Hace una semana, el pasado 9 de julio, The Couch cumplió tres años. Nuestro medio inició nada más y nada menos que cubriendo el Comic-Con de San Diego. Para una persona amante de los cómics, el cine y la televisión, San Diego es algo así como la meca de todo lo geek. Es el lugar de peregrinaje al que todos los años personas de todo el mundo asisten para conocer a sus autores y artistas favoritos, para ver un panel de una franquicia taquillera o hasta para comprar figuras coleccionables exclusivas.

Como sabemos que ir al SDCC o al E3 es el sueño de muchos, quisimos conmemorar nuestro aniversario contando cómo es asistir a un evento de este tipo, tanto para un medio geek como para un fan. De estos eventos suelen quedar muchas historias y anécdotas que rara vez llegan a un artículo donde solamente se habla sobre noticias y trailers. Este es un artículo más personal, con más detalles sobre mi experiencia en el Comic-Con de San Diego del 2015, como fan y como editora de un medio.

Primero que nada, vale la pena mencionar que el 2015 fue sin duda uno de los mejores años para la convención, principalmente por lo que representó el panel de Star Wars. Hay momento icónicos en la historia del Comic-Con, como el trailer de Iron Man 1 que se presentó en el 2007 dando inicio al MCU o la vez que Tom Hiddleston tomó el escenario vestido de Loki en el 2013. El panel de Twilight en el Hall H en el 2008 marcó un antes y un después, tal vez no por la calidad de la cinta, sino por el tipo de películas que a partir de ese momento se presentarían en la convención, así como el tipo de fans extremos y las interminables filas que inician desde la noche anterior, algo que no era tan común antes de ese año.

El panel de Star Wars: The Force Awakens sin duda alguna ha sido uno de esos momentos inolvidables, pero de eso hablaré más adelante. El 2015 marcó un record de asistencia y también un record en la hora a la que las personas se empezaron a formar para entrar al Hall H.

Cumplir el sueño de toda la vida

Pasar de ver paneles por Youtube de Avatar: The Last Airbender y de Lost cuando estaba en el colegio por ahí del 2006 a estar frente al Centro de Convenciones de San Diego es algo surreal. En años anteriores había intentado comprar badges para asistir, pero esa tarea es casi imposible. Uno debe crearse un Member ID, luego entrar a una página que es como una sala de espera y luego entrar a ver qué logra conseguir. Para un mortal si acaso se puede conseguir un pase para uno o dos días, y nunca para los días con paneles importantes.

Para el 2015 averigué cómo ir como prensa, mandé algunos textos que había escrito e hice todos los trámites necesarios. Después de ser aprobada, solo quedó comprar los tiquetes y buscar un Airbnb para hospedarme con mi mamá que me acompañó durante el viaje (esto ahorita es irrelevante, pero va a ser importante en otra anécdota).

El hospedaje es todo un tema. La organización de la convención publica una lista de hoteles cercanos y otros un poco más alejados pero hay que inscirbirse antes, usualmente los espacios se van en cuestión de minutos al igual que los badges y además, todos los hoteles tienen precios super elevados por la temporada. En el caso de que uno consiga quedarse en un hotel, hay un servicio de buses gratuito que opera todo el día y que pasa por todos los hoteles, pero sale mucho mejor hospedarse en un hostel o en un Airbnb. También sale mucho mejor ir en grupo por muchas razones. Sin embargo, las veces que he podido asistir, he ido sola a la Convención. Se disfruta, por supuesto, pero a veces puede ser complicado.

Preview Night y Exhibit Hall

La convención oficialmente es del jueves al domingo. El miércoles a veces tiene el estreno de un piloto o algunos adelantos pero ninguna conferencia, entonces es un día que la gente puede aprovechar para visitar el Exhibit Hall y comprar figuras. Para muchos el Comic-Con es eso, ir a comprar exclusives. Son como dos mundos dentro del Centro de Convenciones.

El Exhibit Hall a su vez está dividido en varias secciones. Hay una parte de booths de estudios donde está Warner, Lucasfilm, Nickelodeon y demás y las principales casas de cómics, DC y Marvel. Si se tiene suerte allí se puede ver actores y actrices después de que presentan su panel, y también artistas de comics y autores de libros los cuales suelen ser bastante más accesibles. Si se tiene aún más suerte y uno ganó una rifa, se puede conseguir algunos autógrafos.

