Tras un atraso en el lanzamiento del juego en busca de mejorar las primeras horas de juego, We Happy Few ya está con nosotros. El título salió en Early Access desde 2016 y en 2018 salió a la venta de forma completa. Con dos modos de juego, historia y sandbox, entramos a un mundo alternativo de la segunda Guerra mundial, donde Alemania logró hacer trizas al Reino Unido y la isla es un lugar paupérrimo donde la esperanza ya no existe -a menos que te dopes.

Son los años 60, y el Reino Unido ha sucumbido ante los alemanes. La ciudad de Wellington Wells ha caído en lo más bajo luego de que la sociedad se viese atrapada por una droga de píldora llamada Joy -o gozo en Español, creada para hacerles olvidar lo nefasto de los días en los que viven. De hecho, por esta droga es que comienzan los problemas de nuestro protagonista Arthur (hay otros dos que conoceremos más adelante), pues Arthur decide no usar nuevamente la droga aún conociendo las consecuencias que esto le traerá, todo con el propósito de encontrar a su hermano, quien fue llevado por los alemanes hace ya muchos años.

Cuando sus colegas del trabajo notan que Arthur no es el mismo debido que decidió dejar de tomar la píldora, la toman contra él, y le echan de la ciudad. Los efectos por no usar la droga se notan al instante, pues cuando se toma, automáticamente la persona expresa felicidad en su rostro, el mundo a su alrededor literalmente cambia y es muy bello, al contrario de cuando los efectos de la misma pasan, donde la realidad se hace visible, y llegan la tristeza, la pena y los recuerdos de tiempos de dolor. Todo aquel que no esté feliz -osea que no tome la píldora, es llamado downer (o aguafiestas según la traducción del juego), y será desterrado de la ciudad.

Lo primero que notamos es la gran diferencia entre la versión anterior y esta final, donde los cambios son palpables, y de primeras vemos los entornos muy cambiados, aunque no tanto en lo narrativo en relación al inicio del juego, pero sí en donde este da comienzo. Este nuevo arranque es muy bueno, y logra engancharnos con su trabajo de diálogos -sobre todo en la actuación de las voces, y lo intrigante de su trama Todo el tema que Compulsion Games se inventa es genial, la historia, los personajes, música, diseño del mundo son de gran calidad. El juego cuenta con una narrativa fantástica apoyada por un arte fenomenal.

La jugabilidad se basa en la supervivencia. Vamos a ir recolectando una cantidad considerable de distintos recursos con los que podremos elaborar todo tipo de objetos, mejoras, medicinas, atuendos, etc. Todos tienen una función útil, y para hacernos con estos recursos podemos hacer uso del sigilo o la fuerza. A lo largo de las distintas islas que conforman el mapa del juego hallaremos cofres escondidos que podremos recuperar cavando, o si preferimos, podemos entrar a una casa de alguna familia inocente a robar sus pertenencias, todos en We Happy Few tienen poco, y lo defenderán con la vida. Una parte importante del juego es el tema del gozo, estando dentro de las ciudades que se rigen bajo el esquema de la felicidad, nos veremos en muchos apuros tratando de estar siempre alegres, las píldoras tienen un efecto que no se prolonga durante mucho tiempo, lo que nos hará estar en una tediosa carrera contra el tiempo mientras tratamos de lidiar con las misiones principales al mismo tiempo que controlamos nuestro gozo para que los demás no nos vean y busquen aporrearnos.

En lo que a misiones respecta, hay una variedad cuantiosa, el ambiente e historias creados para el juego se prestan apara un abanico amplio de tipo de cosas por hacer, pero se dividen en dos clases muy arraigadas: misiones de sigilo (que fácilmente pueden desencadenar en todo lo contrario) y misiones sin sangre de por medio. Todas van acompañadas de algún elemento narrativo, que le agregan una salsa extra para que evitan que la monotonía toque la puerta muy temprano. Con misiones principales que dirigen el hilo de la trama con una riqueza muy buena y otras secundarias que aportan ese conjunto extra de condimentos que enriquecen el contenido a los que siempre desean más.

Aquí es importante mencionar que no estaremos controlando a un personaje todo poderoso, lo mejor de Arthur es que aunque esté en un videojuego, él se siente más humano que otra cosa, sus comentarios al pelear con alguien a quien termina matando nos hacen ver que Arthur no se siente bien con lo que está haciendo, es un hombre normal, que va al trabajo, tiene sentimientos, y se siente mal cuando hace cosas que moralmente no son correctas, por otro lado, cuando ve a alguna persona pasando una necesidad -y que sea parte de la narrativa, podremos ayudar a esa persona si queremos a modo de misión secundaria, por ejemplo, en un momento dado del juego topamos con una anciana que llora, y al hablar con ella, Arthur recuerda momentos de su vida con su hermano, y decide ayudar a la señora, o ¿Qué tal darle una mano a un hombre despechado a recuperar a la dama que ama? Situaciones de este tipo, o los comentarios de pena cuando le toca registrar un cadáver y situaciones así, nos hacen sentir más como si se tratase de una vivencia real dentro de un mundo de fantasía, más allá de un juego de video. Y eso, es algo genial que pocos juegos hacen.

We Happy Few me encanta visualmente, la atmósfera creada para el juego es fantástica, me maravilla ver la decadencia de los edificios en el mundo fuera de las ciudades (donde son enviados todos los downers), el cambio visual que se refleja cuando tomamos la droga está hecho con una sutileza hermosa, el mundo en general está creado con mucho amor, y es tan placentero visualmente que a veces te olvidas la razón por la que todo está destruido. La mejor forma de describir el arte en We Happy Few es una mezcla entre Dishonored y Fallout 4, es simplemente excelente.

