Por supuesto. Conforme avanzaba el último episodio y notaba que gran parte de él se iba en larguísimas escenas de Cooper manejando, cuando notaba cómo cada vez quedaba menos tiempo y mucho de lo que quería ver aún no ocurría, conforme perdía la esperanza de que ocurriera, la sensación de vacío y frustración no dejaba de aumentar. Cuando finalmente aparecieron los créditos, me sentía traicionado, burlado, como si tanto tiempo viendo, analizando y escribiendo sobre la temporada hubiera sido un desperdicio. Sin embargo, conforme pasaron los minutos y me fui calmando, comprendí que en realidad cualquier otra cosa hubiera sido la verdadera traición. Un final feliz, simple, cerrado y definitivo hubiera sido lo más lejano al espíritu no solo de Twin Peaks, sino del propio Lynch quien, como sabemos de sobra, es un especialista en crear narrativas desafiantes y que, precisamente, mueven a la intriga y la sostienen mucho después de haber terminado. Ese es su arte, esa es su visión. Lo demás, nos toca a nosotros.

El incansable Cooper trata de guiar a Laura a la seguridad

Así, mis lectores, llega a su fin esta gigantesca serie. Si continuará, pues habrá que esperar para saberlo. El caso es que David Lynch y Mark Frost nos dieron, de nuevo, un material digno de comentarse de aquí a veinticinco años más cuando, estoy seguro, estaremos aún considerando posibilidades y tratando de entender realmente lo que vimos. El vacío en mi interior crece y amenaza con desbocarse, pero mantenerlo ahí, vivo pero controlado, es la parte que me toca. Después de todo, Twin Peaks fue siempre sobre esos silencios, esas áreas difusas en las que a veces se esconden peligros insospechados que ignoramos por estar muy ocupados en otras cosas. Ese vacío que se empeña en perdurar más allá de nuestros intentos por llenarlo. Ese vacío que, a la larga, es mejor aceptar y tratar de comprender.

Por ahora, «see you at the courtain call…»

1 COMENTARIO

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