Eso es algo que diferencia al SDCC de otras convenciones, obviamente se venden firmas, pero las más importantes son gratis. Eso no quiere decir que sean fáciles de conseguir, para no perder la costumbre hay que hacer una fila gigante, también desde el día anterior, para participar en una rifa. O sea, uno puede acampar y ni siquiera eso le garantiza que vaya a conseguir la firma que quiere (como fue mi caso en el 2016 intentando conseguir la firma del elenco de Game of Thrones).

Eso sí, si uno baja un poco sus expectativas y es amante de los cómics o la literatura, es mucho más sencillo conseguir la firma de un autor como Bryan Lee O’Malley (Scott Pilgrim) o Patrick Rothfuss (The Name of the Wind) o ver por ahí a artistas como Nichelle Nichols (Uhura en Star Trek: la serie original). Muchos solo piden que uno compre un comic, pase por una pulsera con anticipación o haga una fila breve (para el SDCC una fila breve son unas 50 personas).

También uno puede aprovechar y tomarse fotos en diferentes escenarios de series, con naves de Star Wars, Legos gigantes y si son como yo hasta con Bob Esponja.

En el Exhibit Hall también están las marcas grandes como Hasbro y Lego. Por ahí se pueden encontrar también casas independientes y booths de artistas más pequeños, webcomics, y una sección gamer con estaciones de compañías como Nintendo, Ubisoft y Capcom. Hay un «Callejón de Artistas», un espacio donde artistas de cómics, ilustradores, entintadores y talento creativo exhibe y vende su arte. También se pueden encontrar obras firmadas ya sea por el autor o incluso por nombres como Stan Lee (obviamente en estos casos se debe pedir un certificado de autenticidad).

Luego están los vendedores, que sería algo similar a lo que hay en los eventos locales pero multiplicado por 800. Además de las tiendas grandes hay una enorme cantidad de puestos que venden ropa, cómics, figuras, accesorios y un sinnúmero de objetos. Hay de todo tipo y de todos los precios. Es ciertamente abrumador, uno lo quiere todo y a la vez es tanto que uno no sabe a dónde ver o qué comprar. Se puede pasar horas, días completos ahí, por eso es que es buena idea ir el miércoles o alguno de los demás días en la noche, para no perderse de ningún panel importante. Si uno lo deja para el final, para el domingo que suele ser un día más flojo en paneles, es muy probable que ya no encuentre lo que buscaba.

Esto es solo lo que hay en el Exhibit Hall, pero el Comic-Con se extiende a hoteles aledaños donde también hay desde torneos de videojuegos hasta paneles sobre anime y conferencias de prensa. Los paneles más importantes ocurren en Hall H y Ballroom 20 que son los salones más grandes, pero de igual forma siempre hay conferencias interesantes en otros lugares, todos los días que dura la convención. Incluso hay muchas actividades sucediendo alrededor que no requieren un badge, para que las personas o familias puedan disfrutar incluso si no tienen un badge para todos los días.

Hall H: ¿vale la pena pasar la noche afuera?

Del Comic-Con quedan tantas historias y tantas fotos (muchas sin publicar, como la mayoría de veces que uno viaja) pero mi favorita fue la noche del jueves 9 de julio y todo lo que sucedió el viernes 10 de julio.

El Hall H es este lugar donde se presentó el elencó de Avengers por primera vez. Es el lugar donde en un mismo fin de semana uno puede ver a todo el elenco del MCU en un escenario, incluyendo a la nueva Captain Marvel y al día siguiente ver a Eddie Redmayne bajarse del escenario a repartir varitas mágicas. Es este lugar donde solo la reacción de los fans puede hacer que un estudio consiga un trato millonario. Es algo que creo que le cambia la vida hasta los actores y actrices que pasan por ahí. Y es el lugar donde en el 2015 pude ver a Carrie Fisher, Mark Hamill y Harrison Ford en un mismo escenario con el director de mis series favoritas y los nuevos protagonistas de la nueva película de Star Wars.

El jueves por la mañana pude ingresar por primera vez al Hall H. Llegué temprano en la mañana y la fila era bastante larga, yo decía que llegaba al mar. El centro de convenciones está frente a un embarcadero, literalmente era el mar.  Claro, eso no era nada comparado con la fila que iba a hacer el día siguiente. Ese día no acampé y aún así pude entrar y conseguir un campo decente entre las más de 6500 personas. De camino también vi que habían personas en cobijas y sleeping bags hacia la dirección opuesta, les pregunté que para qué era esa fila y supe que estaban acampando no para el jueves, sino para el viernes o incluso el sábado.