Pero así como existen cosas que me invitan a volver cada día después del trabajo a seguir jugando a We Happy Few, hallo cosas que hacen que me quiera detener, el juego tiene muchos bugs, los NPCs son lo más bugueado del juego, podremos encontrarlos de pie, pero a media altura del suelo, pegados a una pared, pero de pie, veremos a otros sentados, pero trasladándose de un lado a otro de cuclillas, algunos podrían tenernos literalmente a su costado y no percatarse de nuestra presencia aunque la sala esté iluminada, así como dejarían de perseguirnos con solo girar en una esquina y detenernos un centímetro después del ángulo. Son cosas pequeñas, algunas ayudan (lo de escapar por la esquina), pero otras se ven muy mal, y necesitan ser mejoradas.

En la historia deberemos ir abriéndonos paso a lo largo de islas que conforman el mundo de We Happy Few, en cada una de ellas existen bunkers parecidos al de la foto arriba, que tienen la función de darnos refugio para dormir, confeccionar objetos en mesas de construcción y químicas, y hasta nos dan acceso a una máquina especial que puede albergar todos los objetos que llevemos encima. Arthur puede cargar un número limitado de cosas, más bien de peso, y si lleva mucho encima, irá lento. El peso no es el único factor a tomar en cuenta, tomar muchas pastillas de Gozo pueden crear problemas mentales en Arthur, una dependencia de la misma le causará un estado mental catastrófico, que no va a permitir que tomemos pastillas durante un buen rato, exponiéndonos a que nos tomen por aguafiestas. Es un juego de usa pero no abuses, que llega a ser bastante molesto, pero entendemos que es parte del juego, de la historia, y sobretodo, porque abusar de cualquier cosa que conlleve a un vicio, es malo y punto.

Con el singular efecto del gozo tocamos otro de los aspectos del juego que no son tan bonitos, el efecto del mismo pasa tan rápido, que siempre estaremos corriendo por buscar un dispensador de los que hay por algunas de las calles de las ciudades, si no logramos llegar a tiempo, todos, absolutamente todos los NPC’s nos van a querer golpear, incluso si tratamos de correr para llegar a un dispensador, se enojarán, y causaremos sospecha, esto se arreglaría fácilmente con un par de tweaks en la duración del gozo, pues es algo muy frustrante y molesto estar pendiente de la felicidad cuando tienes un puñado de cosas por hacer relativas a las misiones o cosas secundarias del juego.

Muchas de las ideas que se implementaron en la creación del juego –sobretodo argumentales– tienen que ver con la pérdida de un familiar muy cercano que tuvo uno de los miembros del equipo desarrollador previo a la creación de We Happy Few, el uso de antidepresivos y ciertas conductas asociadas a una depresión que vemos en el juego, son quizá muchas de las experiencias vividas por uno de los creadores del juego en su vida personal. Por si no lo sabían, el nombre del juego viene de una de las líneas del discurso del día de San Crispín de Enrique V. de Shakespeare, donde el Rey Enrique trataba de dar un poco de valor extra a sus soldados previo a una batalla donde no eran numéricamente mayoría: »From this day to the ending of the world, But we in it shall be remember’d; We few, we happy few, we band of brothers».

We Happy Few

Ese mismo valor es el que saca Arthur para dar con su hermano perdido. Haciendo cosas que él nunca se imaginaría, teniendo mucho miedo, cautela, pero siempre la convicción de remediar una situación que según su sentir, aconteció por su propia culpa, algo que le atormenta muy a menudo en el juego, y nosotros lo viviremos junto a Arthur por medio de flashbacks en algunos momentos del juego. Estos recuerdos vienen a fortalecer una trama que por momentos se puede llegar a perder por parte del jugador por las muchas cosas qué hacer en el juego que se asocian con la necesidad de crear artículos de curación, ropas, objetos, etc, donde gastamos mucho tiempo y esfuerzo.

En resumidas cuentas, We Happy Few hace que haya valido la pena la espera, si tienes la paz suficiente para soportar la necesidad de tomar pastillas cada diez minutos del juego (literalmente), puede que logres disfrutarlo al 100%. Con esto no decimos que el juego sea desesperante en este sentido, pues entendemos que la historia gira en torno a cuánto es la gente adicta a este fármaco, así que esta queja es algo que viene muy de mi propia perspectiva, y quizá no resulte tan molesta para otros. Ya si hablamos de las cosas buenas de We Happy Few, pues todas las dijimos anteriormente, su arte, su propio carácter que le convierte en un título muy distinto a lo que estamos acostumbrados le da el condimento suficiente para que sea un juego muy bueno, digno de una oportunidad, y con una historia muy buena que contar.

We Happy Few fue desarrollado por el estudio Compulsion Games, y se encuentra disponible para todas las plataformas de nueva generación, a un precio de $60 USD.

10 COMENTARIOS

  1. Dünya Sanat Günü’nde Kıbrıs Çağdaş Sanat Müzesi’nin 165 yapıtı bir ortaya
    getirdiği dört şahsi stant, Cumhurbaşkanı Ersin Tatar tarafınca Yakın Doğu Üniversitesi Hastanesi Stant
    Salonunda açıldı Kıbrıs Çağdaş Sanat Müzesi’nin Dünya
    Sanat Günü’nde gerçekleştirdiği 165 yapıttan oluşan dört şahsi.

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