A partir de cierta hora de la mañana la fila se iba agrupando y encogiendo conforme las personas se iban colocando cada vez más cerca, recogiendo sus sleeping bags y bolsas de comida. Desde donde estábamos nos fuimos agrupando hasta llegar a unos toldos frente a la entrada del Hall H, los «chutes». Ese día fui vestida de Raven. Halloween es de mis días favoritos del año y yo amo disfrazarme pero creo que nunca había hecho cosplay, y claramente no tenía la menor idea de qué hacer o qué cara poner cuando la gente me pedía una foto, pero fue divertido. Ir al Comic-Con sin hacer cosplay no es lo mismo.

Durante la fila de ese día me hice amiga de un Jedi y un Whovian que me dijeron que ya por estar ahí en los «chutes» ya de fijo íbamos a entrar. El Jedi también me dijo que a pesar de ser muy fan de Star Wars ni siquiera iba a intentar entrar a los paneles del viernes porque había gente que ya estaba acampando para entrar. Su mensaje no me desmotivó, yo iba a entrar ese día sí o sí.

A eso de las 9:30 am abrieron las puertas. Cerca de la entrada había una señora vestida de Wonder Woman con un cartel que decía «Prepare! The End of The Line is Nigh!». La señora nos gritaba mensajes de apoyo «¡Lo lograron! Finalmente están aquí. Todas esas horas de espera valieron la pena». Me pareció muy simpático, no se quién es esa señora pero siempre está ahí al final de la fila de Hall H. No es parte de la organización, simplemente es una señora que le gusta darle apoyo a este poco de personas lo suficientemente desquiciadas como para querer hacer fila y acampar una o más noches antes. Luego entendí que la gente en San Diego es así. Probablemente esa señora vive en San Diego y todos los años va a hacer lo mismo. También es gracioso porque en este tipo de eventos siempre hay en alguna parte algún predicador religioso con un cartel de «The End of the World is Nigh».

Finalmente entramos y era inevitable gritar de emoción. Conseguimos un campo semi decente, yo me instalé, abrí mi trípode y monté mi cámara. El primer panel fue de una película que no recuerdo el nombre pero lo importante era que salía Bill Murray. Esta también era su primera vez en San Diego. Durante este panel una muchacha vino a decirme que no se permitían trípodes entre el público. Le dije que tenía un pase de prensa y me dijo que entonces podía ir a la zona de prensa (obvio había una zona de prensa, ¿cómo no lo pensé?).

Me ubicaron bastantes metros más adelante, a un costado del público desde donde me acomodé entre un fotógrafo de agencia y una muchacha de Fox tirada en el piso con su laptop intentando escribir una nota. Ahí me quedó claro que era cierto que la prensa no tiene ningún trato preferencial, al menos la mayoría, a menos que uno sea IGN o Entertainment Weekly. Pero aún no me aclaraba la duda de cómo entraba la gente de esos medios al Hall H. Estaba completamente segura de que no hacían la fila que yo hice esa mañana ni mucho menos acampaban.

Pero bueno, ya estaba en Hall H, ya estaba ubicada en la prensa y desde ahí pude ver a Bill Murray. También un panel de los Juegos del Hambre. Nunca fui muy fan de las películas pero recuerdo que hicieron una entrada muy épica con soldados vestidos de blanco y que durante el panel Jennifer Lawrence fue muy rara y graciosa (lo normal). Y finalmente, la razón principal por la que estaba ahí en ese momento y no haciendo fila para el día siguiente, el panel de Doctor Who. Pude ver a Peter Capaldi, Jenna Coleman, Michelle Gomez y Steven Moffat.

El Hall H tiene capacidad para unas 6500 personas. Tiene varias pantallas para que los que están más atrás puedan ver. Tiene baños, para los cuales también hay que hacer una fila gigante, obvio. Si uno sale a comprar comida le dan un tiquete para que pueda volver a entrar en 30 minutos. Algunas personas usan estos pases para poder entrar sin hacer la fila, pidiéndoselo a alguien que no va a volver a entrar o hasta ofreciéndoles dinero. También hay gente que tal vez no logró entrar al primer panel, pero se quedan en la fila de afuera y si la sala se vacía un poco en algún momento puede entrar.

Apenas terminó ese panel, me fui a dar una vuelta rápida por el Exhibit Hall y después de eso me fui a la casa a bañarme y vestirme de Rastafarian Targaryen. Creo que el total de personas que entendieron ese chiste fue… 2. Y de vuelta al Convention Center para la fila de Hall H del viernes. Los paneles de ese día eran The Walking Dead, Game of Thrones y Star Wars. Según había investigado, con que uno llegara antes de las 11 pm del día anterior de fijo podía entrar. Yo llegué como a las 7 pm.

La fila iniciaba cerca de la puerta de Hall H en unos toldos, cruzaba la calle, continuaba por el Embarcadero, daba toda la vuelta por el Marina Park South, seguía frente a varios hoteles y se metía al Marina Park North. Dos veces en mi vida he pasado la noche en una fila para ver un panel de Star Wars, en este Comic-Con que estuve a la intemperie y en el Star Wars Celebration del 2017 que dormimos bajo techo, pero con un aire acondicionado que parecía un congelador. No se qué es peor. Me atrevería a decir que prefiero el aire libre. Tampoco voy a mentir, el ambiente es vacilón y no es tan trágico, pero se pasa mucho mejor si uno va con amigos.

Antes de irme me comí algo y también pasé por snacks. Llevaba dos baterías externas cargadas, mi teléfono con internet, un aparato extra con una datacard para tener internet más rápido, mi cámara y algunas baterías extra. Según yo, iba preparadísima. También llevaba mi sleeping bag. Esa fue mi cama por esa noche, pero también era algo que sabía que me iba a estorbar mucho el día siguiente, ¡¿quién quiere andar cargando un sleeping bag todo el día?!

Todo cambió cuando la nación del hambre atacó. Intenté contactar a mi mamá para que fuera a llevarme comida y agua. En mi cabeza no iba a ser difícil encontrarme porque solo tenía que seguir la fila hasta verme. ERROR. Como pueden ver, la fila llegaba hasta el otro lado del Embarcadero, después de unos botes, en media bahía de San Diego, en medio de miles de personas usando su celular. Obviamente ahí no había señal ni internet. No recuerdo cómo, entre señal de wifi robada de hoteles cercanos y entre pedir un teléfono prestado logré decirle donde estaba y solo se que pasaron varias horas antes de poder comer e ir a un baño público cercano.

Quiero hacer un paréntesis para hablar un poco sobre San Diego. Mientras yo pasaba todo el día metida entre paneles, firmas de autógrafos y filas, muchas filas, mi mamá pudo disfrutar más de la ciudad de San Diego, y tengo que decir que es un lugar precioso. La gente es absurdamente amable y el Balboa Park, sus museos y jardines es algo que enamora. Le recomendaría a cualquier persona que vaya a San Diego incluso si no es en época de Comic-Con.

Ahora, en época de Comic-Con también hay un ambiente de amistad, de sentir que uno está con gente que lo entiende, que entiende el hype. Entonces es normal y necesario hacer amigos en las filas. En la de Hall H particularmente, es normal que algunos actores se den una vuelta para saludar y tomarse fotos (varios de GOT llevan años haciéndolo), o que Zack Snyder pase en un batimóvil. Es normal que llegue un latino y te preste una cobija o que a media noche llegue un grupo random de personas con varias decenas de pizza gratis para repartir entre la gente. Esto lo hizo la tienda So So Happy, que tenía un puesto en la Convención y al menos en mi caso, se ganaron un nuevo cliente. Esa pizza me dio toda la energía que ocupaba para lo que venía.

La noche fue fría e incómoda, pero en la mañana la fila se empezaba a acortar mientras la gente se levantaba y recogía sus pertenencias. Toda esta fila era para que en algún momento de la noche nos dieran unas pulseras que garantizaban que podríamos entrar al Hall H. Ya con la pulsera uno se podía ir a la casa a dormir si quería, pero la mayoría de gente se quedaba para conseguir un buen campo.

La cosa es que nunca nos entregaron nada, o al menos para los que estábamos tan lejos nunca llegaron. Hubo un enredo porque aunque la fila seguía dentro del Marina Park South se saltaron a esas personas y luego había gente reclamando, la cuestión es que había mucha incertidumbre sobre si íbamos a poder entrar o no. Nos dijeron que ya no habían wristbands. Mucha gente perdió la fe y se fue para su casa.

Fue en ese momento cuando había que tomar una decisión. Todos estábamos cansados, desmotivados, era como la 1 am y al parecer ya no había esperanza. Daban ganas de darse por vencido. En el Comic-Con suelen pasar unos carritos manejados por una persona en bicicleta, los pedicabs. Muchas veces están decorados o traen publicidad de series o películas. Justo en ese momento, cuando estábamos apunto de tirar la toalla, pasó un carrito de esos lleno de luces de neón. Recorrió toda la fila mientras en sus parlantes sonaba a todo volumen «Don’t Stop Believing» de Journey. Llámenme cursi pero… ¡para mi eso claramente fue una señal!  Ya habíamos pasado gran parte de la noche ahí, ahora había que quedarse.

Las horas fueron pasando, el sol empezó a calentar y la fila cada vez se iba acercando más y más al Centro de Convenciones y a los toldos del Hall H, conforme las personas iban recogiendo sus cosas. La gente empezó a entrar y básicamente solo estábamos esperando a ver si entrábamos o si en algún momento nos decían «hasta aquí» y nos quedábamos afuera. Mientas estaba en esa incertidumbre logré hablar con mi mamá. Al final de cuentas la fila fue avanzando y la sala se fue llenando y cuando estaba justo frente a la puerta a punto de entrar, vi a mi mamá, le lancé el sleeping bag por los aires y ella me dio una batería de la cámara que había dejado (hay un video de todo esto que grabé sin darme cuenta donde me oigo gritando «¡MAMI!» pero no lo voy a subir por obvias razones).

Estar adentro se sintió como haber desbloqueado el logro más importante del juego. Estaba apunto de ver a los creadores y artistas de una de las series y una de las películas más importantes de todos los tiempos. Ya una vez ahí, todo valió la pena. Los paneles de TWD y GOT estuvieron geniales. Mientras todo esto pasaba y yo tomaba cientos de fotos y videos. Entre un panel y otro descargaba las fotos en la laptop y se las enviaba a los demás editores de The Couch para que las fueran publicando en nuestra nueva página en tiempo real. Sí, a veces era difícil recordar que uno está también trabajando y no solo fangirleando.

Antes de iniciar el de Star Wars nos dijeron que la prensa se tenía que pasar al lado derecho justo a la par del escenario. Logré ponerme lo más cerca posible, no era un lugar cómodo pero ibamos a estar a escasos metros de Harrison Ford, Mark Hamill, Carrie Fisher, John Boyega, Daisy Ridley, Oscar Isaac, Adam Driver, Domhall Gleeson, Gwendolyn Christie, J.J. Abrams, Kathleen Kennedy Lawrence Kasdan.

Chris Hardwick introdujo el panel diciendo que sabía que mucho llevábamos esperando un largo tiempo para estar ahí, décadas, y que no íbamos a estar decepcionados, que estar en el panel de The Force Awakens era algo que le íbamos a contar a los nietos. No exageraba. El director y los actores fueron entrando por partes, de último Carrie, Mark y al final Ford, quien le dejó claro a todos que estaba completamente recuperado de su reciente accidente en avioneta. Entró, miró a los ojos a Mark por un momento, le dio un beso en la mejilla y uno en los labios a Carrie. Solo recordar ese momento genera tanta emoción. Ese instante de poder ver a los tres actores de la saga original juntos en el mismo escenario y a escasos metros es algo que jamás podría olvidar.

El panel tuvo grandes momentos, a pesar de que no se presentó ningún trailer. Vimos un detrás de escenas, conocimos a una de las creaturas hecha con efectos prácticos llamada Bobbajo que caminó por el escenario y escuchamos anécdotas graciosas. Al final, J.J Abrams nos sorpendió a todos diciendo que las 6500 personas que nos encontrábamos dentro del Hall H íbamos a poder caminar juntos hacia una locación donde íbamos a ver un concierto de música de Star Wars al aire libre. QUÉ. TAN. ÉPICO.

Antes de irnos de la sala presentaron a Kevin Doyle, un fotógrafo de Minnesota y Stormtrooper condecorado por la legión 501st que caminó ida y vuelta desde el Rancho Obi Wan hasta San Diego y de vuelta a San Francisco, por 1600 km en honor a su esposa que murió de cáncer. En el camino, nuestro editor Herberth Castro se lo topó mientras manejaba desde San Francisco a Los Angeles para asistir al E3 de ese año. Tienen que leer toda la historia porque es sumamente conmovedora e impresionante.

Kevin lideró el grupo de Stormtroopers que nos escoltó al lugar del concierto. Nos dieron un pase especial para poder entrar y un lightsaber de plástico que al día de hoy conservo como si fuera uno de verdad. Cada persona fue escogiendo el lightsaber que quería (obvio escogí el rojo) y nos dirigimos al concierto. Cuando llegué me quedé a un lado del escenario un poco atrás para poder ver mejor, justo al frente de un portón. Sin que casi nadie se diera cuenta, mientras estaba frente a ese portón, los actores pasaron frente a nosotros para pasar al escenario. Como si no hubiera sido suficiente haber estado a tan pocos metros de ellos unos minutos antes, los tuve de nuevo frente a mis ojos, les pude gritar que los amaba y tomar la foto más decente que logré en medio de la emoción.

El concierto inició con un mensaje especial de John Williams proyectado en las pantallas, el elenco subió al escenario y la Orquesta Sinfónica de San Diego ejecutó las piezas de la saga. Comenzaba a atardecer y las estrellas se asomaban en un cielo claro y despejado mientras las personas movían sus lightsabers. La noche finalizó con un juego de pólvora y las lágrimas de una fan de Costa Rica que acababa de tener el mejor día de su vida.

A la salida del concierto, vi a Daisy Ridley y John Boyega salir y montarse en sus respectivos autos. Realmente los fans más vivos tuvimos varias oportunidades de lograr una buena foto ese día en alguna de todas esas oportunidades.

Mi espíritu seguía emocionado, mi cuerpo solo quería llegar a dormir, pero tenía que hacer fila para entrar a los paneles del sábado, que entre otras cosas incluía a Batman v Superman, Suicide Squad, Fantastic Four, X-Men, Deadpool, Arrow y Flash. Para esa ocasión la fila era mucho menor y sí pude recibir un wristband en algún momento de la noche y volver a la casa a descansar un par de horas.

Los paneles del sábado no se quedaron atrás y realmente tuvieron momentos bastante épicos. Hubo cosas que no esperaba como ver a Daniel Radcliffe o a Stephen Amell vestido de Green Arrow. Obviamente ver actores como Will Smith, Hugh Jackman, Gal Gadot, Michael B Jordan o Michael Fassbender es muy emocionante. Pero nada me preparaba para lo que seguía.

Al final de los paneles de las películas de Fox, el elenco de Fantastic Four, X-Men, Deadpool y la recién confirmada Gambito, pasaron todos al escenario para una foto. Pero falta alguien que la tomara. Nada más y nada menos que F*CKING STAN LEE.

Yo estaba en la zona de prensa y se supone que solo me podía quedar ahí. Ya hasta me había hecho compita de la señora de seguridad que me decía «little one». En ese momento todo el salón perdió la cabeza. Yo agarré mi cámara y me lancé al frente del escenario para lograr una mejor foto. La señora de seguridad se me lanzó encima para quitarme. Las piernas me temblaban pero se hizo lo que se pudo. Y yo que creía que nada iba a superar lo que viví el viernes. Esto estuvo bastante cerca.

Para no hacer tan larga la historia (más larga de lo que ya la hice), el sábado conocí a un fotógrafo en la zona de prensa. Le conté todo lo que viví en los últimos dos días y él me reveló el secreto más importante para cubrir el Comic-Con y sobre todo los eventos del Hall H. Hay una puerta para la prensa. Esto no es algo que le dicen a la gente. Al menos no a la gente que va al SDCC por primera vez, supongo que es algo que a algunos nos toca descubrir por cuenta propia.

Para ser más claros, de los cientos de medios de todo el mundo que aplican y logran asistir al SDCC, es solo un grupo el que logra entrar al Hall H. Y es un grupo aún menor el que uno ve usando esa puerta. Y lo peor de todo es que es tan fácil como llegar, enseñar el badge y entrar. Nadie pregunta quién es uno o de qué medio o qué país. Esto podrá sonar obvio, es normal que en eventos grandes la prensa tenga accesos especiales, pero es tanta la cantidad de gente que va a San Diego que de verdad la prensa no tiene ningún trato especial.

Pues ya conociendo ese valioso secreto, esa fue la puerta que usé el domingo y el año siguiente que fui a la convención. Pero eso sí, si me preguntaran si me arrepiento de no haber conocido esa puerta antes, la respuesta es no. Hay algo que hace que cuando a uno le cuestan más las cosas, las valore más. Yo siento que me gané estar en el panel de Star Wars ese viernes. Siento que lo viví como el resto de fans, viví la incertidumbre, el frío, la pizza gratis, los carritos con luces de neón, las apariciones sorpresa y el sentimiento de satisfacción de tener una historia épica para contarle a los nietos.


Si llegaron hasta acá, gracias por leer. Aprovecho para contarles que este año The Couch volverá a San Diego. Dos de nuestros colaboradores nos estarán compartiendo fotos y videos de todas sus aventuras en la mejor convención de todas.

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